Víctor Díaz fue sincero: «El partido ha sido el vivo reflejo de la temporada, desastrosa a todos los niveles». Al capitán, sin ficha, le habría gustado despedirse en el campo, aunque le alegró hacerlo junto a Puertas. «El peor momento ha sido cuando él falló ... el penalti, que me he puesto a llorar porque ha sido ingrato». Para el sevillano, en lo personal, «es momento de reflexionar y hablar con el club para ver qué opciones hay para mí. El Granada tiene que volver a lo que ha sido», argumentó.
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Dio importancia al vínculo con la afición. «No podemos conformarnos con que el club baje así a Segunda. Tenemos que volver a Primera y ser un club estable». «No tengo nada decidido. Según las oportunidades, decidiremos» recalcó. «Mis hijos son sevillanos pero se han criado aquí. Tengo casa, unos vecinos maravillosos... y soy feliz, pero hay que ver qué proyecto hay. Mi equipo es el Granada y es al que pertenezco», afrontó. Entre los mejores momentos, se queda con el «sentimiento» de aquella semifinal de Copa. Entre los peores, los de este año, sin poderse sentir todo lo «útil» que le gustaría: «La afición ha sido muy paciente; les doy las gracias y les pido ayuda para la temporada que viene».
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