Distinta estampa
El Granada ha ganado poco en Bilbao, pero lo ha hecho en los últimos años con goles de Íñigo López y Jhon Córdoba. En ambos casos, con planteamientos cicateros
Víctor M. Romero
GRANADA
Domingo, 1 de diciembre 2019, 00:36
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Víctor M. Romero
GRANADA
Domingo, 1 de diciembre 2019, 00:36
El Granada pisa 'La Catedral', aunque se trate de la nueva sede del balompié vizcaíno. Un gran campo, moderno, donde España defenderá los colores nacionales ante una afición de lujo, entendida, histórica, de las que gustan por cómo animan a los suyos, más aun incluso ... en la dificultad, con el marcador en contra, en la derrota. El añejo San Mamés era un monumento al fútbol a venerar, igual que Atocha, Sarriá o el Villamarín. La gente que hay en la grada conoce el paño. Aplaudirán a la selección, como reconocen al rival cuando es mejor sin disimulo, lo que no quita el apoyo a su equipo hasta le extenuación. De los que piten, de los que lo hacen en las finales de Copa, no pienso escribir, se retratan con su conducta.
El Granada ha ganado poco en Bilbao, pero lo ha hecho en los últimos años con goles de Íñigo López y Jhon Córdoba. En ambos casos, con planteamientos cicateros. El actual Granada no es así de rácano. Todo lo contrario. Recordamos aquel cabezazo de Íñigo López en un partido de claro 0-0. Al defensa lo queríamos en las páginas de IDEAL para recordar la gesta, junto a Roberto Fernández y Fran Rico. Lástima que apareció ese mismo día pero por su implicación en el caso de los supuestos amaños de resultados. A pocos pudo extrañar. A Íñigo lo vimos 'autoexpulsarse' cuando vino el Córdoba a Los Cármenes y el Granada de Pina necesitaba la victoria para mantenerse. Quien la hace, a la larga la paga. Al murciano le pasó lo mismo. Ningún gesto antideportivo queda impune. Ya saben, ya pagará el francés el vino que se bebió...
En la época de Izcoa yLasa, el Granada siempre salía como víctima propiciatoria frente al Athletic. Ahora no tanto. Está arriba y pelea quizás con menos recursos pero con la misma garra y ambición. El Granada que ganó con Fabri yCaparrós, dos tipos que colocaban hasta el autobús debajo de la portería, tuvo suerte. Hoy el conjunto de Diego Martínez no esperará a que suene la flauta. A la fortuna. A que le toque la lotería sin comprar décimo alguno. Saldrá con empeño y valentía para frenar a esa gacela llamada Iñaki Williams y a morder con fiereza a la nueva pieza.
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