Gonalons pelea por un balón durante un partido contra el Barcelona en Los Cármenes. Al detalle, a día de hoy con una camiseta que guarda de recuerdo. Ramón L. Pérez | R. I.

Maxime Gonalons | Exfutbolista del Granada

Entrevista
«Creo mucho en el destino y le agradezco que me llevase a Granada»

«Allí viví una de las historias más bonitas de mi carrera, gracias a Diego Martínez, aunque no pudiéramos disfrutarlo plenamente por la pandemia», recrea el galo

Sábado, 28 de diciembre 2024, 00:54

Uno de los pilares del 'EuroGranada' de Diego Martínez, su vértice quizás, decidió retirarse del fútbol profesional el pasado mes de octubre. Maxime Gonalons gira desde entonces por algunas de las ciudades a cuyos vecinos hizo felices con su privilegiada visión de juego, a falta ... aún de pasar por Los Cármenes, donde jugó de 2019 a 2022. «Ya volví a la ciudad el año pasado con mi mujer, porque dejé buenos amigos, pero no fui a ningún partido; sí me gustaría hacerlo a la próxima con mis padres y mis hijos. A todos mis colegas que van por allí les recomiendo que disfruten del ambiente en el estadio. En el Granada viví una de las historias más bonitas de toda mi carrera, y participar en sus mayores gestas fue un privilegio», reflexiona ahora, amable ante la llamada de IDEAL.

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'Max' Gonalons se ríe cuando se le pregunta si comparte aquello de que si no hubiera sido por sus lesiones, nunca habría terminado en un equipo como el Granada recién ascendido a Primera división por entonces. «Jamás lo sabremos», responde, «pero fue el destino, y yo creo mucho en él y le agradezco que me llevase hasta allí. Decidió que pasara así y estoy completamente orgulloso de lo que hice, porque pasaron cosas preciosas. Tengo muchas imágenes grabadas en mi memoria».

Poco sabía Gonalons del Granada cuando le llegó su oferta. «Le veía a veces entre los resultados de LaLiga, que siempre seguí mucho, pero lo primero que hice fue llamar a mi excompañero Pape Diakhaté, con el que coincidí en el Olympique de Lyon, y me habló muy bien; sobre todo del clima andaluz, que ya conocía por haber vivido en Sevilla esa temporada previa. También me puse algún partido de la campaña anterior, la del ascenso, y me decidí a ir. Nunca me arrepentí», sostiene. Y eso que el día que firmó, al límite del cierre del mercado de verano, pasó de la mañana a la noche en la Ciudad Deportiva del club: «Fueron negociaciones complejas, pero no por mí; ni la Roma ni el Granada se ponían de acuerdo sobre lo que habían acordado el día anterior. Por suerte, todo salió bien».

Gonalons da una charla a sus compañeros en el vestuario. Clermont

Sin embargo, el galo vio muy claro que su nuevo equipo podía aspirar a algo más que la permanencia. «Fue lo que intenté transmitir a todos al llegar. Veía calidad y buenos futbolistas, y a cada partido que ganábamos les decía que podíamos clasificarnos para Europa. Me tomaban por loco, pero nos veía capaces y quería que lo sintieran», recalca. «Empezar tan bien la temporada nos dio mucha confianza. Y luego, estaba Diego Martínez, que fue quien escribió nuestros nombres en la historia del Granada», añade.

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«Diego nos llegó muy profundo a todos, también en lo personal más allá de lo futbolístico y lo colectivo; era muy influyente. Estaba en todos los detalles, antes y después de los partidos, en cada entrenamiento… fue muy significativo tanto en mi carrera como en la del resto. Nosotros jugábamos, pero él nos llevó a donde llegamos», le piropea Gonalons, que le desea «que entrene algún día a un gran club europeo y pueda transmitirle lo que sabe». «Tiene buena dirección táctica y, sobre todo, genera muchas emociones. Nos extrajo lo máximo», admite. «A mí en concreto me dio mucha confianza y me pedía, como a (Roberto) Soldado, que compartiera mi experiencia por muy básico que fuera mi español. Disfruté mucho del fútbol con él», agradece.

Compartió medular con Yangel Herrera y Ángel Montoro, entre otros. «Fue un regalo jugar con ellos», suspira. «Me facilitaban mucho la vida por su comprensión del juego. Yangel era nuestro 'box to box', marcaba muchos goles y tenía un impacto increíble sobre los partidos pese a lo humilde que era luego fuera del campo; y Ángel tenía una finura técnica y una pausa que vi en muy pocos futbolistas, y me impresionaba que viniera de jugar tantas temporadas en Segunda. Les adoré», expresa.

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Ambientes hasta la pandemia

«Me dio tiempo a vivir ambientes fantásticos en Los Cármenes, aunque no pudiéramos disfrutar plenamente de todo lo que conseguimos luego por la pandemia», lamenta Gonalons, que rememora la vuelta de la semifinal de la Copa del Rey con el Athletic como el duelo más especial de toda su etapa en el Granada. «Fue uno de los grandes momentos de mi carrera; brutal. Recuerdo el estadio lleno, con la afición como loca… fue una pena encajar al final, pero hicimos un gran partido», rememora, sumando también la goleada al propio Athletic luego para consumar la clasificación para la fase previa de la Europa League o la victoria del curso siguiente en el Camp Nou.

El galo asegura que prepararon aquellas memorables eliminatorias contra el Nápoles o el Manchester United «como si fueran partidos normales». «Diego nos daba mucha serenidad y por eso tuvimos ese recorrido tan bueno. Solamente dos o tres habíamos jugado antes en Europa y el grupo no sintió presión nunca», apunta. «Quizás con público hubiésemos sido capaces de ganar al United… ¿quién sabe?», desliza, rescatando cómo aquel día «cientos de motos siguieron el autobús como apoyo, con mucha gente a las afueras del estadio también aunque luego no pudieran entrar».

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Gonalons no se planteó dejar el Granada cuando lo hizo Diego Martínez, pero reconoce que el equipo «perdió mucho sin él». «Ojalá hubiera seguido muchos años más, pero son cosas que pasan en el fútbol. Quizás todos habíamos agotado ya la energía que teníamos, porque dimos todo lo que pudimos aquella última campaña», opina, también para tratar de explicar el descenso posterior sin atreverse a calificar el relevo de Robert Moreno como un error. «Hubo dudas en la dirección del club. No suelo entrar en estos temas, pero no llegué conocer al presidente que teníamos por entonces –Rentao Yi– y nunca me había pasado eso», reconoce.

La tristeza del descenso

«Fue triste irme después de un descenso, pero creía que mi trabajo en Granada había concluido ya. Forma parte del fútbol», esgrime 'Max'. «Todavía se me viene el penalti de Jorge Molina y todo lo que sufrimos después a la cabeza de vez en cuando, y me duele. Fue muy injusto, sobre todo para él, por todo lo que representaba para nosotros y para todo el fútbol español por su carrera», recalca.

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Al descenso con el Granada le siguió otro con el Clermont en la Ligue 1 francesa la temporada pasada, tras una meritoria permanencia previa, antes de su retirada. «Ya llevaba un tiempo pensándolo y reflexioné sobre los pros y los contras, pero me sentía bastante realizado ya con mi carrera en el fútbol y agotado más por lo psicológico que por lo físico. Tuve ofertas de países exóticos, pero no quería jugar en competiciones que no me motivasen, así que decidí cerrar un viaje fabuloso», asegura, dudando si calificar como una espinita clavada que no volviera finalmente al Olympique de Lyon como el club de su vida.

Maxime Gonalons disfruta ahora «de las cosas más simples de la vida, algo imposible a veces por la exigencia de la competición». Ha empezado a correr por montaña y a jugar a pádel –«un deporte muy adictivo y en el que, además, los españoles son los mejores»– y también comenta partidos de fútbol en televisión, sin descartar que en el futuro pueda enrolarse en una dirección deportiva. No pierde de vista los resultados del Granada: «Miro sus resultados y los de sus rivales constantemente, cada vez que puedo». De hecho, todavía cruza mensajes con Carlos Neva o Manolo Lucena con relativa frecuencia, como para felicitarles por el último ascenso,. «No me olvido de nadie, porque todos significaron mucho para mí», sostiene, bajo el deseo de que el club «se estabilice en Primera división y deje de hacer el yoyó». «La 'eterna lucha' ya está ahí, en el espíritu», concluye.

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