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Germán Sánchez es ya un veterano incombustible que busca equipo para seguir mostrando su jerarquía en el fútbol profesional. Su liderazgo está presente en la historia del Granada. Su baluarte atrás en el mejor ciclo rojiblanco en los anales.
–¿Cómo le va la vida?
–Ahora de vacaciones. Desconectando y estando un tiempo con la familia porque la verdad es que los dos últimos años he bajado poco al sur. Creo que es un descanso merecido. A partir de ahí empezará la 'ansiedad' por volver a entrenar. Estoy a la espera.
–Ha pasado dos temporadas en un histórico.
–Solamente puedo expresar palabras de gratitud al Racing. He estado en una buena ciudad y un buen club, con una afición pasional. Hace dos años era un recién ascendido y este hemos estado a punto de jugar el 'play off'. He intentado poner mi granito de arena con la experiencia. El club tiene buena pinta con la actual propiedad. Le deseo lo mejor.
–Parece que le queda cuerda, pero cumple 38 en diciembre.
–Me queda mucho todavía que demostrar. Yo vivo por y para el fútbol, me cuido bastante para rendir lo mejor posible y mi esperanza es seguir en Segunda. Si puede ser más cerca de casa, agradecido. Priorizo el fútbol español, aunque no descarto nada.
–¿Mira con nostalgia su época en el Granada?
–Partimos con un grupo con bastantes andaluces. Hicimos una piña en todo, en los momentos buenos y sobre todo en los malos, cuando hay que arrimar el hombro. Esa situación fue especial. Coincidimos un grupo que no conocíamos los límites, superamos adversidades y pusimos al Granada nada más y nada menos que en Europa. La verdad es que es bonito recordarlo.
–Llegó, como tantos, a un Granada recién descendido.
–El primer año, tras el descenso, fue muy difícil. Es cierto que en las últimas temporadas estamos viendo que dos de cada tres equipos que bajan, regresan a Primera, cosa complicada, porque la Segunda es tremendamente competitiva. Se nos puso la etiqueta de que teníamos que subir sí o sí y nos pesó. De hecho, destituyeron a Oltra estando en 'play off', una muestra de ello.
–¿Cómo fue su evolución?
–La primera temporada llegué después de un 'play off' con el Tenerife. Empecé de titular y Oltra me dijo que sería fundamental, pero tuve la desgracia de fracturarme el quinto metatarsiano del pie, que me paró varias semanas. Firmaron a Chico Flores y optaron por él y Saunier. Al final, con novedades en el banquillo, el curso fue irregular. Sin embargo, el segundo año fue un cambio con Diego. Una revolución en la historia reciente del Granada.
–Usted llegó tarde a Segunda, también a Primera, pero llegó a disputar la Europa League.
–Quizás tuve una explosión algo tardía, pero también digo que si a lo mejor las cosas que me pasaron después me cogen con 22 años, quizás no habría tenido la madurez para afrontarlas. Al final, la carrera de un futbolista es el momento adecuado en el sitio oportuno. Con 27 debuté en Segunda. Todo lo que ocurrió después fue bonito.
–Supongo que mantiene la relación con compañeros de aquella época.
–Víctor Díaz, Montoro, Quini... Llegamos todos a la vez y en pretemporada hablábamos mucho con Diego y su gente. Nos comentaron que éramos pilares y que teníamos que tirar. Todo fue muy limpio, con menos presión, haciendo las cosas con naturalidad. Algún mensaje nos mandamos, pero cada cual tiene su película. Era un grupo de buenas personas, con compromiso. Nos marcó la carrera.
–¿Qué tiene que tener un equipo para ascender?
–Mucha constancia, regularidad. Hoy en día, hay que hacer plantillas de 23 o 24 jugadores, con un fondo de armario importante porque es una categoría larga. Aparecen lesiones, sanciones... en tramos importantes. Un buen once, pero con buenos suplentes porque a veces estos son más importantes que los que arrancan.
–¿Y para dar ese salto de nivel que meta en semifinales de Copa y en Europa?
–Ese año fue todo tan rodado... Cada mensaje que decía el míster, lo llevábamos a cabo. Si nos dice que nos tiráramos desde un tercero, la plantilla entera lo hubiera hecho. Lástima ese gol de Yuri que nos privó de una final, pero, con la perspectiva, uno está orgulloso, aunque no nos quitáramos la espinita de volver a disputar la segunda en la historia del Granada.
–El equipo jugó en Europa, pero usted tendrá grabado aquel gol de cabeza que ilusionó tanto.
–Tengo un gran recuerdo. Fueron minutos de éxtasis para nosotros y la afición. Nos veíamos en la final, pero sucedieron cosas que lo impidieron.
–Tengo la impresión de que aquella 'decepción' les dio el impulso para meterse en la UEL.
–Pues sí. Nos quedamos con la rabia, pero luego lo trasladamos al final de la competición. Nos veíamos capaces de clasificarnos. Lo tuvimos entre ceja y ceja, con nuestra humildad. Conseguimos hacer historia.
–Todo lo que vino, con el covid.
–Escribimos páginas de oro, en un club de mucha solera, lo cual me llena de orgullo. Es inolvidable. Nos pilló el covid, todos los días con la prueba de antígenos en la nariz como el que le dan una palmadita... Fue lo que tocó, pero resultó anómalo. Encima, sin la afición en las gradas.
–¿Descarta vivir en Granada?
–Es posible, aunque lo normal es que me acerque a Cádiz. Ángel (Montoro) y Víctor (Díaz) tienen propiedades en Granada y es lógico que se quieran quedar porque es una ciudad espectacular. Mi hija nació allí.
–¿Se prepara ya para ese día después de cuando deje el fútbol?
–Me falta poco para conseguir el título de entrenador y espero ampliar formación cuando me retire. Llevo varios años pensando en el futuro, aunque cuanto más tarde, mejor.
–¿Cómo te gustaría que te recordara el aficionado del Granada?
–Como un tipo honrado que lo dejó todo por y para el club, con carácter, que se entregó por los colores rojiblancos.
–¿Cómo ve al Granada desde la distancia?
–Me alegré de su ascenso, que coincidió con la permanencia del Racing. Por todo, ha de estar en Primera. No logró salvarse y uno se entristece. Ojalá sea un paso atrás para dar dos adelante. Ojalá que entre en la pelea por subir. El Granada es favorito.
–¿Le dio rabia su salida?
–Fueron decisiones que no me quitaron el agradecimiento al club, afición y ciudad. Nadie me puede arrebatar el disfrute, los mejores años de mi carrera. Si me tienen que despedir de una manera u otra, no es algo que yo elija. No me quitará nunca lo demás.
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