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José Luis Oltra, a la izquierda, abrazado durante un entreno, junto al técnico Quique Flores. Manuel Gómez
«El partido es una final para el Granada porque tiene un hilo de esperanza»
Entrevista a José Luis Oltra

«El partido es una final para el Granada porque tiene un hilo de esperanza»

«No tengo ningún espíritu de revancha; al contrario», aporta el exrojiblanco y ahora segundo entrenador del Sevilla al recordar su paso, aunque fuera cesado en el curso 17/18 cuando luchaba por volver a Primera

Rafael Lamelas

Granada

Miércoles, 1 de mayo 2024, 13:58

Ha pasado unos días en Valencia, con su padre, tras el empate en el intenso derbi de la capital andaluza. Está viviendo una experiencia nueva en Sevilla, como segundo de su amigo Quique Flores. Sin adentrarse mucho en el futuro, reflexiona sobre el pasado y mira al presente, por el que pasa el Granada, uno de sus exequipos, con el que se le quedó la espinita clavada de un despido a mitad de temporada en Segunda, cuando creía que se podía subir aún.

–Habrá notado el cambio en el Granada, ¿no?

–Mi amigo José Ramón Sandoval, que es especialista en situaciones críticas, ha infundido ese espíritu competitivo, esa confianza. Es el primero que cree y lo transmite. Futbolísticamente, está siendo un equipo más alegre y atrevido, sin perder la seguridad. Viene de meterle tres a un rival que nunca lo pone sencillo como Osasuna. Está en otra dinámica. Lo tiene complejo, pero mientras haya un clavo donde agarrarse, el míster y los jugadores lo intentarán. El partido es una final para el Granada porque tiene un hilo de esperanza. Nosotros intentaremos hacer un buen partido, sabiendo que está en su mejor momento.

–¿En qué jugadores se fija?

–Hay varios de mucho nivel. Sergio Ruiz, al que entrené en el Racing, es buenísimo. El centro del campo funciona bien, los extremos son verticales y Lucas Boyé me parece muy interesante. Las individualidades te pueden dar mucho, pero es el conjunto el que te lleva a lograr objetivos. En ese aspecto, el Granada ha mejorado. No conozco al uruguayo –Alexander Medina–, no puedo evaluarlo; sí a Paco (López), al que siempre he defendido, un entrenador 'top'; y conozco a Sandoval, que trabaja bien y logra que sus equipos crean y compitan.

–Tienen bajas importantes, como la de Isaac Romero.

–Además de Isaac, acusamos las bajas de Gudelj, Sow u Óliver Torres, pero afortunadamente tenemos una plantilla amplia. Hay alternativas. El primer objetivo era salvar la categoría y virtualmente lo tenemos. Nuestra intención es jugar con más confianza, ganar partidos que nos lleven lo más arriba posible.

–A usted siempre le quedó el sabor de la injusticia cuando le despidieron en el Granada.

–Cuando tomaron la decisión, supongo que estaban convencidos. No sé si fue de Monterrubio, Cordón, Salvador, la propiedad o de quién. Al final es el club y seguramente pensaban que teníamos que pugnar por el ascenso directo. Probablemente, cuando acabó la temporada, más de uno se tiró de los pelos porque habría firmado el 'play off'. Esto es probable que les marcara en el futuro y puede que con el siguiente, que fue Diego (Martínez), se establecieran otras bases.

–No había paciencia...

–A mí me sorprendió porque no teníamos ningún incendio en la plantilla y el grupo estaba conmigo. Es verdad que había debates, que si tenía que poner más o menos a Puertas, al que aprecio y me parece un futbolista increíble; o si tenía que ser más o menos ofensivo. Forma parte del proceso, pero la salida me sorprendió. Me la anticipa usted mismo en el aeropuerto de Asturias. No daba crédito pese a la insistencia. Al bajar del avión, me vuelve a preguntar... Me quedé dándole vueltas porque sabía que manejaba buena información, pero no es hasta el momento en el que llegué con el bus a la Ciudad Deportiva para entrenar cuando el delegado, Manolo Lucena, me dice que no me cambie y que suba al despacho. Fue inesperado porque, además, el equipo no estaba jugando tan mal. Recuerdo que en Oviedo estuvimos muy bien en la primera parte, pero un error puntual de alguien que está en Sevilla y al que quiero muchísimo, Javi Varas, nos perjudicó. Por cierto, en la ciudad también está otro portero que jugó poco conmigo y que estuvo muy cariñoso en el derbi, Rui Silva. El Granada buscó un revulsivo. En este caso, no salió bien. La trayectoria me hizo pensar que a lo mejor no era el culpable. El equipo acabó más abajo. Veía mínimo el 'play off' y, con esa afición, podíamos haber llegado lejos.

–Viene de jugar con el Betis...

–Tenía muchas ganas de derbi porque visto desde fuera pensaba que era un partido grande. Podré contar la experiencia. Sevilla tiene una idiosincrasia especial. La gente es de sus dos equipos, no hay tantos madridistas o barcelonistas. Juegas por el orgullo de tu afición y el punto me pareció bueno.

–La proyección de puntos del Sevilla con ustedes sería europea.

–Quiero poner de relieve que llegamos en la jornada 17 siendo el tercer cuerpo técnico de la temporada. Fue un 18 de diciembre, debutando precisamente en Granada, con medio entrenamiento. Una llegada en un momento delicado. Vinimos y tratamos de darle orden. Los números acompañan esta solidez. Hemos encontrado una forma de jugar con dos delanteros que nos dan mucho y el resto del equipo agrupado y trabajando en la puerta a cero. Hemos recuperado tranquilidad, pero seguimos estando por debajo de lo que es el Sevilla. Se tiene que hacer un análisis profundo para el futuro, que ahora mismo ni me compete ni es el momento. Ver de dónde se viene, qué ha pasado estas temporadas y hacia dónde quiere ir el club, sobre todo sabiendo que no tendrá el ingreso de Europa. Tomar decisiones a quien corresponda.

–Ha recordado aquel debut en Los Cármenes.

–Lo digo desde el corazón; pasé un gran año, que completé aunque me despidieran porque mis hijos estaban escolarizados. Quedé prendado de afición, club y ciudad, de todo. A nivel deportivo, fue una temporada que para mí estaba siendo buena. Para otros, quizás por debajo de las expectativas por nuestro presupuesto. No me esperaba ese cese, me marcó mucho. Después de once jornadas más y dos entrenadores, el Granada se quedó en mitad de la tabla.

–Dejó buenos amigos.

–Sí, vinieron todos a verme. Era mi primera experiencia sin ser primer entrenador y me impactó. Estar en un estadio que conocía bien y no estar de pie. Luego celebré los goles como si no hubiera mañana por la sensación de eliminar la tensión, no porque quisiera algo malo para el Granada. Al contrario; quiero que le vaya bien, no tengo ese espíritu de revancha.

–Fue todo muy rápido.

–Hice el viaje en bus de pie hablando con Quique y los futbolistas. El equipo jugó bien ese día. Nos adelantamos prácticamente en la primera llegada y a partir de ahí todo fue algo más sencillo. Con 0-2 en la segunda parte hubo una gran parada de Dmitrovic que nos mantuvo y luego llegó el 0-3. Ese día no hice ni siesta porque estuvo saludando en el hotel a personas a las que me apetecía mucho ver, aunque estaba fundido. Dejé buenos amigos.

–Sorprendió verle aceptar un rol de segundo entrenador.

–Quique y yo somos amigos por encima de todo. Nos conocíamos de la época de futbolistas y después mantuvimos la relación. Jugábamos al fútbol 7 –él todavía lo hace–. La relación personal nos llevó a hablar mucho de fútbol. Llevaba en España 19 años entre Primera y Segunda, tuve la experiencia en Chipre, en el AEK Larnaca, llegando a cuartos de final de la Conference, cayendo con el West Ham, a la postre el campeón. A la siguiente me destituyeron, volví a mi tierra, a Valencia, y en estas me llamó Quique. Le había llamado el Sevilla y quería que me fuera con él. Lo consulté cinco minutos con mi mujer y no me lo pensé más; le dije que nos íbamos juntos. Estos meses han sido de intercambio de información. He aprendido mucho. He intentado aportar en todo lo que me pide y más. Estoy al lado de un buen amigo, gran entrenador, que hace las cosas muy bien.

–¿Seguiría en las mismas funciones?

–Está siendo una experiencia gratificante, pero eso no quita que me comprometí solo hasta junio, aunque tenemos contrato para algo más en función de una serie de condicionantes. En ese momento, valoraré. Todo es positivo ahora, pero no sé si estaré un año, cinco o si en junio le diré que me tira mucho entrenar en solitario. Por encima, prevalece nuestra amistad. El Sevilla es fútbol de élite. Un club que está un paso más allá en todo.

–¿Cree que la directiva les dará continuidad?

–Sinceramente, tanto Quique como yo hemos estados ocupados, incluso preocupados, en mejorar al equipo, no perder la categoría y recuperar la confianza. Necesitábamos seguridad porque he visto a grandes equipos irse a Segunda. Hay una cláusula que dice que quedando entre los diez primeros podemos renovar, con alguna situación más, pero no es el momento de pensar en ello. Tiene que venir fruto de sentarse, de que el club crea que somos los adecuados, ver el proyecto y que Quique esté convencido. Ir de la mano. Cuando todo se consiga, se decidirá lo mejor para todos.

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