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Autor de 17 goles en 31 partidos, Samu Omorodion (Melilla, 2004) es uno de los grandes responsables de que un equipo que llegó a ser colista en Segunda RFEF dispute este domingo en Los Cármenes (19.00 horas) la ida de la final del 'play off' de ascenso. A sus imponentes 193 centímetros, el goleador del Recreativo unió una trabajada masa muscular desde su fichaje por el juvenil en 2021 y esta temporada ha roto a marcar como un futbolista imparable con espacios. Con sangre africana y orígenes muy humildes, Samu renovó hasta 2028 en abril y espera jugar muchos años en el Granada, el club que confió en él cuando ni él mismo lo hacía. Más pronto que tarde, en el primer equipo.
–¿Cómo se encuentra, a punto de disputar esta final del 'play off'?
–Está siendo una semana muy bonita y venimos trabajando muy bien. Creo que se ve en el campo cómo estamos de confianza. Estamos muy ilusionados con este 'play off', pero somos conscientes de que no nos lo jugamos todo a un partido sino de que luego habrá otro y que son 180 minutos. A partir de ahí, jugaremos nuestras cartas e intentaremos hacernos fuertes en casa.
–Al final sufrieron contra el Utebo...
–El parón por la tormenta hizo que ellos se metieran en el partido y no estábamos acostumbrados a jugar así. Creíamos que el tercer gol nos daría tranquilidad, pero todo el mundo quiere ascender y nos pusieron las cosas muy difíciles. Sufrimos demasiado, creo yo, pero el equipo estuvo muy compacto y pudimos pasar.
–¿Qué clase de eliminatoria espera contra el Real Avilés?
–Será un partido más, muy complicado, no en vano fue segundos de su grupo. Tiene sus armas, pero también nosotros las nuestras. Le tenemos un respeto máximo, pero en el campo lucharemos por ganar, por el escudo que representamos y por nuestra gente. Será una bonita batalla.
–¿Cómo explica que el Recreativo pasase de ser colista a jugar ahora por el ascenso?
–Si nos dicen hace unos meses que estaríamos aquí, no nos lo creeríamos... Este grupo lo ha pasado muy mal, realmente mal, con momentos muy difíciles durante los que muchos no confiaban en nosotros, pero sacamos el orgullo desde la fuerza del grupo para revertir la situación. ¿Quién nos lo diría? Ahora estamos haciendo historia, y si estamos aquí es porque nos lo merecemos.
–Jugar en Los Cármenes será un sueño para todos en la plantilla...
–Lo veníamos comentando desde la semifinal, pero no fue posible. Será muy bonito jugar la final en el estadio con nuestra gente, y podrán venir muchas personas a vernos. Pese a todo, nuestro juego será el mismo que en la Ciudad Deportiva.
–Usted en concreto llega en un estado de forma temible.
–Sí, la verdad es que está siendo una de las mejores temporadas de mi vida si no la mejor. Quizás sí por el contexto de la categoría, porque al principio me costó bastante adaptarme. Era normal, porque tampoco el equipo estaba bien, pero a medida que todo fue fluyendo me fui soltando y cogí mucha más experiencia y confianza. Con trabajo y humildad, todo está saliendo bien y llego al final en un gran momento gracias a mis compañeros. Espero seguir dándoles alegrías a todos y ojalá subir.
–Creo que también ha vivido un gran cambio físico...
–Sí, cuando llegué al club la temporada pasada estaba muy delgado y me costó adaptarme. Pensé en ganar masa muscular y mejorar técnicamente, que también me costaba bastante, y me ha ayudado mucho en esta categoría de tanto duelo y tanto choque. Para un jugador como yo era importante.
–¿Cómo fue su llamada con la selección española sub-19?
–Fue todo muy intenso y lo pasé muy bien. Cuando me llamaron me puse a llorar casi, porque no me lo creía. ¿Quién me lo iba a decir a mí, que no creía ni yo en mí mismo hace unos años cuando estaba en el Nervión, en Sevilla? Gracias a Dios, todo está yendo bien ahora. Fue una experiencia única. Representar a su país es el mayor logro que un futbolista puede conseguir. Todos me acogieron muy bien y ojalá pueda vestir esa camiseta otra vez.
–¿Por qué perdió la confianza en sí mismo?
–Era un jugador importante allí, pero soy muy ambicioso y veía que no me llamaba ningún otro club mayor. Probé de pequeño en el Sevilla y no me quedé. Nadie puso interés en mí. Creían que tenía potencial, pero no la calidad suficiente como para llegar a un filial. Hubo momentos en los que me planteé dejar el fútbol, pero gracias a mi familia que siempre estuvo ahí, sobre todo, decidí seguir trabajando porque sabían que algún día llegaría la recompensa.
–La llamada del Granada sería un momento mágico para usted...
–Sí... tampoco me lo creía. Era mi primer año juvenil y no estaba jugando tanto ni como yo quería, pero me hizo mucha ilusión y no me lo pensé dos veces para venir. Creí que iba a ser una muy buena oportunidad para seguir aprendiendo y mejorando. Tengo que darle las gracias a Rafa Salguero, Luis Fradua y José Fernández que son quienes apostaron por mí e insistieron para que viniera. Estaré eternamente agradecido al Granada. No tengo palabras para describir todo lo que siento por el club.
–¿Cuánto le ha ayudado Juan Antonio Milla?
–Es una persona muy importante en mi paso por el club, quien la temporada pasada me enseñó todo lo que tenía que aprender y me dio su confianza cuando ni yo la sentía en mí mismo por completo, y luego me subió al filial. Sé lo que quiere de mí e intento hacerle caso. Me pide que trabaje defensivamente y luego tire desmarques, me quede la pelota cuando me llegue y dé continuidad a las posesiones del equipo. Estoy muy contento con él y ojalá sigamos muchos años juntos.
–Se ganó la renovación, hasta 2028, y según me comentan fue un día muy emotivo para usted.
–Fue uno de los días más especiales de mi vida, porque llevaba mucho tiempo esperándola. Vino mi madre y la verdad es que me emocioné mucho antes de firmar porque le dio las gracias al club por todo lo que ha hecho por mí y recordó todo lo que hemos pasado para vivir una situación mejor ahora.
–Tenía ofertas de varios clubes importantes, ¿no es así? ¿Por qué priorizó el Granada?
–Sí, pero la verdad es que siempre he priorizado seguir donde estoy contento y siento la confianza del entrenador y los directivos. No tenía necesidad de cambiar de club.
–Hábleme de sus orígenes. ¿Cómo llega su familia a Melilla, donde nació?
–Mi madre es de Nigeria y vino a Europa a buscarse la vida, porque allí era muy complicado, y en Melilla conoció a mi padre. Me tuvieron allí y a los pocos meses nos mudamos a Sevilla, donde nació mi hermana. Al tiempo se separaron y mi madre cuidó de los dos. Es una luchadora e hizo todo lo que podía estando sola. Le estoy muy agradecida, y le doy las gracias a Dios por la madre que tengo y la educación que me ha dado. Se lo debo todo a ella.
–¿Qué recuerda de su infancia en Sevilla?
–Empecé a jugar a fútbol sala hasta cambiarme al fútbol–7 y pasar por el Sevilla, donde estuve tres años hasta irme al Nervión como alevín. Nunca lo tuve fácil, siempre tuvimos que hacer muchos sacrificios. Nos tuvimos que buscar la vida, pero por fortuna mi madre siempre tuvo trabajo y estuvimos bien.
–Aunque sea español, ¿mantiene sentimiento por África y vínculos familiares allí?
–Mi madre tiene hermanos en Nigeria y mantengo contacto con mis tíos, pero no he tenido la suerte de ir aún. Quiero hacerlo en un futuro no muy lejano.
–Me han dicho que le encanta bailar, no sé si le viene también de ahí...
–(Risas) Sí... es verdad que soy una persona que a veces se pasa de bromista, y me gustan el cachondeo y el buen ambiente en el vestuario. En los momentos de felicidad me gusta pasármelo bien.
–¿Siempre quiso ser delantero?
–Sí... Me encantaba ver vídeos de Samuel Eto'o marcando goles. Esa sensación es la que más me gusta del fútbol. Con el paso de los años fui variando posiciones, e incluso fui extremo como juvenil, hasta que me cogieron y me dijeron que tenía que jugar en punta.
–Celebra los goles como Mbappé...
–Sí (risas), aunque no me parezco mucho a él porque técnicamente es muy bueno, pero quizás sí nos asemejamos en cuanto a la potencia. Me gusta cómo celebra los goles.
–¿Ha encontrado en Granada un hogar?
–Sí, me parece una ciudad muy bonita y acogedora, también a mi madre y a mi hermana. Ojalá pueda pasar muchos años aquí.
–Ya habla prácticamente granaíno...
–Sí (risas). Es verdad que mis amigos de Sevilla me lo dicen cuando voy, que tengo expresiones de Granada. Es normal, me rodeo de personas de aquí y se me pega. Comparto piso con mis compañeros Juanma y Ángel.
–¿A qué dedica su tiempo libre?
–Dejé los estudios porque al venirme aquí me cambió el horario de mañanas al de tarde y no me fue muy bien porque me costó compaginarlo, pero me he propuesto retomarlos. Me gusta estar con mis compañeros en el piso y jugar a la Play o salir a tomar algo... Ahora también estoy liado con el carné del coche.
–Me han dicho que tiene problemas para encontrar botas de su talla... ¿Qué número tiene?
–Un 47 (risas). Se me hace complicado, sí... Por suerte, mi representante me las consigue.
–¿Qué sueño tiene en el fútbol?
–Convertirme en futbolista profesional ante todo, porque todavía no soy nadie, y debutar con el primer equipo del Granada y conseguir muchos logros. Luego, quitar de trabajar a mi madre, que cuida a personas mayores.
–¿Se ve haciendo la pretemporada con el primer equipo este verano?
–Sí, ojalá se dé la posibilidad. Le estaría muy agradecido al club y lo daría todo.
–Últimamente Vinicius ha sufrido lamentables episodios racistas en distintos estadios de España... ¿cree que estamos en un país racista?
–No creo que España sea un país racista como tal, pero sí que hay demasiados racistas en él. En Inglaterra no se insulta tanto a los futbolistas de color. No le encuentro el sentido. Todos somos personas, no hay que mirar el color de la piel. No es bueno ni para el fútbol ni para la sociedad.
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