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Especial 90 aniversario Granada CF | Los capitanes. los portavoces del escudo sobre el campo
Especial

Los portavoces del escudo sobre el campo

LOS CAPITANES ·

Lina, Lucena y Víctor Díaz repasan sus vivencias como representantes del Granada sobre el césped

Miércoles, 21 de abril 2021

Son la voz del equipo sobre el césped. Los únicos autorizados para hablar con los árbitros, los que dirigen con su carácter las riendas de la plantilla y quienes son capaces de convertir el vestuario en una piña. Los capitanes son la extensión del entrenador en el campo y representan al equipo con el escudo en el bíceps en forma de brazalete para poder cerrar el puño bien alto cada vez que se consigue un objetivo. El Granada, a lo largo de sus 90 años de historia, ha contado con decenas de capitanes, pero Lina, Lucena y Víctor Díaz representan las diferentes almas que han impregnado la 'eterna lucha'.

El primero vivió los altibajos del club nazarí después de los gloriosos años setenta. El segundo tocó fondo con la entidad en Tercera división para luego llevarla de nuevo a la élite del fútbol. Y el último es el capitán del ‘EuroGranada’ en una temporada histórica para la escuadra nazarí.

Charlar con ellos supone encadenar anécdota tras anécdota de lo que ocurre sobre el césped y se queda en el verde. Cada uno tiene un recuerdo como rojiblanco forjado a fuego en su corazón nazarí, pero esta terna prodigiosa coincide en el hecho de que es más sencillo para ellos ser la voz del club sobre el césped que fuera de él. «Es nuestro hábitat», reafirman Lina, Lucena y Díaz, tres futbolistas curtidos en centenares de batallas como zagueros de la entidad a la que han comandado desde atrás con un criterio propio de líderes.

Vídeo. Los capitanes Lina, Lucena y Víctor Díaz repasan sus vivencias como representantes del Granada sobre el césped. PEPE MARÍN

Repasar la historia viva rojiblanca da para muchos contrastes. Lina, por ejemplo, llegó al club cuando este estaba en Segunda división y el objetivo era regresar cuanto antes a la élite del fútbol nacional. Ese ascenso a Primera no llegó y además se consumó una caída a Segunda división B, que se solucionó varias veces, pero que en 1988 fue definitiva por dos décadas. «Viví el declive de la época dorada en la que estuvimos en Primera y había muchos problemas económicos que había que resolver con la directiva», apunta Lina, que señala la presidencia de José Antonio Murado, entre 1990 y 1991, fue la más comprometida con los pagos a los jugadores.

«Fui capitán durante el declive de la época dorada en la que estuvimos en Primera y había muchos problemas económicos»

Lina

Manolo Lucena vivió años difíciles en el Granada para luego llevarlo a la élite del fútbol español. Durante sus primeras temporadas en el club rojiblanco vivió los impagos durante el mandato de Pedro Ruiz, el encierro de los jugadores en aquella habitación verde del estadio o la acampada en Recogidas 35 para pedir al club el abono de las nóminas.

Regresó a la entidad nazarí tras el ascenso de Tercera división a Segunda B y se convirtió en un símbolo de la escuadra rojiblanca con el que se identifica toda la afición nazarí. «He podido vivir dos ascensos como jugador y son momentos muy bonitos», rememora el ahora delegado de la entidad granadina.

La época más dorada del Granada la ha vivido Víctor Díaz. El defensa sevillano llegó en la primera temporada del último periplo del club en Segunda división y ya fue el tercer capitán del equipo. Esa temporada, que comenzó con José Luis Oltra en el banquillo, fue la más 'triste' de Víctor Díaz como rojiblanco. Tras ella, encadenó el ascenso a Primera división con la clasificación para jugar la competición europea, algo que se está viviendo en este curso actual. «Todos los momentos que he vivido en este club, salvo algunos del primer año, han sido positivos y se han ido mejorando cada vez uno a otro».

Como capitanes del club acumulan anécdotas a sus espaldas. Lina, por ejemplo, recuerda que le tuvo que ceder el brazalete de capitán a Diego Armando Maradona en el partido que el astro argentino jugó con sus hermanos en el antiguo Los Cármenes. «Estuve muy orgulloso de poder hacerlo porque era una figura impresionante del fútbol», rememora Lina.

Lucena tiene marcado a fuego el encuentro de la permanencia en Vallecas, el primer año del regreso a Primera división en la década pasada. «Engloba todo lo que he vivido en los 18 años que llevo en este club. El equipo que perdía el partido descendía de categoría y nosotros llevábamos 35 años sin estar en Primera división. Sabíamos muy bien lo que nos había costado llegar hasta ahí y no queríamos perder la categoría por nada del mundo», recuerda. Víctor Díaz, por su parte, pone el foco en algo que ocurrió antes del duelo en Albacete, en el que el equipo dejó amarrado el ascenso a la máxima categoría con una victoria por la mínima.

«En el hotel hicimos una terapia de grupo en la que todo el mundo contó sus miedos y alegrías durante todo el año y creo que como capitán, tras ver el grupo de personas que tenía alrededor, ha sido de los momentos más emotivos que he tenido. Supuso un efecto palanca para el partido y a nadie se le olvida ese día», rememora.

«La permanencia en Vallecas engloba todo lo que he vivido en los 18 años que llevo en este club»

LUCENA

Como capitanes son los responsables de hacer grupo y de encargarse de que tanto los nuevos fichajes como los jugadores que llegan desde la cantera se sientan integrados dentro de la disciplina del equipo. Eso sí, no se libran de las novatadas que le puedan caer como integrantes noveles del equipo. Lina cuenta que en esa década de los ochenta que vivió como rojiblanco se le dejaba las botas nuevas a los jóvenes «para que las fueran haciendo», aunque asegura que siempre se le ha tenido respeto a la gente que subía desde las categorías inferiores. «Hoy en día vienen medio enseñados», añade Lucena, a quien confirma Víctor Díaz: «Jugadores como Pepe o Isma son muy educados, correctos y se comportan perfectamente». «Todo el mundo sube con pies de plomo», apostilla Lucena.

Una de las tareas más complicadas a las que se han enfrentado como capitanes del conjunto rojiblanco es el trato con los árbitros. Como en botica, hay de todo. «Si tienes buena relación con ellos fuera del campo, en el césped te permites ciertas licencias», cuenta Víctor Díaz. «Sabes que es una función difícil la que tienen ellos, por eso intentas ayudar en la medida que puedes», añade el ahora delegado del conjunto rojiblanco, que facilita a los jugadores el nombre del colegiado y de los asistentes antes de cada encuentro, para que los futbolistas puedan dirigirse a ellos durante el partido con algo más que un simple 'arbi'. «Hay árbitros que permiten más el diálogo y otros con los que a la mínima tienes que andarte con más cuidado», añade Lucena, a quien Lina añade que cuando se ponen en la piel del juez «saben que tienen todo el poder», algo que debe ser perfectamente gestionado por el capitán para que él o alguno de sus compañeros no acabe en el vestuario antes de tiempo.

«Los momentos que he experimentado en el club, salvo algunos del primer año, han sido positivos y se han ido mejorando»

Víctor Díaz

En lo que coinciden tanto Lucena como Lina es en mirar con cierta envidia a Víctor Díaz. «El papel de ellos es sobre todo de representación a nivel de actos», recuerda el que fuera capitán nazarí en una de las épocas más complicadas para la entidad, siempre al borde de la desaparición. Díaz, no obstante, rebaja el frenesí y recuerda el desafío que supuso negociar con el club los asuntos derivados de la pandemia de coronavirus. «Tenía tantas reuniones, con AFE, con el club, con los jugadores, que no me daba tiempo a hacer los entrenamientos, aunque es cierto que yo he tenido la mejor época. Surgen conflictos, como en todos los sitios, pero se solucionan mucho mejor», argumenta.

Los tres saben que llevan el escudo del Granada tatuado en su piel para la eternidad. Lina, por haber vestido la camiseta rojiblanca en centenares de ocasiones sin lograr el ansiado ascenso a Primera división. Lucena, por haber llevado al club desde el subsuelo del fútbol hasta la primera planta. Y Víctor Díaz, por ser el capitán de una historia europea mágica escrita en el noventa aniversario del club, que quedará grabada para siempre en la retina de los aficionados.

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