Estigma

Desde la época de Porta, Dueñas, Barrios, Vicente o Pepe Macanás ha costado encontrar un ídolo entre los delanteros del Granada. Han sido más carismáticos ... porteros como Roberto, defensas como Nyom o medios como Lucena. Se salvaron los arietes de los ascensos por el éxito colectivo, casos de Tariq y Geijo. Gracias al haber salido de las catacumbas del fútbol de la fase de Benito, Gori, Pedro Ruiz y Sanz. Ni siquiera El-Arabi gozó del elogio pleno porque tuvo detractores junto a los simpatizantes, siendo el máximo goleador del club en Primera por encima del 'pichichi' nacional Porta. Buen ejecutor de penaltis como Cristiano y de certeros remates de cabeza. ¿Recuerdan a Carlos Calvo? Hay quien cae en gracia y quien sufre incluso animadversión por un error aislado. Cuestión de fama. Ahora a Vadillo le marca el estigma rojiblanco, el del delantero. En sociología, estigma es una condición, atributo, rasgo o comportamiento que hace que la persona portadora sea incluida en una categoría social hacia cuyos miembros se genera una respuesta negativa y se les ve como inaceptables o inferiores. ¿Le pasará como a Nolito y Rochina? Rivales pero siempre valorados. ¿O como a Orellana y Dani Benítez? Extremos derribados desde el pedestal por conductas apáticas o noctámbulas. Diego Martínez ya tuvo que lidiar con un caso similar al de Vadillo, que aunque esté disponible hasta final de temporada quizá tenga la mente puesta en el Celta. Ya saben, Adrián Ramos. El entrenador obtuvo rendimiento del colombiano a pesar de que tenía un pie y medio fuera de Granada. Por tanto, ha dado muestras de inteligencia y diplomacia para gestionar la situación de un futbolista cuyo futuro está en otro sitio. Esto pasa cuando los acuerdos llegan antes tiempo, aunque se trata de un momento especial por el virus y su Erte.