Manolo Linares, en una imagen de archivo. Ramón L. Pérez
Obituario

Fallece Manolo Linares, histórico utillero del Granada

Trabajó para el club rojiblanco durante más de 30 años

Rafael Lamelas

Granada

Jueves, 13 de febrero 2025, 09:53

Ha fallecido Manolo Linares, histórico utillero del Granada CF, un trabajador intachable que estuvo más de 30 años cuidando el material en el conjunto rojiblanco ... en la época árida en la que el equipo estuvo más tiempo entre Segunda B y Tercera división. Recibió un homenaje en los prolegómenos de un Granada – Betis en 2015, justo tras su jubilación, con el club de sus amores ya en Primera, aquello con lo que siempre soñó.

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Linares era un tipo leal, risueño y discreto, cualidades fundamentales para formar parte de un club. Le tocó atravesar épocas de todo tipo, algunas muy duras por los problemas de impago, en unas circunstancias muy distintas a las actuales, cuando en el Granada se acumularon las deudas y la situación deportiva era poco halagüeña. En su memoria quedaron varios jugadores de la época. En una entrevista con IDEAL rememoraba a Kostic o Merayo, aunque hubo muchos más que le marcaron y que le dieron trato familiar. Linares era como padre para muchos ellos, un tipo que desde la modestia ejercía un papel de responsabilidad y disciplina, con el tacto adecuado para no alterar las dinámicas del vestuario.

Disfrutó de la salida del pozo de Tercera durante la presidencia de Paco Sanz y del enorme resurgir cuando llegó Quique Pina. Ya en el fútbol profesional, dio el paso al lado, pero dejó una manera de entender su profesión, gregaria de otras, pero fundamental para que un equipo funcione como tiene que ser.

En aquella charla con este periódico, recordaba aquella vez que el técnico Joaquín Peiró le afeó el uso de un jersey amarillo en un viaje, que se tuvo que quitar por superstición. Linares también sufrió como tantos en aquel día del Murcia que frustró un salto del Granada a Segunda B. Le dolieron tantas especulaciones que hubo alrededor, aunque todo quedó subsanado años después, cuando los rojiblancos resurgieron de sus cenizas. Sin hacer ruido, dejó de colgar botas, siempre pulcras, listas para que los artistas lo dieran todo sobre el césped. Él le miraba con orgullo. Antes en el banquillo, en los últimos años en la grada o la televisión y ahora, donde quiera que vaya su espíritu. Descanse en paz.

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