El Barcelona vive un polvorín esta temporada. Las exigencias son tan altas que ya no basta con estar de líder y ganar las dos últimas Ligas. La presión para uno de los grandes es enorme y se hace patente a diario. Cualquier resultado y decisión se mira con lupa y ya no basta sólo con ganar. La forma de hacerlo también cuenta y si no se cumple con eso, hasta puede haber víctimas en el camino antes o después.
Publicidad
Ernesto Valverde ya fue cuestionado en la pasada campaña. Dominar la competición liguera no resultó suficiente. La eliminación en la Champions por parte del Liverpool y la derrota en la final de la Copa del Rey ante el Valencia dejaron un sabor amargo que ya cuestionó de forma seria su continuidad al frente del banquillo. Finalmente los dirigentes decidieron que iniciara su tercera temporada, pese a las dudas.
El comienzo liguero del Barcelona en esta temporada ya generó las primeras inquietudes. Dos derrotas en las cinco primeras jornadas, una de ellas en Los Cármenes frente al Granada, ya avisaron de que el camino no iba a ser fácil. Sin embargo, Messi no tardó en adquirir ritmo después de haber empezado la temporada lesionado y todo se volvió después de otro color. Se apaciguaron las críticas sobre el entrenador, pese a que no siempre convencieron sus decisiones en los partidos.
La reacción llegó y el equipo acabó como líder la primera vuelta, con los mismos puntos que el Real Madrid. No fue con el dominio del pasado curso, en el que acabó la primera parte de la competición liguera con diez puntos de ventaja sobre su eterno rival. Fue en la disputa de la Supercopa de España donde ya se desató la tormenta definitiva. La eliminación en la semifinal ante el Atlético de Madrid impidió luchar por el primer título de la temporada y eso ya escoció demasiado, hasta el punto de que los dirigentes optaron por buscar un relevo en el banquillo.
Fallaron algunas tentativas y el elegido fue finalmente Quique Setién, un amante del juego de posesión, de los que por su filosofía de entender el fútbol puede encajar con las exigencias de la afición. Tiene por delante toda la segunda vuelta para trasladar sus conceptos. La exigencia va a ser máxima. Ganar en todas las competiciones que restan para concluir la temporada es lo que se le va a pedir, pero también la imagen que se transmita en el terreno de juego. Todo cuenta en el universo culé.
Publicidad
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.