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Rafael Lamelas
GRANADA
Miércoles, 2 de diciembre 2020, 01:01
Foulquier necesita volver por sus fueros. Ser ese futbolista intenso de la segunda vuelta de la temporada pasada, cuando se incorporó en el mercado de ... invierno al Granada. Venía de meses de escasa actividad en el Watford, pero cogió la forma pronto y se hizo importante en los esquemas de Diego Martínez. El gallego modificó su sistema en muchos partidos para aprovechar su potencia. Juntó a tres teóricos centrales y le dio todo el carril al francés. Tuvo actuaciones notables, aunque también quedó el lunar del fallo de marca en el encuentro de vuelta de semifinales de la Copa del Rey, cuando Yuri Berchiche le ganó la espalda y marcó el tanto del Athletic que eliminó a los nazaríes de la competición (2-1 en la vuelta tras el 1-0 de la ida, pasando los vascos por el valor doble de los goles fuera de casa). Pese a todo, el balance de Foulquier fue más que positivo, tanto de lateral largo como en una zaga de cuatro. Esta temporada la arrancó bien, alternándose con Víctor Díaz. Vaciló con el Atlético como lateral zurdo, pero se recompuso en otras citas, hasta que el capitán se lesionó y le tocó forzar. Se lesionó en Getafe y, aunque ya está aparentemente sano, parece lejos de su mejor nivel. En Balaídos, como otros tantos, naufragó.
A Foulquier el granadinismo lo conoce perfectamente. Sabía de sus fortalezas y debilidades por su otra etapa en la entidad. Un lateral de una enorme fuerza, no siempre controlada, con gran despliegue ofensivo pero algunas lagunas atrás. Ya existía la tentación de pensar en su rendimiento algo más avanzando, lo que se pudo ver en algunos encuentros sueltos de entonces, en ciertas segundas partes, cuando cerraba por delante de Nyom, por ejemplo. Fue probado hasta en la izquierda, algo que también ha asumido en su actual etapa con Diego Martínez. El francés fue recuperado por Gino Pozzo para el Watford tras el descenso del Granada a Segunda división. Lo mandó al Estrasburgo francés como cedido. Un año después, al Getafe, donde Bordalás le exprimió como extremo derecho, dentro de ese modelo con doble lateral que tanto le gusta a este entrenador. De hecho, es la posición en la que lleva tiempo colocando a otro exrojiblanco, Nyom. Los azulones querían retenerlo, pero al final volvió al Watford y echó la primera vuelta completa, con poca participación. Fran Sánchez, director deportivo rojiblanco, llamó a su puerta y le propuso reforzar al Granada en enero. Le gustó la idea y su préstamo incluyó una opción de compra de un millón de euros más variables, en función de su participación. Lo cumplió sobradamente y firmó un nuevo contrato por tres campañas.
Parecía que este Foulquier, con un juego más madurado, se había desprendido de viejas desatenciones, pero el problema ha reaparecido con severidad. Hay una excusa visible; también está muy cargado de minutos. Lleva 821.
Sufrió una lesión muscular en su vuelta al Coliseum. Aunque viajó a Nicosia, se quedó en el banquillo en la cita de la cuarta jornada en la UEL. También fue obligado a confinarse por LaLiga, así que se ausentó de la disputa con la Real Sociedad. Pasó, como casi todos, parte del parón de selecciones entrenándose en casa. Fue titular con el Valladolid y ya le costó atar en corto a su par, en una línea de cuatro atrás. Salió en la segunda parte con el Omonia en Los Cármenes, en el intento de reacción al empate a uno que al final se consumó. En Vigo, Diego Martínez le recuperó bajo el rol de carrilero, pero hizo aguas. Le castigó Nolito con su movilidad y no pudo frenar tampoco las incorporaciones de Olaza, poco ayudado por Luis Suárez en el extremo derecho.
Bajo ese esquema, Foulquier echa de menos a dos compañeros que sí le protegían la campaña anterior. Víctor Díaz, que solía ejercer de central si el galo estaba en el campo, blindaba el flanco y se coordinaba bien con él. Puertas, por arriba, también le auxiliaba habitualmente en momentos de zozobra.
Sin ellos, Foulquier parece sentirse más incómodo. Con tanta fatiga, no se le ve pletórico de facultades. Nunca fue un dechado técnico, pero su capacidad de reacción siempre fue llamativa. Ahora, sin fuego en las botas, su versión se devalúa. Diego ya ha probado a Vallejo como una alternativa más ortodoxa. Ahora tendrá que esclarecer a quién alinea con PSV y Huesca. No parece probable que Foulquier salga de inicio en las dos citas. Necesita, como todos, coger aire. Tal vez también, algo de reflexión.
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