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Nadie sabe qué habría sido de Fran Rico si su rodilla no le hubiera dado tantos problemas en su carrera. Era un centrocampista de visión amplia y buen pie, que dominaba la escena e infundía un liderazgo positivo. Estuvo varios años en el Granada y ... luego se tuvo que marchar al Eibar, donde también echó raíces. Sus últimos minutos de jugador fueron de rojiblanco. Los primeros en una secretaría técnica, en la localidad vasca. Ahora convive con José Luis Mendilibar. Es su segundo entrenador en el Sevilla, que va como un cohete desde la llegada de este cuerpo técnico. El domingo estará atento a lo que pase en Los Cármenes.
–Lo primero es darle la enhorabuena por lo que está haciendo en el Sevilla junto a Mendilibar.
–Estamos en una situación muy buena desde que llegamos, no podemos pedir más. Los jugadores están enchufados y hemos salido de la situación tan complicada en la que estaba el equipo.
–¿Qué tecla han tocado?
–El míster tiene las ideas muy claras. Vino a jugar de la misma manera que en otros equipos. Él siempre quiere estar en campo contrario, presionar alto, ser valiente. Aquí ha conseguido que crean en ese tipo de juego. Por suerte, está saliendo todo bien, pero ya sabemos cómo va esto. Hay ocasiones en las que haces lo mismo y los resultados no acompañan, pero pienso que la plantilla está contenta con esta idea y está dando sus frutos.
–A veces, en el fútbol pasa por lo más evidente...
–No es fácil coger estos conceptos tampoco porque hay muchos ajustes que hacer cuando presionas alto y tienes la línea tan adelantada. Si es cierto que Mendi es muy claro en su mensaje, le pide a todos lo mismo y el jugador se siente cómodo. Antes asumían unos riesgos desde atrás, que hay equipos que los toman y les sale bien, pero el míster cree que no se debe hacer eso en salida.
–¿Por qué le llama para esta aventura? Parecía inclinarse hacia las secretarías técnicas.
Todo lo que había hecho era en los despachos, de ojeador. Desde que salí del Sporting, donde iba a ser secretario técnico, seguí formándome y preparando mis rutas cada fin de semana para ver fútbol, a la espera de una oportunidad. La llamada de Mendilibar cambió todo. Siempre tuve el gusanillo de entrenar, de estar más cerca de los jugadores, pero al haber empezado por la otra rama lo veía lejano. Se me presentó la oportunidad y no la rechacé. Quería vivirlo. La estoy disfrutando. Le estaré eternamente agradecido a Mendilibar.
–¿Pero fue así? ¿No estaba previsto que fuera su ayudante en lo que saliera? ¿Se acuerda de usted y le llama?
–Así fue. Yo estaba viendo fútbol, pero sin pensar en algo de este estilo. Preparado estaba, tengo mis títulos, pero mi cabeza estaba en lo otro. Fue una sorpresa y una alegría ir con él porque tenemos una gran relación y sabía que iba a estar a gusto. Enrolarme en un club como el Sevilla, a lo que aspiraría cualquiera.
–Iba a empezar a trabajar en el Sporting de Gijón, llegaron dueños nuevos y le destituyeron.
–No me resultó fácil dejar el Eibar por todo lo que me había ayudado, pero era la ocasión de dar un paso adelante, a un puesto más importante. Tenía ilusión, pero es entendible que los nuevos propietarios apostaran por gente de su confianza.
–¿Tiene Fran Rico alma de primer entrenador?
A mí siempre me ha gustado mejorar. Empecé como ojeador y quería ser director deportivo en el futuro. En esto, va a ser lo mismo. Espero disfrutar con Mendilibar muchos años y más adelante, ya veremos.
–¿Quiénes son sus referentes?
–Con Mendi tuve la fortuna de trabajar cuatro años, entre jugador y secretaría técnica. Fue un entrenador que me hizo cambiar mucho mi manera de entender el fútbol por cómo lo transmitía, por la manera de gestionar. Ha sido el entrenador que más me ha sorprendido por su capacidad para conectar a todos los jugadores sabiendo lo complicado que es con la gente que no juega. Y luego, su idea. Nunca había jugado de esa manera y me vino bien. Es alguien al que tengo marcado. Luego hay otro entrenador, Lucas Alcaraz, del que aprendí muchas cosas a nivel táctico, balón parado y preparación de partidos, que me pareció muy bueno en eso. A grandes escalas, también hay otros que tengo de referentes, pero primero voy a valorar lo que tengo aquí. Si algún día soy primer entrenador, habrá muchas cosas de las que he aprendido con Mendilibar.
–Me cuentan que se ha especializado en el balón parado.
–El míster ha confiado en mí en este sentido, aunque es una labor consensuada dentro. Aquí nadie es protagonista de una acción o se lleva el mérito. Los que se lo llevan son los jugadores, que ejecutan bien y rematan bien. Es una maravilla su nivel. Es cierto que tengo esa responsabilidad y estoy contento de ayudar, pero al final la decisión es de Mendi.
–Le vendría bien al Granada sus enseñanzas...
Hay ocasiones que haces lo mismo, no metes goles y encajas, y otras que parece que sale todo. Es creer en cada acción, cuidar los detalles y de ahí salen los frutos. Pero tienes que tener buenos futbolistas. Como dijo Mendi, si tenemos gente alta y fuerte, estarás más cerca de ello. Luego necesitas un buen lanzador y la intensidad y la concentración que le pongas.
–Recuerdo un entrenamiento con Diego Martínez en la que ensayaban un córner, paró y gritó, «señores, esto hay que vivirlo».
–Completamente de acuerdo. En balón parado hay que estar así. Lo básico es que el lanzador la ponga y el rematador esté ahí, en el sitio, pero luego existen acciones que parecen ensayadas, de libro, cuya jugada no estaba diseñada así, para ir a esa zona, y aparece un jugador y acaba en gol. Hay mucho humo en el balón parado. No es lo que dibujas, pero si lo vives puede acabar bien.
–¿Cómo ve al Granada?
–He seguido mucho la Segunda división hasta que llegué al Sevilla. He visto a un Granada que ha sido dominador en casa, fuerte en Los Cármenes. Le ha costado más fuera, pero había empezado a mejorar. Lo veo competitivo, pero ha tenido la desgracia de estas derrotas, pero sigue dependiendo de sí mismo. El partido de este domingo es importante y difícil. Está todo en un pañuelo.
–La Segunda es imprevisible...
–El año pasado se la jugaron tres equipos. Este hay cinco con mucho nivel, con algunos otros a un paso, quizás no para el ascenso directo. Está todo igualado, es un sufrimiento y no te permite relajarte. En esta fase están fallando más los de arriba.
–Este domingo, partidazo. Sus dos exequipos frente a frente.
–El Granada me dio la oportunidad de jugar en Primera. Viví seis temporadas y fui muy feliz. El Eibar fue ese club que me recibió en un buen momento, me dio facilidades y, a nivel personal, me encontré a gente que me ayudó mucho. Dejar el fútbol, terminando en el Granada, y que te llame el Eibar para trabajar como ojeador, como fue mi caso, es algo que no pasa habitualmente. Me mostraron una gran cercanía.
–Recuerdo cómo le elogiaba Diego Martínez en aquella temporada del ascenso. A pesar de no jugar, le consideraba importante en el vestuario.
–Era una situación complicada para mí porque lo que quería era estar con los compañeros en el campo. Cuando no puedes, aportas lo que tienes. Tampoco creo que fuera «importante». Agradezco esas palabras de Diego, que me hacía partícipe de todo. Tenía empatía con los futbolistas y Diego era muy dado a hablar en previas y pospartidos. Cuando me pedía participar, daba mi valoración. Desde una posición en la que creo que no influía en el resultado, pero espero que sí a mantener unido al grupo.
–¿Fue esa la clave para lograr aquel objetivo, la unión?
Cuando tienes a la gente contenta, se trabaja mejor. La intensidad sube. En cambio, cuando tienes a jugadores quemados, se refleja. Se trata de tener una buena relación entre todos aunque exista una competencia.
–Hay varios excompañeros suyos que todavía están en el club.
–Sí, todos me han felicitado. Víctor Díaz, que es de Sevilla... Con Rochina tengo contacto, con Quini mucho últimamente... También con Neva, Puertas... Siempre tuvimos mucho trato. No es lo mismo que antes, que nos veíamos más, pero lo mantenemos.
–¿Se atreve a un pronóstico?
Que sea lo más justo posible y gane el mejor. Desearles a ambos equipos que hagan un partido bueno, que sea espectacular para el que lo vea, por lo que disputan. Que sea divertido.
–¿Los ve a los dos ascendiendo?
–Sí, mis sentimientos están por ellos. Me gustaría verlos en Primera división.
–¿Está todo inventado en fútbol o quedan cosas por idear?
–Siempre hay gente que trae cosas nuevas, que son positivas. Otra cosa es que haya cosas que sean eficaces o importantes. Depende de qué entrenador las aplique. Hay cambios que tienen poco recorrido y otros que perduran.
–¿Y el Sevilla? ¿Otra Europa League en las vitrinas?
–Después de pasar esta eliminatoria, que ha sido algo único, puede ocurrir de todo, porque en la ida parecía que se nos escapaba. El equipo sacó la garra. En casa, con el apoyo de la afición, se consiguió una victoria importante. Ahora viene la Juventus, un rival increíble, pero tenemos confianza en presentar batalla.
–¿Cuál es la clave para ascender?
–La regularidad y creer en lo que estás haciendo aunque vengan mal dadas. Seguir empujando. Y este tipo de partidos, como el del domingo. Dar un golpe en la mesa siempre deja tocado al otro equipo y a ti te refuerza. Los duelos directos son cruciales, pero más aún ser regular.
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