Fran Rico tiene edad, 35 años, como para seguir jugando en el fútbol de hoy, pero sus problemas de la rodilla le hicieron colgar las botas en 2019, tras celebrar el ascenso del Granada a Primera. Participó de inicio en el último partido de aquella ... temporada como un colofón a su trayectoria, en su segundo ciclo en la entidad, marcado por su lesión de rodilla. En el anterior vivió cinco permanencias en la élite, con diferente protagonismo, pero tras la venta del club, el cambio de dirigentes y la llegada de Jémez, se fue cedido al Eibar por dos campañas. Allí dio unos meses buenos hasta que volvió a sufrir problemas físicos. Caló tanto en aquel club que, al retirarse, pasó a formar parte de la dirección deportiva de la entidad armera.
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Rico ya no trabaja para el Eibar. Lo dejó hace unos meses para fichar por el Sporting como secretario técnico. La compra del club asturiano por parte de un grupo mexicano provocó que se anulara su nombramiento. Se volvió a casa, a su Portonovo natal, en Galicia. A seguir viendo fútbol a la espera de una nueva oportunidad en los despachos. «Me gustaría seguir por este camino y pienso que estoy preparado», reflexiona para IDEAL. Mira con suma atención el partido de este lunes entre Eibar y Granada, escuadras que marcan su carrera.
«Me parece que será un encuentro bonito para el espectador y para los jugadores por el nivel que habrá en el césped. Los dos tienen un objetivo claro, que es subir. El Eibar se quedó a las puertas de una manera cruel, tras una temporada de mucha regularidad. Este año se ha reforzado bien, con un bloque importante, manteniendo la base, con el mismo entrenador y director deportivo. Hay continuidad en el proyecto», abunda Fran Rico. «El Granada, después de unos años históricos, sufrió el palo de un descenso, pero ha hecho una gran reconstrucción, con jugadores de nivel, muchos conocedores de la categoría y otros que son de la superior y que han conseguido convencerlos para ir. Solo ha encajado un gol. Ambos equipos vienen de perder, pero los dos estarán arriba», señala.
Rico se despidió del Granada al arrancar el ciclo que acabó en Europa. «Sería vender humo si dijera que me imaginaba algo así», reconoce. «Cuando rescindí mi contrato, hablé con Diego (Martínez) y le deseé suerte porque pensaba que la necesitarían, que yo venía de salvaciones en la última o la penúltima jornada. Se lo dije con ánimo de que todo saliera bien, para que se prepararan para sufrir... Pero ni sufrir ni nada... Fue un espectáculo. Los que estuvimos en el club lo disfrutamos también. La plantilla era una familia», certifica.
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Buen conocedor del Eibar, valora una de las virtudes del club vasco. «Los dirigentes se manejan con tranquilidad en todos los procesos. Habría sido injusto que hubiese habido mucha sustituciones. Fue un equipo serio y lo puede seguir siendo», agrega. Ipurua siempre ha sido una visita al dentista para los rojiblancos. «Jugar como anfitrión es distinto porque el 'clima' es favorable. Es raro hasta que el aficionado murmulle ante un resultado negativo. Esto hace que el jugador esté tranquilo y se sienta respaldado. No hay miedo a fallar ni esa presión de campos en los que hay muchísima gente o en los que las expectativas son altas. El Eibar sabe de dónde viene. Se sigue considerando un lujo jugar en el fútbol profesional. Por cómo aprietan, se complica para los rivales», argumenta.
El Granada tiene esa exigencia de salir pronto de Segunda. «Es la parte complicada cuando bajas. Todos los contrarios te quieren ganar porque eres uno de los 'gallos'. También hay presión del club y del entorno. Aunque todos vendan que hay que ir paso a paso y no hablen de ascenso, el equipo recién llegado de Primera tiene cierta obligación», recalca.
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Rico pasó por el Real Madrid Castilla, aunque no coincidió con Callejón. «Llegué justo el año que él se fue», rescata. Le llamó la atención su fichaje. «Al ser de Granada y haber hablado siempre bien del club, se podía esperar, pero al estar en Segunda y después de su trayectoria, no parecía el escenario más probable. La dirección ha hecho un gran trabajo por un futbolista que ha de marcar diferencias y ha generado ilusión», subraya.
El pasado fin de semana estuvo en Granada. Se casó un amigo y coincidió con dos antiguos compañeros como Jaime Romero y Diego Mainz. En el actual equipo todavía están Quini, Rochina, Víctor Díaz y Puertas, con los que mantiene la relación. «Les deseo lo mejor y ojalá que pronto vuelvan a disfrutar de Primera», regaló. «El Granada me dio la oportunidad de jugar en Primera y como ciudad me marcó. El Eibar me consideró cuando acabé el fútbol y lo agradezco», argumenta para no dar un resultado.
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