Edición

Borrar
El atarfeño da instruciones a un futbolista durante un entrenamiento. R. I.
Granada CF | El otro gran capitán espera su oportunidad

El otro gran capitán espera su oportunidad

Javi García ·

Media vida vinculado al Granada, emigró a Girona para mejorar como entrenador y ahora espera una ocasión de seguir trabajando para un club, especializado en el desarrollo del fútbol base

Rafael Lamelas

GRANADA

Domingo, 7 de junio 2020, 01:20

A los equipos que cosecharon éxito se les recuerda con nitidez. Hay aficionados que serían capaces de recitar las alineaciones rojiblancas en los ascensos, por ejemplo. Los más avezados, hasta completarían las plantillas de entonces. Pero hay generaciones que también tendrían que ser recordadas por otros motivos. En el Granada, por emprender sacrificios. El club actual no se podría explicar sin las renuncias que afrontaron ciertos futbolistas en su día para evitar la bancarrota, perdonando mucho dinero para no impedir la viabilidad. Fue así al final de la temporada 2008-2009, aquella en la que se marchó a mitad de curso Paco Sanz y entró una gestora comandada por Ignacio Cuerva. Aquel plantel estuvo mucho tiempo sin cobrar. La mayoría liquidó quedándose sin gran parte de lo adeudado. En esa quinta estaba Javi García, uno de los dos que sí siguió en el conjunto cuando aterrizó Quique Pina. El otro fue Manolo Lucena.

«Hay que darle mucho mérito a aquellos compañeros; hubo un comportamiento excepcional. Se nos debían siete meses. Ya no se habla de aquello. Se dejó mucho dinero en ello. Si no hubiera sido así, por esa plantilla, el Granada hubiese desaparecido y no habría llegado lo de después, los ascensos. Se merece un elogio», abunda sobre aquellos que dejaron la imagen para la posterioridad de jugadores de rodillas al iniciar un partido en Los Cármenes. Él era el capitán. Le tocó torear con todo aquello; «y lo pasé fatal». También fue quien asesoró a Juan Carlos Cordero, el nuevo director deportivo, sobre lo que se iban a encontrar los murcianos después. Más tarde, llegó la época de gloria.

A Javi García se le había perdido la pista. En la actualidad se encuentra en Atarfe, la localidad en la que se crio, tras una larga etapa vinculado al Girona en distintas funciones, tanto como entrenador en la base como en la secretaría técnica. Tipo discreto, sabe que hay gente en el seno rojiblanco que conoce su situación pero no ha tocado a ninguna puerta. Es consciente de que la actual política del club es la de integrar a algunos 'ex', como ha pasado con Lucena, Rubén Torrecilla o Diego Mainz. «No sé si surgirá alguna opción en el futuro. Sí que soy un canterano, como ocurre con Francis Hernández (director deportivo de las categorías inferiores de la Selección Española) o Germán Crespo (recientemente nombrado técnico del Córdoba B). Lucena salió del '74' y ya desarrolló su carrera en el Granada CF», apunta, sin desmerecer en ningún momento al 'profeta', como se apodó al granadino, que ahora ejerce como delegado.

Pocos se acuerdan de una extraña decisión que Javi García tomó hace ya muchos años. Militaba en el Recreativo de Huelva, cuadro al que había llegó de la mano del granadino Lucas Alcaraz y en el que se había convertido en un soldado eficaz, sobre todo en el centro del campo. Vivió el esplendor de un ascenso y la disputa de una final de Copa del Rey, pero también la amargura del descenso al final de aquel ejercicio. Tenía contrato aún con los onubenses tras una segunda campaña consecutiva en la 'división de plata', pero recibió una llamada que alteró todo. Era de Paco Sanz, que le quería como buque insignia del nuevo Granada que quería reconstruir... en Tercera división. Javi sopesó pros y contras, Sanz le hizo una oferta importante, aunque menor a la que tenía, que sobre todo garantizaba su continuidad en el club en otras funciones si fuera necesario cuando su carrera acabara. «Creí en lo que me brindó, en el reto que se planteaba», suscribe. No era fácil, en cualquier caso, abandonar el fútbol profesional para irse a las 'catacumbas', a un proyecto que tenía que coger forma aún. Sin embargo, no sin la angustia natural de este escudo, las cosas le fueron de maravilla. Ascendió y el equipo retornó al nivel, la Segunda B, en el que García debutó con el primer equipo en sus años mozos.

Esplendor y caída de Sanz

Afrontó el esplendor y la caída con Sanz, «aunque no me arrepiento de la decisión de volver». Luego, gozó de los pasos iniciales de la era Pina. Fue titular en los encuentros de arranque, ya en su última posición habitual de lateral derecho, pero al final Nyom le quitó el sitio y tuvo que quedarse sin minutos. Con el ascenso a Segunda, colgó las botas y pasó a ser el segundo entrenador de Fabri González. Juntos alcanzaron el hito de devolver al Granada a Primera. Seguiría como ayudante con Abel Resino, Juan Antonio Anquela y Lucas Alcaraz al principio del ciclo de este. Ese verano hubo alguna discrepancia con la dirección que motivó que se marchara de su 'casa' y emprendiera su carrera en solitario. Se enroló en el equipo de su localidad, el Atarfe Industrial, con una delicada situación económica. «Quería saber si lo de entrenar me llenaba de verdad y la experiencia me gustó pese a las dificultades. Todos los jugadores a los que quería traer me los tocaba el Maracena, el Huétor Tájar o el Loja», rescata. Apostó por jóvenes y viejos rockeros que le habían acompañado de corto, como Jesús Sierra o Gorka Pintado, quien se afincó en Granada cuando dejó el fútbol para montar un bar-restaurante. Se puso las botas de tacos para ayudar a su amigo.

En 2015, cambió de aires y se marchó a Girona. Empezó en el Infantil de División de Honor, para luego ocuparse del filial. Dos años después, se integró en la secretaría técnica haciendo 'scouting' para el fútbol base, «viajando por el mundo», y pasó a ser el segundo técnico del Peralada, que se integró en la estructura y estaba en Segunda B. Ahí siguió hasta la campaña pasada, cuando descendió a Tercera y salió del conjunto catalán para volver a Granada, por ahora sin ocupación.

El futuro, en la cantera

El conocimiento de la cantera por parte de Javi García le lleva a pensar que el futuro inmediato del fútbol, ante la crisis que hay encima por la pandemia, pasa por la base. «Puedo hablar por el Girona. Allí se ha aplicado una metodología desde juveniles hacia abajo. Mismo sistema y fundamentos, a partir del 4-3-3, con similitudes con lo que hace el Barça, sobre todo desde que se intensificó la relación con el Manchester City. El primer equipo sí actúa con libertad. Nosotros 'producíamos' futbolistas para la élite. Un ejemplo es Pedro Porro, que ahora está en el Valladolid», detalla. «Todos los clubes deberían invertir más en esto. No sólo porque a la larga hay un ahorro, sino por el sentimiento de pertenencia. Ahí está el Athletic; cualquier chaval sabe que tiene una opción de llegar al primer equipo», subraya. «A mí me pasó en el Granada y desarrollas esa ilusión por vestir la camiseta que amas», regala.

Todos son elogios para la actual escuadra. «Diego Martínez está haciendo muy buen trabajo. Llevaba tiempo funcionando bien. Pienso que la 'españolización' resultó un acierto. Se hizo una gran campaña en Segunda e hicieron lo adecuado siguiendo con ese grupo en Primera. Les ha ido bien con los fichajes que emprendieron. El Granada se ha convertido en un conjunto compacto al que es complicado hacerle un gol. Ver sus partidos resulta bonito porque tienen espíritu de ir a más y se disfruta. Es un club que crecerá y no sólo mirará al descenso. Ojalá podamos olvidar que sea un equipo tan sufridor y se consolide en Primera división», espera deseoso Javi García.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal El otro gran capitán espera su oportunidad