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El Granada aún mantiene la feGonzalo Villar, católico practicante, de los que reza antes de los partidos, logró un tanto celestial que elevó la esperanza de un Granada que mantiene ... la fe en disputar la promoción de ascenso. Todo se dispuso bien con el gol inicial de Lucas Boyé de penalti, pero el Almería no se arrugó hasta equilibrar el asunto tras el descanso. El encuentro se puso tenebroso hasta que lo iluminó Villar con su diana, luego consolidada con un frentazo de Miguel Rubio con premio doble: la victoria y el diferencial particular con los indálicos en caso de empate en la clasificación. Quedan a un punto y a dos el Huesca, que juega este domingo.
El encuentro se aderezó del salseo de una rivalidad algo impostada, pero visible. Dos conjuntos siameses, ambos llegados desde Primera y con la frustración de no verse tan arriba como marcaba su expectativa. Cuentas pendientes por el tapete y un superviviente, Fran Escribá, que retornó a lo que más le gusta y le salió bien, aunque en algunos pasajes se encomendara a la Virgen de las Angustias y 'Fray' Mariño en la portería.
Granada
Rubén Sánchez, Miguel Rubio, Loïc Williams, Carlos Neva; Martin Hongla, Gonzalo Villar, Tsitaishvili (Rodelas, m. 78), Rebbach (Manu Trigueros, m. 62); Stoichkov (Józwiak, m. 92); y Lucas Boyé.
3
-
1
Almería
Maximiano; Pubill, Edgar, Radovanovic (Kaiky, m. 57), Langa; Lopy, Melero (Arnau, m. 88), Robertone, Melamed (Lázaro Vinícius, m. 75); Baptistao (Arribas, m. 75) y Luis Suárez.
GOLES: 1-0, m. 10: Lucas Boyé, de penalti; 1-1, m. 46: Melero; 2-1, m. 78: Gonzalo Villar; 3-1, m. 85: Miguel Rubio.
ÁRBITRO: Ais Reig (comité valenciano). Amonestó al local Martin Hongla (m. 68), ; y a los visitantes Luis Suárez (m. 17) y Lopy (m. 55).
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 34 de LaLiga Hypermotion, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante 16.598 espectadores. Minuto de silencio por Ramón Barrenechea, exfutbolista del Granada.
El 'trigote', por ser tres en el centro e incluir a Trigueros, quedó abolido por orden del preparador valenciano hasta que se vio contra las cuerdas. Se cayó de la foto el 'ex' del Villarreal de inicio y regresó el 4-4-2, con Tsitaishvili y Rebbach por bandas y con Stoichkov y Boyé en ataque. Luis Suárez estaba bajo escarnio ambiental cada vez que tocó el balón, aunque una cosa son los silbidos y otros los insultos, que obligaron a activar el protocolo de advertencia por megafonía. No tuvo el día y hasta hubo momento para la chanza cuando los parroquianos locales le ovacionaron y él aplaudió.
Quien sí se convirtió pronto en un dolor de muelas fue Melamed, canterano del Espanyol como Rubén Sánchez, al que castigó sin cesar. Tiene Rubén un reprís fantástico, pero confía tanto en su potencia que a veces comete excesos en la conducción. También anduvo poco engrasado para mantenerle el baile al menudo extremo del Almería durante toda la cita.
En medio de ese desajuste llegó la diana nazarí. Stoichkov, con ese andar hipotenso que muestra, detectó una fuga y coló un balón por un hueco inescrutable para la zaga almeriense, pero sí para Rebbach, al que atropelló Pubill por detrás. Astuto el argelino y clínico Lucas Boyé para materializar el golpe de castigo. Zancada de caballo y con la pezuña a la red.
La ventaja, bien preciado en Segunda división, acomodó al Granada para el contragolpe. Trató de responder el Almería con Langa desde lejos y en un chut cruzado de Suárez, al que la grada tenía enervado, implacable en un pisotón de amarilla a Loïc. El central valenciano volvió sin la energía de hace unos meses, pero poco a poco, sudor a sudor, se afianzó atrás junto a Rubio, que sin ser tan elegante se mostró muy eficaz en todos los compases.
El Granada se proyectaba en acciones de intercambio posicional. En un córner, Tsitaishvili forzó a Maximiano, que soltó puños de Mazinger Z. No había tranquilidad en el tapete y sobraba voltaje, pero en las idas y vueltas casi recoge premio el conjunto local. Boyé exhibió su capacidad de protección corporal del esférico, un judoka en las distancias cortas, pero no hubo más presión sobre el antiguo meta nazarí hasta el alargue del primer acto, cuando Villar protagonizó una incursión y metió un envío profundo a Stoichkov. Con la lengua fuera, el gaditano disparó hacia el arco, pero Maximiano sacó una mano para forzar un córner que ni se sacó, quisquilloso Ais Reig con la hora.
El colegiado se tomó con calma la vuelta del entreacto y esto pudo despistar al Granada, que salió con una modorra lamentable. Una pelota a la espalda de Neva la ganó Pubill para jugar atrás hacia Melero. Nadie se interpuso entre su lanzamiento, a un rincón ante el que no tuvo reacción Mariño tampoco.
Empate como al inicio en el arranque de la segunda parte, pero las tornas variaron y se posó ese nerviosismo que exorciza al Granada en las malas. En un enredo entre centrales, Suárez hizo una dejada de espuela para Baptistao y el brasileño buscó fusilar a Mariño, pero tuvo el chaleco antibalas bien puesto.
El Almería iba a la guerra, pero dejaba pradera a su espalda. A nadie le conformaban las tablas y todos iban al frente. En el frenesí, Lopy cazó a Hongla, una amarilla con tintes anaranjados. Suárez se soltó las correas una vez y se impulsó en un cabeceo magnífico que encontró una respuesta a la altura de Mariño. Tan buena, que hasta el rematador le felicitó por la estirada.
El Granada sufría, cada vez más endeble y sin el parapeto de manejar el esférico. Trigueros se preparó para darle un giro al asunto, aunque antes vio desde la banda cómo se malograba la enésima llegada directa en las botas de Stoichkov.
El talaverano debía serenar los ánimos para evitar la precipitación en ataque, pero la bola le tardó en rondar. Sucedió en el área chica, curiosamente, en un rechazo de Maximiano ante Boyé, pero no logró embocar la pelota hacia la red.
El Almería, erre que erre, sí generaba peligro en sus acometidas, pero Mariño no quiso darles el gusto a sus compañeros y mantuvo el tipo. Boyé, mientras tanto, soltaba salvas al aire en el área de Maximiano.
En estas entró Rodelas a escena, pero el que irrumpió segundos después fue Gonzalo Villar, que de vez en cuando es capaz de hacer maravillas. Torpedeó a Maximiano desde fuera del área y el proyectil se introdujo por toda la escuadra. El murciano, iluminado desde entonces, le dejó un regalo al espacio a Stoichkov, pero ni pudo con Maximiano ni con Kaiky casi sobre la línea. La rúbrica sí la pondría Miguel Rubio, de cabeza, en una falta lateral de Trigueros. Abrochaba los tres puntos y el golaveraje. Nada mal. Ahora vienen dos salidas. La afición espera que no se olviden de la biodramina.
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