Los jugadores del Granada reclaman al árbitro. Pepe Marín
La crónica

Una derrota por meras pulgadas

El Granada cae ante el Atlético de Madrid tras un tanto al límite del fuera de juego de Álvaro Morata que castigó a un equipo esforzado pero sin gol, con varias reclamaciones en el área de Oblak

Rafael Lamelas

Granada

Lunes, 22 de enero 2024

Hay derrotas de distancias kilométricas entre rivales y derrotas por meras pulgadas, como la del Atlético de Madrid a costa del Granada. Los locales cayeron tras un gol de Álvaro Morata muy suyo, al límite del fuera de juego. Hasta que no implanten la innovación ... del fuera de juego semiautomático rondará la sombra de la duda cuando se tiran líneas en la perspectiva de una imagen a veces inclinada. A Arezo le costó una celebración en el Villamarín. Al ariete de la Selección le dio su decimotercera muesca de la temporada en Liga. Cuestión de perspectiva. Los nazaríes pusieron voluntad y esfuerzo, con un portero encumbrado, pero en ataque flojea la creatividad y falta mucho gol, aunque el Atlético sacó dos balones de la línea y el árbitro se hiciera el longuis ante varias reclamaciones en el área.

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El Granada se precipita al vacío pese a que ahora no sea una caricatura de equipo. Tiene el mal habitual de los modestos, la falta de resolución arriba. Definitivamente, los de delante, que son los mismos de todo el curso, tuvieron una fase álgida al principio de la campaña, cuando todo eran grietas atrás, y ahora atraviesan un valle, especialmente acusado en Bryan Zaragoza, que lleva dos encuentros buscándose a sí mismo.

Granada

Augusto Batalla; Ricard Sánchez (Antonio Puertas, m. 85), Bruno Méndez, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Sergio Ruiz, Gerard Gumbau (Melendo, m. 80), Gonzalo Villar; Myrto Uzuni (Matías Arezo, m. 67), Bryan Zaragoza (José Callejón, m. 80) y Lucas Boyé.

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Atlético de Madrid

Oblak; Nahuel Molina, Savic, Witsel, Mario Hermoso, Riquelme (Lino, m. 46); Barrios (Giménez, m. 80), Marcos Llorente (Rodrigo de Paul, m. 46), Saúl (Koke, m. 76); Griezmann y Morata (Correa (m. 76).

  • GOL: 0-1, m. 54: Morata.

  • ÁRBITRO: Martínez Munuera (comité valenciano). Expulsó a Nicolás Maidana, preparador físico del Granada (m. 94). Amonestó a los locales Lucas Boyé (m. 75: acarrea suspensión), Augusto Batalla (m. 94) y al entrenador Alexander Medina (m. 96); y a los visitantes Saúl (m. 72) y Savic (m. 75).

  • INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 21 de LaLiga EA Sports, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante 18.704 espectadores.

A falta de otro extremo y de Piatkowski, ausente de última hora por unas molestias musculares leves, Alexander Medina pobló el centro del campo con Gumbau. El entrenador uruguayo fomenta la asimetría, con una banda ciega, la izquierda, que reforzaba en defensa Gonzalo Villar y por la que se proyectaba a Neva. Uzuni y Boyé eran dos puntas alternativos, presionando el uruguayo y arañando entre líneas el argentino, aunque todo lo que baja a veces lo devuelva fatal.

El primer aviso fue suyo, algo desviado, tras un error de Savic. Dormitaba el Atlético de Madrid, cargado de tanta prórroga en Arabia y en el Metropolitano, pero aceleraba cuando el balón le llegaba a alguno más fresco, como Riquelme. Se abonaron los rojiblancos horizontales a salir con escuadra y cartabón. Secuencias de pases tirando el compás que al principio sobresaltaron al público, pero que se fue habituando ante la precisión local. En especial, con ese portero estrella el rock que es Augusto Batalla. No hay asomo de nervios en él y sí el aplomo de los cancerberos sudamericanos con magnetismo.

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El acordeón iba proporcionando largas posesiones, con un parco bombardeo sobre Oblak desde los costados. Le costó aparecer a Bryan Zaragoza durante toda la cita, muy rodeado, en el exilio de la derecha, y el equipo se lanzó con otro actores y por otros sectores. El Atlético seguía sonámbulo, pero en un parpadeo podía transformar todo. En la primera conexión entre Griezmann y Morata casi canta bingo el ariete, pero Batalla salió y dispuso una aduana. Los colchoneros oscilaban hacia Riquelme, que le buscaba problemas a Ricard, abocado a recular en exceso. Griezmann tuvo un larguero anulado por una falta previa a Neva de Llorente en la que Martínez Munuera primero dejó seguir, como si fuera ventaja de los anfitriones y no al revés.

Al Granada le faltaba rapidez en las transiciones y en una suelta en la primera parte, casi hubo fiesta. Gumbau, con su trote pero también con su catapulta, dirigió el balón hacia Bryan, que invadió el área rival con peligro. El malagueño tenía la noche enredada y así prosiguió.

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A Simeone no le convencía el pleito e hizo un doble cambio en el entreacto, con Lino por Riquelme y Rodrigo de Paul por Marcos Llorente. Lino salió con la encomienda de intensificar el castigo sobre Ricard. El Atlético metió otra marcha y obligó a Batalla a emplear más superpoderes. Estuvo atento en un balón mal alejado por Neva, fuego amigo, y sublime ante un chut de Lino. Lástima que no llegara en verano.

Al Granada le costaba lo indecible generar ocasiones. Había más pólvora a balón parado que en cualquier jugada continuada. Ignasi peinaba pero no orientaba bien. En ello se estaba cuando apareció la polémica televisiva.

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Griezmann, que andando ya es un artista, le sirvió un centro a Morata que concluyó en la red. En la repetición, sin trazos sobre el monitor, parecía que el delantero estaba ligeramente adelantado. La deliberación duró tres minutos y medio y el veredicto fue que, por una vez, el madrileño no había pisado el cepo. En la tele, tardaron un buen rato en mostrar una supuesta alineación de rodillas.

Lo curioso vino al rato, cuando Saúl marcó en una llegada, pero ahí sí vieron en la sala multipantallas unos centímetros de adelanto del Atlético. El fútbol pasado por el microscopio, con resultados imprevisibles.

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Respiró aliviado el Granada y empezó a atacar con todo, ya con Arezo en la cancha, aunque quienes casi anotan fueran los de atrás. Bruno Méndez probó cuando le llovió una pelota en un ensayo estratégico que sacó Witsel sobre la línea y que Villar rubricó con un tiro raso, pero que se perdió sin molestar a Oblak.

Medina no quería dejarse nada en la armería. Entraron sucesivamente Melendo, Callejón y Puertas, ya con tres atrás, a tumba abierta. Hubo un poste de Griezmann y una mano salvadora de Batalla con Correa, preámbulo de un alargue lleno de reclamaciones locales. Una posible mano de Giménez en el área, un empujón a Bruno Méndez, un milagro de Mario Hermoso para evitar el empate de Arezo. Un muestrario de impotencia que tornó en rabia para este Granada que se lo deja todo pero al que no le alcanza para mucho más, ni para empatar. Los refuerzos de enero para la vanguardia ya llegan un poco tarde.

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