![Granada y Cádiz se neutralizan](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/2024/11/23/foto-granada-cadzi-kmRF-U230102526540PfE-1200x840@Ideal.jpg)
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Granada y Cádiz se neutralizaron en un partido vacío de goles. Tuvieron mejores situaciones los rojiblancos, pero o se fueron al limbo o las desbarató el portero David Gil, aunque sin contorsionismos. Fran Escribá reservó a Myrto Uzuni tras su periplo con Albania aun sin ... Lucas Boyé en el campo y el ataque 'B' no funcionó en la resolución, con Shon Weissman y Siren Diao, goleadores en Gijón, como titulares. Cesarini, aquel legendario delantero italiano que marcaba en las postrimerías y que tantas veces se ha reencarnado en jugadores rojiblancos esta temporada, decidió tomarse el día libre. Primer encuentro de la temporada en el que los nazaríes no marcaron. Al final tuvo que salir Uzuni, sin poder dar un bocado como revolucionario.
Los locales arrancaron al galope, pero el Cádiz de Paco López fue encontrando soluciones para bajar el ritmo a favor de sus intereses. Nunca quedó la sensación de que los amarillos pudieran llevarse más de un punto de Los Cármenes, pero en contextos tan reñidos a veces los acontecimientos no obedecen a la lógica. Quedó claro que sin su delantera titular, al Granada le cuesta todo mucho más. No es lo mismo brillar desde el papel secundario, como pasó en El Molinón con Weissman y Diao, que asumir el papel principal de la película. La responsabilidad.
Granada
Mariño; Ricard Sánchez, Miguel Rubio, Insua (Oscar, m. 64), Brau; Sergio Ruiz, Gonzalo Villar (Hongla m. 76), Reinier (Uzuni, m. 64), Rodelas (Pablo Sáenz, m. 85); Weissman y Siren Diao (Tsitaishvili, m. 64).
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Cádiz
David Gil; Fali, Kovacevic, Víctor Chust, Matos; Fede San Emeterio (Álex Fernández, m. 83), Escalante, Ontiveros (Iván Alejo, m. 71), Brian Ocampo (Melendo, m. 77); Roger (Chris Ramos, m. 77) y Carlos Fernández (Sobrino, m. 83).
GOLES: No hubo.
ÁRBITRO: Arcediano Monescillo (comité castellano-manchego). Amonestó a los locales Reinier (m. 45+2), Miguel Rubio (m. 45+3), Brau (m. 76) y Hongla (m. 94); y a los visitantes Ontiveros (m. 45+2), Fede San Emeterio (m. 67) y Fali (m. 90).
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 16 de LaLiga Hypermotion, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante 17.704 espectadores.
No hubo defensa impar pero sí una alineación con secuelas del 'virus' FIFA. Un 'once' sin internacionales, con la vuelta de Gonzalo Villar al timón, la bendición del rematador postrero Diao y la aparición fulgurante de Rodelas en la izquierda. El canterano tuvo a Fali delante, un central con cuerpo de estibador de improvisado lateral. El de Alhendín no se acomplejó y soltó varios centros enroscados de buena factura aunque sin solución a la red por parte de los rematadores. Galvanizó a sus compañeros, que no supieron convertir sus ingredientes en alimento.
Rodelas fue el guiño al Recreativo del técnico, que por contra prescindió de Oscar en defensa, apostando por la experiencia de Insua y Miguel Rubio, aunque luego salió al rescate tras la lesión del gallego en la segunda mitad. Ocampo buscó a Miguel Rubio, pero el sistema de ayudas funcionó en el arranque.
El primer tercio destiló todo lo que puede ser este Granada cuando todas las piezas se engrasan. Un conjunto fluido, con buenas llegadas de fuera adentro, aunque con el aguijón sin veneno. Hubo muchas situaciones prometedoras, en acciones de tiro o en balones largos, como en uno que peinó Reinier atrás para que intentara embocar Ricard Sánchez, todo fuera sin remedio. Hasta Rodelas probó a chutar hacia David Gil, pero el portero no necesitó de grandes paradas para escapar ileso.
El Cádiz dormitaba hasta que espabiló. Ontiveros probó del lejos y el Granada, sin percatarse, fue perdiendo tacto. Circulaciones imprecisas que casi le cobran factura, con la impresión de que los amarillos mantenían mejor el balón. El momento de incertidumbre pudo terminar si Weissman emboca otra delicia de Rodelas, pero el israelí no supo armar un mero golpeo de interior.
El acto se apagaba camino del descanso cuando empezaron los sobresaltos. Se inició con un córner que Matos no mandó lejos de la portería y estalló en varias fricciones entre futbolistas, con varias exageraciones cadistas por supuestos manotazos que no fueron para tanto. Se caldeó la antesala de la pausa y en la tensión casi marca Ocampo, pero Mariño intervino con destreza. Pequeñas tanganas que en nada beneficiaban a los anfitriones.
El Granada trato de serenarse y retomó el acoso del principio al comienzo de la segunda parte. Rodelas probó con intención, pero nada iba al depósito. Tampoco un cabeceo alevín de Reinier. A cada fiasco en el área, más se iba el ojo del aficionado al lugar por el que calentaba Uzuni.
Se le fundían las ideas a los rojiblancos, con una pérdida preocupante de Reinier que no tuvo consecuencias por el aguante de Mariño ante Carlos Fernández. El brasileño trató de compensar con un pase elevado en la otra vera hacia Diao, que se midió en duelo con David Gil. El guardameta tapó su chut escorado en el mano a mano.
Ambos contrincantes bajaron la guardia y el balón se precipitaba de un lado a otro. Era ese tipo de partidos que tienden más a lo que busca Paco López que a lo que agrada a Fran Escribá. Weissman malogró un contragolpe por chupón y ya quedó apelar al banquillo, a que saliera alguien a buscar el giro.
Fue triple el cambio porque además de Uzuni y Tsitaishvili, apareció Oscar por Insua, que se mareó. Brotó de nuevo la energía en el seno rojiblanco, mientras el Cádiz buscaba las cuerdas, con interrupciones varias, cada vez más conforme con el empate, mandando a Fali a administrar anestesia.
El Granada buscaba la fórmula del gol, en la pizarra o en una servilleta, pero no le salía. Tsitaishvili tuvo un poste en ese tránsito febril. Paco López quiso audacia con Chris Ramos y otro exrojiblanco, Melendo. Persiguieron sombras.
Carlos Fernández, viejo conocido de la casa, se quedó sin pilas y Arcediano Monescillo paró el encuentro como si forzara el homenaje. El sevillano fue sustituido junto a San Emeterio, lo que permitió el aplauso local a los antiguos soldados.
Llegaron las últimas curvas, las de los derrapes, golosas para los nazaríes. El esférico huía donde no tocaba y Rodelas, después de intentarlo hasta el agotamiento, dejó su carril a Pablo Sáenz. Tampoco así iba a alcanzar, incluso con seis minutos de alargue. No siempre va a haber finales trepidantes.
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