El Celta tenía puestas muchas expectativas en esta temporada. Después de lo que tuvo que sufrir en la pasada campaña para sobrevivir en la categoría, pocos pensaban que se podía repetir algo parecido. Las decisiones que se tomaron en el pasado verano iban encaminadas a corregir los errores que se habían detectado para evitar que surgieran los mismos problemas que le impidieron vivir un año tranquilo.
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Fran Escribá salvó al equipo del descenso y se ganó la renovación. Pero en el inicio del mes de noviembre fue destituido como entrenador por los malos resultados. Sólo pudo durar doce jornadas en su cargo. Llegó para darle relevo Óscar García Junyent, con el que el Celta ha tenido altibajos desde su llegada, si bien últimamente convence y el rendimiento ha ido más hasta lograr estabilizarse para salir de la zona de descenso.
«La temporada pasada el equipo sufrió para lograr la permanencia y fue Iago Aspas el que le pudo sacar de ese problema. Empezó con mucha ilusión este curso tras consumarse la operación retorno, que trajo la vuelta de jugadores formados en la cantera o que habían jugado aquí, como el caso de Rafinha, Santi Mina, Denis Suárez y Pape Cheikh. Había expectativas de poder pelear por Europa, pero el equipo no funcionó ya desde el inicio, no tuvo un juego fluido y poco a poso se metió abajo. La única expectativa ahora es lograr la permanencia», explica Armando Álvarez, periodista del diario El Faro de Vigo.
Ha costado aceptar la realidad a la que he tenido que enfrentarse y finalmente ha tenido que asumir que su pelea está por ponerse a salvo. «Ha sido como una fase de negación, porque el equipo tiene que ir hacia arriba, luego de aceptar de que la realidad era pelear por la permanencia, la afición lo ha asumido y anima al equipo en los partidos importantes. Ha vuelto lo que se generó el año pasado para lograr la permanencia, lo que se conoce como 'A nosa reconquista', que es una fiesta en Vigo de 1809. Se le llamó así el año pasado para generar esa comunión de aficionados y equipo. Le toca pelear por la permanencia hasta el final».
El conjunto vigués juega ahora de forma más pragmática después de los problemas que hubo meses atrás. Armando Álvarez recuerda que a Escribá lo renovaron al pensar que se habían detectado ciertas carencias en el tema físico y de intensidad, lo que se iba a corregir. Sin embargo, se pusieron a tiro «los jugadores con los que soñaba siempre, como Denis Suárez, Rafinha o Santi Mina, por lo que al final se acabó montando un equipo que no corresponde a ese perfil. Es más bien de más talento técnico y físicamente menos. Escribá no veía el equipo con otro sistema que no fuese el 4-4-2. Su idea era jugar con dos pivotes, y Rafinha y Denis Suárez en las bandas, y con Aspas por dentro. Nunca se movió de ese sistema. Denis empezó bien pero después cayó y Rafinha tuvo problemas físicos. Al equipo le faltaba consistencia e intensidad. Tenía el balón pero le costaba mucho generar ocasiones de gol».
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