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Carlos Neva pide a la grada más ánimo señalándose las orejas tras el gol que adelantó al Granada en el partido ante el Deportivo. Pepe Marín
Un Granada en estado de confusión
La resaca

Un Granada en estado de confusión

Abascal pretende la versatilidad en un equipo que no está cuajado y sigue con serios problemas en la toma de decisiones en medio del partido

Rafael Lamelas

Granada

Domingo, 8 de septiembre 2024, 23:34

1. Entre la calificación de bandazo y la de genialidad a veces solo dista el resultado en fútbol. Un equipo madurado tendría que ser capaz de variar de sistema a conveniencia para obtener un fruto, pero a menudo se relaciona la estabilidad de un dibujo con la solidez en los argumentos tácticos, cuando no tendría por qué ser así. Pretender la versatilidad del Granada es algo lógico por parte de Guille Abascal y no es el primero que lo explora.

2. La cuestión que pesa es que los rojiblancos están aún lejos de cuajar como conjunto en lo básico, con despistes flagrantes, en una particular extensión de la pretemporada en estas cuatro primeras jornadas. Continúan con serios problemas en los ajustes que implican ciertos partidos; en la toma de decisiones sobre el campo del entrenador más allá del planteamiento. Una cosa es diagnosticar qué precisa un encuentro en el inicio, que concentra el trabajo de la semana; y otra cómo intervenir ante las complicaciones. La pericia del técnico, de sus movimientos y de los revulsivos.

3. Guste o no lo de jugar con tres centrales al público, lo cierto es que el esquema de los nazaríes sorprendió al Deportivo de La Coruña. También, la soltura de Reinier para conectar rápido con sus compañeros y originar ataques. Sería una fenomenal noticia para los rojiblancos que el brasileño expresara su talento en Los Cármenes tras varias aventuras insípidas desde su llegada a España.

4. Era un Granada que renunciaba a acaparar la posesión y prefirió los ataques eléctricos y la presión para forzar el error del rival. Llegó el gol en una de esas oleadas y entonces, con marcador en contra, Imanol Idiakez, preparador del Dépor, operó para mejorar a los suyos.

5. Lo primero que hizo fue cambiar de perfil a los laterales para controlar a los carrileros nazaríes. Ximo Navarro, más defensivo, tapó el espacio por el que se incorporaban Pablo Sáenz y Ricard, con tendencia ambos a ir al centro. Mella, un extremo reconvertido pero polivalente, dejó la zona defensiva izquierda para percutir por la derecha, en el hueco entre Neva y Loïc Williams. Lo demás lo aportaron sus bandas, Soriano y Yeremay, más próximo a la circulación el primero, creando una superioridad ante Sergio Ruiz y Manu Trigueros, e incisivo en la conducción el segundo, el canario, regateador consumado, siempre con el veterano Lucas Pérez cerca en el apoyo.

6. Como le sucedió en el primer partido de Liga, el Granada se adelantó en el marcador, pero regaló su ventaja en una desconexión. No fue a balón parado, sino en una transición defensiva en la que los locales replegaron mal y se despistaron en las marcas. A Marc se le doblaron las manos ante el tiro sobre la marcha de Lucas Pérez.

7. El 1-1 invitaba a la reacción, pero sin ansiedad. Abascal se aferró a la nueva composición por encima de todo. De hecho, en lugar de aprovechar el cambio por conmoción de Loïc para eliminar un central y ganar un pivote, insistió en la distribución y siguió con la manija perdida en la parte meridional.

8. Para Abascal, el grupo pasó un trance anímico en esa fase y se recompuso después. Es una interpretación algo sesgada, aunque llevó razón en que hubo llegadas en los minutos definitivos como para ganar la cita, pero más por arreones individuales que por una serenidad en el juego. Corbeanu abusó del esférico, pero su producción resultó muy desigual. Finta y centra, pero le cuesta apoyarse en corto.

La conexión más limpia la generaron Rubén Sánchez y Lucas Boyé, pero la consecución que propiciaron fue justamente anulada por fuera de juego. Quizás entraron un poco tarde a un Granada que pedía gasolina en ataque desde el comienzo del último tercio del partido.

9. La situación asoma confusa porque sumar un punto de nueve posibles en casa es un dato horrendo, en medio de ese ambiente tan raro por la ausencia de una grada de animación. Para el club, tomar tan pronto una medida drástica sería reconocer un fracaso mayúsculo, sobre todo para el director deportivo, que apostó sin reservas por Guille Abascal. El entrenador apelará al margen mínimo para medir su labor, pero le lastra la indefinición general del equipo, aparte de los prejuicios, el clima tóxico y su gestión de los encuentros.

10. El Granada es un conjunto vulnerable, que no está encontrando un discurso que potencie las teóricas capacidades de sus futbolistas. Por nombres, sumado Reinier, invita a pensar que tiene recursos de sobra, pero al final lo importante no es el currículo de los actores, sino cómo representen un guion cambiante. Los otros 'directores' a los que se ha medido Abascal han improvisado mejor. A esta película le falta credibilidad, interpretaciones convencidas.

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