El Granada femenino adelanta los regalos de Navidad

El Granada ya sabía lo que era vencer al cuadro sevillista este curso. Lo hizo hace más de un mes en Liga F y en la Ciudad Deportiva granadinista, pero los octavos de final de la Copa de la Reina requerían un escenario más acorde a la magnitud de la cita. Los Cármenes extramotivó a las rojiblancas, maravilladas toda la semana ante la idea de pisar su césped. El estadio respondió con garantías, poblando su tribuna y llevando en volandas a una plantilla que parece despertarse cada mañana en un sueño placentero y cálido.

Su situación más que holgada en el campeonato doméstico permitió al Granada afrontar el choque sin absolutamente nada que perder. Ruiz alineó de inicio su once de gala. Una defensa de tres centrales y dos carrileras que ya dio sus frutos otras ocasiones, con Alexia y Laura Pérez volando por las bandas tras el buen hacer por dentro de sus compañeras. Un guion letal para sus oponentes.

Isa Álvarez adelantó a las rojiblancas con un libre directo desde la frontal. La zaguera la puso en la escuadra para levantar a los granadinistas de sus asientos antes del cuarto de hora. Fue el primero de tres golazos, pero el champán no se descorchó tan rápido. El Granada dominó y gozó de oportunidades, pero no encontró acierto y dio alas a su rival. El Sevilla creció lentamente en la eliminatoria y puso en problemas a las locales.

Cerrato remató desde el pico del área para batir a Sandra con un efecto imposible. Fue un jarro de agua fría, que no disipó la euforia de la grada por fortuna. Además de tablas y de recursos, un equipo también necesita ángel. El Femenino lo tuvo, pues Edna emergió de la nada para ganarle los 100 metros lisos a Llamas y fusilar a Sullastres antes del descanso. Con la reanudación llegaría el festival rojiblanco, con llegadas constantes por tierra, mar y aire, así como con gol anulado a Edna por infracción un salto.

Faltó puntería hasta que Laura Pérez decidió dejarse de todo tipo de contemplaciones. La granadina, que está de dulce, quitó las telarañas de las dos escuadras de la meta sevillista en menos de cinco minutos. Dos dardos somníferos para las visitantes, que ni siquiera creyeron cuando Moral recortó la renta. Ya era demasiado tarde. El Granada ya había alzado su copa. Un brindis de rojiblanca Navidad.