El Granada femenino remonta el vuelo

Todo ello tras un nuevo inicio para olvidar. Apenas se habían tanteado los equipos cuando el Espanyol pegó el primer puñetazo sobre la mesa. Las pericas lograron encontrarse entre líneas ante un Granada estático y que no basculó bien. Gaste dejó demasiado hueco en la zurda a Judith Pablos, que lanzó un potente chut cruzado. Sandra no estuvo del todo contundente, detuvo el disparo pero dejó el rechace tierno en el área pequeña, donde Opazo la empujó a meta.

La jugada no dejaba bien parada a la defensa, demasiado relajada en un momento que pudo dar al traste con todo el partido. Sin embargo, en el momento de mayor duda, salió a relucir el oficio de un equipo que cree ante cualquier adversidad. Poco a poco, apoyadas en su auténtica intensidad, fueron venciendo duelos, atrapando sombras y haciéndose con el balón.

La exrojiblanca María Pi salió segura de la portería para recoger un disparo de Alicia que rozó en una defensa. El Granada arrinconó al Espanyol y poco después del cuarto de hora, Naima convertía en oro un saque de banda. Se dio la vuelta en la línea de fondo, caracoleo alejándose de portería y atrayendo marcas hasta que vio la fugaz aparición de Pamela en el área. La charrúa recogió el envío filtrado y con un chut seco la mandaba a guardar ante la inútil estirada de Pi.

No se quedaron atrás las locales, que en una maravillosa jugada de estrategia estuvieron a poco de retomar la ventaja. La triangulación desarmó la armadura nazarí. Cuando una perica iba a empujar un pase de la muerte, la capitana Lauri se jugó el tipo para despejar a córner.

Fue el inicio de un correcalles del que las defensas fueron víctimas. Laura Pérez, de inquebrantable fe, peleó un balón perdido para recuperarlo en la línea de fondo rival y ponerlo raso para Naima, que remató al primer palo. Para su desgracia, se encontró con un escorzo fabuloso de Pi. En el rechace de ese saque de córner, Gaste probó con un chut lejano que se colaba en la portería. De nuevo la portera espanyolista se lució con una buenísima mano.

Con el paso de los minutos, el partido perdió energía. El cansancio hizo mella y el ritmo se detuvo en incontables faltas. Hasta el descanso, los dos equipos lo intentaron con disparos tímidos y a distancia que no cogieron portería por lo general.

Tras el paso por vestuarios llegó una exhibición con premio, 45 minutos muy marcados por lo que ocurrió en la primera jugada. María Pi, hasta entonces la mejor del partido, cometió una pifia monumental. Confundió tiempos y se volvió a ver de rojiblanca para, con un mal pase, regalar la posesión a Naima. La horizontal avanzó con el regalo y la puso pegada al poste, imposible para la atormentada guardameta.

El golpe de fortuna dejó sobre la lona al cuadro catalán y avivó la chispa ofensiva de las rojiblancas, que empezaron a castigar cada error de las locales. El Granada solo sufrió un poco en el balón parado, donde Sandra se hizo grande.

Poco antes de la hora de partido llegó la acción que lo resume todo. Adriana recibió un balón en el centro del campo para intentar sorprender a Sandra desde allí con un chut bombeado a la media vuelta. Pasó cerca del poste. Sandra sacó de meta y el balón cayó a Naima, que le mejoró por mucho el intento a Adriana. Hizo lo mismo, pero superó a Pi, ya moralmente destruida tras los dos goles.

Al Espanyol no le quedó otra que probar fortuna por tierra, mar y aire, estampándose siempre en la muralla rojiblanca. De hecho, el 1-3 es corto, pues las acciones más cercanas al gol fueron rojiblancas hasta el final. Lauri mandó un balón a la madera y Alicia se quedó cerca del cuarto en una falta que salió alta.

La reacción a la derrota de hace una semana y dentro del propio partido, al gol encajado en el inicio, es propia de un equipo que no debe poner techo a sus aspiraciones, capaz de lo mejor incluso fuera de casa y ante equipos de gran categoría. En el margen de mejora está el evitar empezar por detrás de nuevo y alargar el acierto en ataque que sobró en Cataluña pero se echó en falta en algunos duelos en casa.