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Rafael Lamelas
GRANADA
Viernes, 3 de diciembre 2021
A fuerza de coraje, el Granada venció a un Alavés que aspiró al menos al empate. Sucedieron esas circunstancias tan particulares de este deporte, en el que la garra lleva a niveles que no concuerdan con el fútbol desarrollado. Los rojiblancos fueron oportunos para marcar ... con un flechazo de Puertas, pero luego se les hizo el partido muy largo. Se replegaron tanto y se mostraron tan inocentes que solo la buena fortuna y la impericia rival les mantuvieron alejados de las llamas. Tuvo que ser por fuego amigo, con un gol en propia de Abram, como anotaran los babazorros, con poco tiempo por delante y con poca munición sobre el campo. Un lateral reconvertido a extremo en la noche, Santiago Arias, tuvo la intuición para aparecer donde los delanteros oportunistas tras un cabeceo al poste con el que Abram quiso arreglar el desastre. La diana del colombiano elevó la temperatura ambiental y todos se afanaron por clausurar el acontecimiento sin lamentar heridos.
No hay que olvidar que el Granada tenía siete ausencias y que sumó dos tocados más, Escudero y Puertas, que acarrearon reemplazos forzosos, también acalambrado Milla. No era una situación cómoda porque los nervios atenazan y el Alavés se sintió demasiado suelto, aunque anduviera sin enfoque. Los rojiblancos saltan con 15 puntos y superan a un rival directo. Nada mal aunque hubiera poca estética.
Granada
Maximiano; Quini, Luis Abram, Torrente, Carlos Neva; Gonalons, Luis Milla (Monchu, m. 80), Antonio Puertas (Santiago Arias, m. 80), Escudero (Eteki, m. 61); Luis Suárez y Jorge Molina (Alberto Soro, m. 70).
2
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1
Alavés
Pacheco; Martín, Laguardia, Lejeune, Javi López; Loum (Tomás Pina, m. 71), Pere Pons (Sylla, m. 78), Tony Moya (Manu García, m. 57); Édgar (Pellistri, m. 71), Luis Rioja y Joselu.
GOLES 1-0, m. 14: Antonio Puertas; 1-1, m. 81: Luis Abram, en propia puerta; 2-1, m. 86: Santiago Arias.
ÁRBITRO Alberola Rojas (comité castellano-manchego). Amonestó a los locales Luis Abram (m. 40) y Puertas, m. (m. 79); y a los visitantes Laguardia (m. 45+1) y Javi López (m. 86).
INCIDENCIAS Partido correspondiente a la jornada 16 de LaLiga Santander, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 13.511 espectadores.
Envidó el equipo con Escudero como extremo que en principio potenciaba las subidas de Carlos Neva. Las bajas decidían el resto de la alineación, con Torrente junto a Abram, dos zurdos de centrales, como acabó el asunto en San Mamés. Había muchas zonas bajo examen, pero la vuelta de Milla hacía encajar todas las piezas. Su sociedad con Gonalons es un sostén ante cualquier meteorología.
Estaba Puertas inquieto, con ese tipo de acciones embarulladas que deciden su suerte, la gloria o el hundimiento. Embolsa el balón, lo zarandea entre los pies y si los regates salen, reaparece el Puertas letal, no el melancólico. A él le dieron la primera patada y él soltó el primer aviso, en un centro de Neva que el almeriense mandó fuera por poco.
La aproximación motivó al de Benahadux, que estaba a punto de soltar un fantástico zapatazo. La bola le llegó tras una acometida de Suárez, culebreando entre adversarios. Hubo un rebote, quizás mano rival, y un despeje blando de la zaga que cazó Puertas con el revólver desenfundado. Pulsó el gatillo y Pacheco se estiró plástico pero sin incidencia para detener el proyectil.
Un gol clama liberación y Puertas se desprendió de cargas. También el Granada, aunque le costó atemperar el asunto. El Alavés forjaba mejor las jugadas desde atrás pero moría arriba, con los laterales rojiblancos muy atentos, salvo rara excepción, y un Torrente que solo es veinteañero en el DNI y en su cara barbilampiña, porque como futbolista parece salido de la Serie A.
Robert Moreno lo veía todo desde un palco, pero su mano derecha Guindos ejecutaba sus órdenes y aplicaba alguna de sus estratagemas en los córners. Escudero sacó uno corto a Molina, que rápidamente buscó hacia la frontal para que Puertas se coronara, pero esa vez el tiro se le desajustó. Aunque Abram sufría un poco en el perfil contrario y se despistó una vez con Pere Pons, el primer acto transcurrió sin más sobresaltos, con una ventaja no basada en la insistencia, sino en la precisión de uno de sus francotiradores.
Se concentró el terror en una aproximación del Alavés mal medida, con Édgar dando el pase de la muerte y Toni Moya errando a portería vacía, como si le asustara un 'poltergeist', inexplicable. Quizás lo necesitaba el Granada para espabilar tras el descanso para que se volviera a tensar en la retaguardia.
Javi Calleja retiró a Moya, aún apesadumbrado por su fallo, y coló a Manu García, calculador en el balón parado, como en un córner que al final acabó chutando Lejeune fuera, sin ángulo. Se empastó todo y Escudero sintió un malestar muscular que obligó a su sustitución. Moreno introdujo a Eteki para perfilar un 4-3-3, con Suárez escorado a la izquierda. Justo tras el reajuste, llegó una metedura de pata de Abram con Pere Pons, que se anticipó, subió y conectó con Joselu. El punta, con todo el marco para apuntillar, chutó al centro y Maximiano aplicó sus ventosas.
El portugués siempre hace una parada de advertencia antes de una colosal. Tuvo que emplearse a fondo en un lanzamiento de Luis Rioja demonizado por un roce involuntario de Quini, que Maxi acarició con la yema de los dedos.
Rioja quería y quería, y el Alavés iba acumulando méritos para como poco empatar, pero necesitaba una portería del tamaño del Arco del Triunfo. Las goteras en el sector rojiblanco seguían. Cada balón dividido era un lamento y en ataque faltaban aire y piernas. Lo acusó Puertas, lesionado en una carrera. Moreno no quiso que el siguiente fuera Milla y sacó a ambos. Monchu fue reclutado en la medular y Arias se situó por delante de Quini, para intentar cercar a Rioja.
Cuando parecía todo anestesiado, llegó el jarro de agua congelada, precisamente de Rioja. Centró con intención en una subida y Abram, sin nadie encima que le atosigara, al ir a despejar desvió el balón hacia la meta.
El Granada, cada vez más obtuso, intentó variar las tornas con lo que tenía sobre el césped, que no eran las mejores opciones ofensivas, pero el fútbol es tan caprichoso que cuando da, a veces la devuelve en la misma velada. Soro botó un córner y Abram despegó para rematar. El poste le impidió subsanar lo anterior, pero Arias, astuto como un ratón, se encontró la bola y punteó como en billar.
El público entró en éxtasis y Guindos se recorrió la banda como antaño Fernando Vázquez, desatado todo el banquillo local. El Alavés no daba crédito a que su torrente de llegadas no le sirviera a la postre de alimento. La exigencia metió a la hinchada en el asunto y esta impulsó a los suyos en un alargue solventado con despejes y enredos junto a los banderines. Especulación para dejar los puntos en Los Cármenes. Con tantas bajas, tiene su mérito. Hubo pasión para reaccionar más que sutileza en el juego. Menú de polígono, nada gourmet, pero también quita el hambre.
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