Viajar a Elche para el Granada rememora siempre aquel culebreo infinito de Odion Jude Ighalo que puso en órbita a los aficionados rojiblancos horizontales. El nigeriano derribó la resistencia del rival en aquel emocionante 'play off' con una alucinante sangre fría y encaminó el ascenso ... a Primera división. Es pronto en la temporada, pero el equipo ansía ahora lo mismo, aunque en unas circunstancias distintas, con el favoritismo colgado como un lastre y la labor de su actual entrenador bajo controversia pública. El agua está en su tejado.
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Invocar el espíritu de Ighalo nunca está de más porque lo que hacía singular al delantero no eran sus quiebros tajantes e inesperados, ni siquiera protagonizar goles significativos en la historia del club, para saltar la categoría y atar alguna permanencia en la élite. Su distinción estaba en la seguridad en sí mismo con la que obraba siempre, una confianza extrema que contagiaba a su alrededor, fundamental en momentos de penumbra. Alguien así necesita el equipo de hoy con el que irradiar autoestima y sacar el verdadero potencial de una plantilla que da para más.
Desde el convencimiento, cualquier táctica puede ser válida. Parece que Abascal se aferra a la solución con tres centrales, máxime con la baja de su única ancla en el centro del campo, Martin Hongla, agotado tras su periplo en áfrica. Otra cosa es que edifique el sistema con los mismos futbolistas que iniciaron el partido contra el Deportivo. Sí tiene disponibles a los internacionales Tsitaishvili y Uzuni. Es probable que el georgiano reemplace a Pablo Sáenz, mientras que el albanés metería cabeza en el ataque por Weissman. En el frente no acaba de asentarse nadie, con Lucas Boyé como baja de última hora por una contusión costal cuando volvía a la que fue su casa.
En el Martínez Valero también se lució en su día Gonzalo Villar, que bien podría acompañar a Manu Trigueros en la medular. También tiene visos de titularidad Rubén Sánchez como carrilero derecho. En la portería está confirmado Marc Martínez por el propio Abascal, con Mariño y el Juan Múgica, del C, en el banquillo. En el resto de posiciones es factible que repitan los mismos que con el Dépor.
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Si hay un futbolista imaginativo en la plantilla, con aspiración al protagonismo de Ighalo, es Reinier, aunque juegue en otra posición. El brasileño ya dejó rastro de su clase en Los Cármenes y la hinchada solo espera que le pueda dar continuidad. Si Trigueros tuvo un impacto directo en 'verticalizar' el juego ofensivo, Reinier le da este toque de imprevisibilidad a la vanguardia del que se benefician los demás. Ha venido para impactar en LaLiga Hypermotion y tiene que ser desde ya, por el bien de todos y especialmente de Abascal.
Los mentideros están que arden porque habitan demasiados gallitos en la parte de abajo de la clasificación. Esto dinamita el crédito e incita a pensar en que pronto llegará el primer cambio en un banquillo. Hay especulaciones en torno a los dos técnicos que se enfrentan en el Elche, aunque la prisa es mayor en Granada. El césped, a veces cruel, dictará su particular sentencia.
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