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Rafael Lamelas
Domingo, 16 de mayo 2021, 20:35
Al Granada se le está haciendo eterno el final de Liga. Solo es fiel a sí mismo a ratos y eso no es suficiente ante contrincantes que exigen, que aún tienen un objetivo determinado, como era este Alavés que consumó su salvación con su victoria.A los rojiblancos les falta gran parte de columna vertebral y lo acusan. También carecen de esos grados de tensión y energía que requiere un compromiso de élite. Ciertos futbolistas están tiesos y otros no han llegado nunca a enchufarse en este curso. Con ese gazpacho, lo normal es ceder sin remedio. Así pasó. Hubo un amago de reacción cuando Puertas empató el encuentro en la segunda mitad, pero solo sirvió para encorajinar a los vitorianos, renacidos de la mano de Javi Calleja. Celebraron su permanencia.
Los rojiblancos están pidiendo las vacaciones, ganadas a pulso, aunque les resta un choque aún para poder ponerse las chanclas. Han competido más que nadie y pasado medio curso en aviones. La experiencia europea deja encuentros para enmarcar y éxitos para lucir en los anales. No se puede manchar todo esto porque ya no le llegue el aliento en este tramo. Los deberes se consumaron hace jornadas también en el campeonato de la regularidad. Dejaron prácticamente un equipo completo en tierra por lesiones, sanción y covid, esa enfermedad que tanto les castigó durante estos meses. Queda una despedida en casa frente a un Getafe, el homenaje sin afición, pero muy merecido. El adiós a unos héroes que quedan indultados por fiascos como el de Vitoria.
Alavés
Pacheco; Martín Aguirregabiria (Ximo Navarro, m. 90), Laguardia, Lejeune, Duarte; Battaglia, Tomás Pina (Borja Sainz, m. 90), Pere Pons, Luis Rioja (Pellistri, m. 73), Lucas Pérez (Manu García, m. 85) y Joselu (Guidetti, m. 90).
4
-
2
Granada
Aarón Escandell; Foulquier, Domingos Duarte, Nehuén Pérez (Germán, m. 46), Quini; Eteki (Domingos Quina, m. 84), Gonalons (Fede Vico, m. 42); Alberto Soro (Darwin Machís, m. 58), Adrián Marín (Antonio Puertas, m. 46); Jorge Molina y Luis Suárez.
GOLES 1-0, m. 8: Pere Pons; 2-0, m. 21: Rubén Duarte; 2-1, m. 31: Jorge Molina; 2-2, m. 63: Antonio Puertas; 3-2, m. 66: Joselu; 4-2, m. 72: Luis Rioja.
ÁRBITRO Sánchez Martínez (comité murciano): Amonestó a los locales Manu García (m. 93) y Guidetti (m. 93); y amarillas a los visitantes Nehuén (m. 20), Eteki (m. 30), Domingos Duarte (m. 45; acarrea suspensión) y Quini (m. 47; acarrea suspensión).
INCIDENCIAS Partido correspondiente a la jornada 37 de LaLiga Santander, disputado en el estadio de Mendizorroza, sin público en las gradas por las restricciones de la pandemia.
La equipación era la correcta, pero el Granada estuvo media hora ausente en Mendizorroza. Salió con los retales que le deja tener un tercio de la plantilla de baja, con el testigo de la reserva encendido, aunque también con una empanada mental acusada. Partió de un 4-4-2 en el que la anomalía era ver a Adrián Marín de extremo, parche en ciertos encuentros, con la excepción de su mágico centro en el Camp Nou. No fue así en el que fue su estadio estos años, ni avanzado ni como carrilero luego. Sus antiguos compañeros pasearon por su franja con salvoconducto.
El primer gol, sin embargo, llegó por el otro lado, cuando Foulquier perdió de vista a Luis Rioja, un velocista. Sirvió un centro ante el que se tiró Aarón, pero lo repelió hacia el centro, dejando vendida su portería ante la llegada de Pere Pons, quien contó con la anuencia de Gonalons, que pareció alienado.
Había erosión en una zaga eventual en la que Nehuén siguió con episodios de bisoñez que interrumpen su crecimiento. Pere Pons intentó castigar de nuevo a Aarón en un rechazo desde la frontal, pero el valenciano empleó las yemas de los dedos para despejar a córner. Los despistes se acusaron en una falta lateral que botó Lucas Pérez, cabeceó Lejeune despegándose de Gonalons y tocó Rubén Duarte. El ángulo de cámara hizo intuir que había mano, pero la revisión la descartó.
El Granada se iba deprimiendo, Eteki se cargó con la amarilla habitual y no se intuía remedio hasta llegar al oasis del descanso, pero Diego Martínez agitó la pizarra y obtuvo una recompensa. Mandó a Quini a la banda diestra, para dejar huérfano a Marín, ganó un central retrasando a Foulquier y acostó en la izquierda a Luis Suárez, con intenciones punzantes, como Soro por la derecha. El colombiano arrebató un balón en una mansa circulación de los vitorianos, se escapó de Tomás Pina y canalizó un pase inteligente hacia Jorge Molina, que pareció imbuido por el espíritu de Benzema. Se asomó al área, se limpió a Laguardia con la zurda y finalizó con la derecha mediante un chutazo que superó por arriba al gran Pacheco. Un tanto de bandera.
A partir de ahí, el Alavés siguió gestionando más el balón y llegando por el roto que había en la zona de Marín. Aarón salvó una diana clara de Lucas Pérez, en la que este perdonó por golpear hacia el lado del arquero. Gonalons, que andaba en versión espectral, quizás abrumado por repetir en tantos encuentros al no tener relevo claro por las ausencias, pidió el cambio por lesión y los rojiblancos se agarraron a Fede Vico como organizador. Fue a las puertas del descanso, el cual aprovechó el 'chamán' para buscar soluciones con Germán y Puertas por los calamitosos Nehuén y Adrián Marín, que se están habituando a titularidades que se cortan en el entreacto.
Hubo susto pronto ante la nueva recomposición, de nuevo con cuatro atrás. Otra falta lateral en la que remató Battaglia en la que la bola impactó en el poste. Aarón continuó estirándose ante el acoso de los vascos, que llegaban más y mejor. Los nazaríes no apuntalaban su vallado y el Alavés quería certificar su salvación matemática por la vía directa. Tampoco terminaba de surgir la reacción en ataque, con una parsimonia tediosa hasta que salió Machís.
El vinotinto ingresó por Soro para ejercer de afilador y convirtió un ataque romo en otro más cortante. Aarón hizo un envío transoceánico en que Molina pagó los portes y Machís lo desenvolvió para entregárselo a Puertas, que puso la balanza en equilibrio. Se le complicaba el asunto a los vitorianos, pero la preocupación les duró un suspiro. El tiempo que tardó Laguardia en colar un centro hacia Joselu, el mejor artillero de los babazorros. La defensa rojiblanca parecía en tanga. Germán le concedió un margen inapropiado al gallego letal.
Los locales recuperaron la moral y pronto sepultaron a los rojiblancos con otro desplazamiento cruzado en el que Luis Rioja entró en picado para doblar las manos a Aarón. Por el colador pasaban algo más que grumos.
Quedaba un cuarto de hora en el que reinó el libertinaje, con danzas populares en ambas áreas, dóciles las retaguardias. Suárez erró lo imperdonable, aunque la acción fuera cancelada por fuera de juego. Pellistri, refresco de los vascos, buscó completar la manita, pero Aarón expuso una bota para contrarrestarlo. Machís apuntó a Pacheco, pero tampoco pudo más. Joselu, en el otro lado, intentó un duelo con el meta valenciano de los rojiblancos, que este solucionó. Le cayeron cuatro, pero impidió unos cuantos. Es de los que se ha reivindicado entre los más frescos. Otros, ni eso.
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