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Fran Rodríguez
Granada
Sábado, 7 de noviembre 2020, 01:44
El Granada vuelve mañana a un lugar de contrastes en la historia de los rojiblancos. Allí se ha llorado y se ha reído. Se ha soñado y se han roto en mil pedazos todas las ilusiones. El ejemplo, las dos últimas visitas, ya con la ... propiedad asiática, a San Sebastián. El 29 de abril de 2017, el Granada certificaba un bochornoso descenso a Segunda. Esa mañana en Anoeta, marcada en la retina por la camiseta flúor, era el marco de la pérdida de categoría del proyecto que inició Jémez y fue de mal en peor.
Sin embargo, lo mejor estaba por llegar y ese recuerdo queda borroso ahora, como si el Granada fuera una institución totalmente diferente a aquella. Y lo es desde la llegada de Diego Martínez. Bajo el mando del gallego sólo se ha jugado una vez en el Reale Arena. Fue ya tras el confinamiento, con las gradas vacías pero las esperanzas plenas. El cuadro nazarí apuraba opciones europeas ante un rival de entidad. Venían los 'txuriurdines' en caída libre, obligados a sumar los puntos. El Granada se puso por delante en una gran primera parte y Puertas y Soldado ponían el 0-2 al descanso. Los rojiblancos se atrincheraron ante el asedio de los locales, que empataron con corazón y tuvieron el tercero en las botas. Al final, Domingos Duarte se elevó en el 89' para retomar todo el botín. Un punto de inflexión que llevó al Granada a la dinámica necesaria para lograr un hito histórico de sobra conocido.
Lo cierto es que Anoeta, en la última década, emergió como buen refugio para los nazaríes, que sumaron dos empates valiosos sobre la bocina gracias a tantos de Recio e Ighalo, y aquel redondo 0-3 con el zapatazo de Rochina desde el centro del campo.
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