Quini celebra el segundo gol del Granada. P. V. / GCF
La Crónica

El Granada remonta en un parpadeo

Los rojiblancos obtienen la salvación virtual en Primera tras reaccionar, con goles de Molina y Quini, en un partido que tenían cuesta arriba

Domingo, 11 de abril 2021, 20:45

En un parpadeo, el Granada remontó un partido con muy mala pinta. Del amargor de una derrota que parecía incorregible, a una victoria que le alivia por completo el final del campeonato, ya con trece puntos respecto al descenso a falta de ocho jornadas. ... No hay otra misión mayor para el club que la estabilidad en Primera y los rojiblancos la han encontrado gracias a una etapa difícil de emular. Sufrieron como perros frente al Valladolid, un rival necesitado e intenso, que perdonó cuando tuvo a los nazaríes contra las cuerdas y que incluye a un 'ex' del Granada, Fabián Orellana, que suele exprimir a su viejo conjunto y que jamás había perdido en sus enfrentamientos directos tras su marcha, y este era el noveno. Hasta esta vez.

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Habla Diego Martínez con suma frecuencia de los pequeños partidos dentro del principal, como si fueran muñecas rusas enroscadas unas dentro de otras. Seguramente, el Granada apenas empató en algunas de esas pequeñas fases del encuentro y perdió en la mayoría de las que vinieron tras el penalti cometido por Vallejo, pues los locales dominaron pero tuvieron misericordia fallando llegadas. En este deporte, esto se suele pagar con el pellejo. Todo iba a la deriva para los visitantes hasta que Jorge Molina se decidió a alterar los acontecimientos, a abrir el mar como si fuera Moisés. De su sabiduría emanó la transformación. 39 puntos y la ruptura de una terrible racha como forastero. Desde mediados de diciembre, en Elche, no paladeaban un triunfo lejos de Los Cármenes.

Valladolid

Masip; Janko (Nacho, m. 85), Bruno, Javi Sánchez (Miguel Rubio, m. 46), Olaza; Roque Mesa, Alcaraz, Orellana, Toni Villa (Hervías, m. 65); Kodro (Weissmann, m. 85) y Sergi Guardiola. (Marcos André, m. 72)

1

-

2

Granada

Rui Silva; Foulquier, Vallejo, Germán, Quini; Eteki (Yangel Herrera, m. 46), Gonalons (Luis Suárez, m. 65), Fede Vico (Montoro, m. 55); Machís, Puertas y Jorge Molina (Víctor Díaz, m. 86).

  • GOLES 1-0, m. 42: Orellana; 1-1, m. 78: Jorge Molina; 1-2, m. 86: Quini.

  • ÁRBITRO Del Cerro Grande (comité madrileño): Amonestó a los locales Janko (m. 62), Rubén Alcaraz (m. 62), Masip (m. 64) y Bruno (m. 68) ; y a los visitantes Vallejo (m. 34) y Luis Suárez (m. 67; acarrea suspensión).

  • INCIDENCIAS Partido correspondiente a la jornada 30 de LaLiga Santander, disputado en el estadio José Zorrilla, sin público en las gradas por la situación sanitaria.

La alineación incorporó siete variaciones con respecto al jueves. Diego Martínez ubicó un mediapunta como Fede Vico y soltó a Darwin Machís por la izquierda. Salió con brío el equipo, con una llegada por la derecha que no alcanzaron ni Puertas ni Jorge Molina, aunque la mejor oportunidad nació de un saque de banda con un centro rebotado de Quini que casi introduce Eteki con el exterior, lo que habría sido una gran redención tras su penalti en la Europa League. Masip azuzó el esférico a córner. El camerunés sería sacrificado al descanso, pues la derrota momentánea no invitaba a la contención.

Percutieron los rojiblancos también por la derecha, con Vico divisando la matrícula de Machís. Este se despegó de su par, le recortó con la derecha y trató de imprimir ajuste y dureza con la zurda, pero la bola no se orientó hacia la meta. La salva de llegadas concluyó con una llegada de Quini, que se coló por dentro para probar fortuna, pero Masip siguió pendiente.

Desde entonces, el Valladolid contestó y fue apoderándose de la escena. Con un Granada esperando en el ecuador, los pucelanos abrieron a sus laterales y aguardaron a que Orellana empezara a destilar su imaginación. Cada toque delicado del chileno suponía una alteración para los visitantes. Cuesta mucho detectar a un futbolista así, que intuye siempre los flancos vulnerables.

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Las primeras oportunidades pucelanas aparecieron y el Granada intentó acudir a ataques reactivos. Machís quiso progresar en busca de un pasillo sin carceleros, pero sus avances no llegaron al lugar correcto. Orellana, sin correr tanto, empleaba su calidad para extender un surtido de pases que iban amenazando a Rui.

La partida seguía pareja, sin que el Granada se terminara de encoger, aunque poco a poco se veía más enclaustrado. La penalidad llegó en un intento de corte de Vallejo con Kodro. Le tocó lo justo para que el árbitro cobrara el undécimo penalti de la Liga en contra de los rojiblancos, que no hizo falta ni revisar. Son trece en total si se cuentan los de la UEL. Un dato crítico. Orellana reclamó la ejecución y no erró. Lo celebró exultante.

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El Granada empezó a reunir a sus 'tenores' tras el descanso, primero a Yangel Herrera y luego a Montoro, ante las dificultades para amarrar el centro del campo. Orellana seguía flotando y solo Machís enseñaba la pezuña, con algún eslalon personal. Montoro pretendió armonizar la salida, pero el Valladolid continuó presto ante las indecisiones y frenético en las subidas, decidido en busca de otro tanto. Otro antiguo rojiblanco, Sergi Guardiola, también gozaba entre las grietas defensivas.

Masip no tenía ni que levantarse aún de la tumbona y Diego Martínez alteró el trío de mediocentros para dar reposo a Gonalons y sacar más munición del arsenal con Luis Suárez. El equipo seguía abotargado, con una tremenda falta de sincronía, como si arrastraran las botas, salvo Machís, que seguía con sus aventuras esporádicas. Los pucelanos le vigilaban de cerca.

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Kodro estampó un chut en el larguero y dejó tiritando a Rui Silva. El Valladolid tenía el encuentro en la mano y el Granada se iba amargando, cada vez más descubierto. Pero en una arreón, Jorge Molina puso un centro precioso hacia Machís que este intentó rematar a la red. Masip lo escupió y Puertas lo concretó, pero cazado en fuera de juego.

El viento roló por completo. Molina se ciñó el chaqué y se puso 'benzemaniano'. Empezó a bailar donde hace daño, esa danza del gol que él conoce como brujo del gol que es. Inteligente y elegante a la par, interpretó el momento justo de asombrar al contrario. Controló un balón de espaldas, alejándose del balcón del área, y abrió un balón a la derecha, que dejó pasar Puertas, para el carrerón de Foulquier. Este divisó al de Alcoy en la ubicación exacta, con el desmarque óptimo para hincar la púa.

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El encuentro dio un vuelco y Molina continuó con sus toques virtuosos. En uno, dejó en mano a mano a Machís con Masip, pero el venezolano malogró la llegada con el látigo. El empate parecía un buen bocado y el 'chamán' sacó a su 'abuelo' cazador para cerrar atrás con Víctor Díaz, pero lo que pocos esperaban era que Quini emprendiera una escapada como si fuera un lateral brasileño y sacara un misil entre los cordones.

De un nuevo accidente en la travesía por la segunda vuelta se pasó a la consumación virtual de la permanencia en Primera. Cuando más acorralado parecía, su espíritu irredento irrumpió en el José Zorrilla. El gran objetivo con el cordel atado y un empujón de ánimo antes de la gran batalla de Old Trafford.

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