![Granada CF | Izcoa y Lasa, raíces vascas en la historia granadinista](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/201911/29/media/cortadas/lasa-izcoa-kItH-U90825573358T4H-624x385@Ideal.jpg)
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Javier Izcoa lleva una vida tranquila en Urduliz (Vizcaya), el pueblo de su mujer. Lee tanto como puede y recibe sus homenajes de vez en cuando, un reconocimiento a la carrera futbolística que dejó atrás. Leyenda granadinista, quizás el mejor portero de su historia, defendió ... el arco de Los Cármenes entre 1971 y 1982, en los que fueron algunos de los mejores años de su vida pasando por todo; también por la mejor etapa nazarí de la historia. Hoy no se pueden cruzar ambos equipos sin que el aficionado rojiblanco de toda la vida recuerde su envergadura. Él se pone muy contento cada vez que ocurre, y lleva bien los reproches de sus vecinos. «Tengo pelea en el pueblo porque soy bastante del Granada», reconoce. No piensa esconder los colores que le dieron el azar y la vida ya casi medio siglo atrás, como tampoco lo disimulan sus hijos.
Izcoa nunca llegó a vestir la camiseta del primer equipo del Athletic, algo que sí consiguió José María Lasa tras dos temporadas en Granada, de 1970 a 1972, llegando a coincidir un curso con el propio portero. «Fueron recuerdos muy bonitos, dos años en los que estuve encantado y en los que me trataron muy bien. Tendré el corazón algo dividido», apunta Lasa de cara al domingo, cuando ambos equipos vuelvan a cruzarse en San Mamés. No en vano, ambos consiguieron la que todavía es la mejor clasificación histórica del Granada, la sexta posición de la 1971/72.
«Por supuesto que es especial que se enfrenten. Fueron once temporadas en Granada las que acabé jugando y quince viviendo, trabajando luego en una compañía de seguros. Mis hijos nacieron en Granada y son granadinistas», reconoce Izcoa, encantado con el recuerdo que todavía se le guarda en la ciudad. «Creé muy buenas relaciones. Joseíto hizo un grupo muy majo en el que estábamos todos muy compenetrados. Fueron dos campañas muy bonitas que quedaron para la historia. Tenía buen trato con casi todo el mundo y tanto mi familia como yo estuvimos muy a gusto y felices, fue todo fenomenal», agradece José María Lasa.
El de Andoáin firmó en 1970, debutando en Primera como granadinista con 22 años. En su primer curso, marcó ocho goles y en el segundo, ya con Izcoa en la plantilla, firmó seis para contribuir a la consecución de aquel histórico sexto puesto. «Todos los rivales que pasaban por Los Cármenes caían. Teníamos un buen equipo y nunca menospreciábamos a los demás. Decían que dábamos muchos palos, pero en otros sitios se repartía igual. En el fútbol todo pasa por defender a muerte unos colores y era lo que hacíamos, igual que lo hacían los demás», justifica Lasa sobre el recuerdo que persigue a aquel equipo.
Javier Izcoa llegó al Granada en 1971 tras el descenso del Zaragoza. «Entonces no teníamos representantes y te llegaba el interés directamente; me llamaron, creo que fue Candi, y firmé dos temporadas. No conocía la ciudad y me fui a una pensión con otros futbolistas. Nos dedicábamos al fútbol y a correr por el Llano de la Perdiz. Vivíamos de forma menos grandilocuente que ahora, por eso teníamos tantas anécdotas», recuerda ahora con nostalgia. «Se hizo un equipo, con Joseíto, en el que se acertó en casi todos los fichajes. Cada uno tenía su misión y sabía lo que estaba haciendo: teníamos una defensa fuerte, una media que creaba y arriba Porta lo metía todo», señala Izcoa.
Al principio tuvo que vérselas con otro guardameta legendario en la historia rojiblanca. «Cualquier portero lo hubiera tenido difícil para jugar porque Ñito era una institución, alguien muy especial. Fue de los primeros que se atrevió a salir driblando de su área hasta acabar como extremo derecho. Jugaba muy bien al fútbol y se le quería mucho. Éramos completamente distintos, yo era más tranquilo y sosegado», describe. También convivió con el uruguayo Ladislao Mazurkiewicz. «Todavía no sé por qué se le fichó, porque estábamos Puente, Navarro y yo. Apenas jugó un par de partidos, pero era un señor. Eso sí, en un año se llevó más dinero que yo en doce», rescata con sorna.
José María Lasa se marchó en 1972 al Athletic en lo que entonces se denominó la Operación Retorno del club bilbaíno. «Fui el primero entonces. El regreso del hijo pródigo, decían», subraya. Su traspaso fue imponente para la época. «Barrios y De la Cruz se fueron al Barcelona, también se marchó Barrenechea, y me quedé solo en la ciudad. Le pregunté a Joseíto qué pintaba ahí y me dijo que había una negociación en marcha», alude. «Al final me fichó el Athletic y firmé el contrato en Madrid. Años después estuve con Candi y se me ocurrió preguntarle, por curiosidad, cuánto habían pagado por mí, porque no lo sabía. Él me dijo que no me quería vender y que pidio 11 millones de la época porque no pensaba que se los fueran a dar. '¡¿Qué dices?¡', le contesté. Pero aceptaron», rememora Lasa.
Se quedó Izcoa, que ya se retiraría como portero del Granada en 1982, con el equipo en Segunda B. «Fueron once temporadas en la que nos pasó de todo, incluidos dos descensos, pero siempre fuimos un equipo fuerte, hasta duro. Todos los compañeros decían que costaba mucho ganar en Los Cármenes. Tengo muchas anécdotas y recuerdos, unos más felices que otros, aunque procuro quedarme con lo bueno», reconoce. Entre ellos, el liderato que ostentaron en 1973. «Fuimos líderes exactamente igual que este curso ha ocurrido. No me gusta hacer comparaciones porque en el fútbol ha cambiado todo, pero veo que la mayoría de sus jugadores actuales son desconocidos y luchan; en eso sí nos parecemos. Ir a Granada entonces, todos lo decían, era ir a la guerra», trae a colación con orgullo.
También mantiene vivos en su memoria los encuentros en los que defendió la portería de San Mamés, pero para el Granada, con Iribar al otro lado. «Fueron partidos muy emocionantes y cargados de detalles, con familiares y amigos en la grada. Entonces te terminabas acostumbrando, porque era tu trabajo, pero ahora lo añoras como algo extraordinario. Allí debuté en la 72/73 después de que Ñito jugara los primeros partidos, y ganamos. Y, por cierto, nunca vi a un central jugar tan bien como allí lo hizo Aguirre Suárez», comenta con emoción, como cuando se refugia en la que llama su 'egoteca', el rincón de su casa dedicado a la música y sus recuerdos de fútbol.
Tanto Izcoa como Lasa estarán el domingo en el palco de San Mamés como invitados de honor. «Se ha visto que el Granada está muy bien, tiene un equipo muy bonito y un gran entrenador. Al Athletic le cuesta un poco en casa, pero luego fueron a Pamplona y ganaron. Son chavales muy jóvenes y necesitan continuidad», observa Lasa, que desea volver a Granada para rememorar su paso por la ciudad por el 50 aniversario de su boda. «La gente del pueblo me dice que cómo está el Granada, y la verdad es que el otro día jugaron un partidazo contra el Atlético. Al igual que el Athletic, está con confianza y cualquiera sabe lo que puede pasar», señala Izcoa, que regresó a la ciudad en octubre para rodearse de otros veteranos en el homenaje que rindieron a Ángel Castellanos. «Auguro un 1-1 como resultado, pero para que no me maten en el pueblo», se despide, entre risas, el legendario meta vasco que durante una década defendió la portería de Los Cármenes.
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