La caída del Granada Atlético en Navalcarnero
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Miguel Novo, entrenador del conjunto rojiverde en la fase de ascenso frustrada en 2008, rememora aquella eliminatoria que precedió la desaparición de aquel proyectoLa última vez que el Navalcarnero se cruzó con un equipo granadino arruinó un proyecto futbolístico que apenas había nacido tres años atrás. En junio de 2008, todos los integrantes del Granada Atlético eran conscientes de que aquella eliminatoria de fase de ascenso de Tercera división a Segunda B era «el último tren» tras dos decepciones anteriores. Los rojiverdes, hijos de la sinergia empresarial de la ciudad encabezada por Roberto García Arrabal, fueron incapaces de asumir la cruda realidad de la Tercera división tras comprar la plaza del Guadix en 2005 y tiraron la toalla tras una cuarta temporada en la categoría; con apenas cuatro veranos de vida, desaparecieron en 2009, coincidiendo con el auge incipiente que Gino Pozzo y Quique Pina inyectaban al Granada CF y desestimada una posible integración, posibilidad que se estudió no pocas veces cuando el 'histórico' languidecía y las tornas eran las opuestas.
El Granada Atlético que se midió al Navalcarnero en 2008 estaba dirigido por Miguel Novo, que ahora atraviesa su enésima etapa en el CF Motril de Tercera. «Nos dolió muchísimo, porque la temporada había sido magnífica. Aunque fuimos terceros, tuvo mucho más mérito que la anterior, en la que fuimos campeones y conseguimos un récord de más de treinta partidos sin perder. Teníamos un presupuesto mucho menor y sabíamos que era el último tren que teníamos para subir», reconoce a día de hoy. «Fue una pena porque el club tenía una estructura de categoría, piramidal, con ayudantes que entrenaban a equipos en las inferiores y psicólogos. Se notaba que eran empresarios de éxito y que el proyecto podía haber llegado lejos, pero muchas veces las cosas no salen por distintas circunstancias. Al año siguiente, liquidaron y desaparecieron», lamenta Novo.
«Recuerdo perfectamente todas las oportunidades que tuvimos para haber resuelto la eliminatoria en ambos partidos», se resigna el veterano entrenador. Pudieron hacerlo en Los Cármenes, donde solo acertó a marcar Rubio al cuarto de hora; también en el Mariano González, donde el cruce se decantó en los penaltis y por un único fallo de Thierry, jugador insignia de aquel proyecto. «Debimos ganar por más en Los Cármenes y allí también, aunque ellos también tenían buen equipo y no me extrañó que ascendiesen, porque tenían buenos futbolistas de canteras de Madrid. Luego, el penalti de Thierry fue una pena; no le volví a ver fallando un penalti. Quiso asegurar lanzando fuerte, con toda la buena fe del mundo, y se le fue fuera», rememora Miguel Novo.
El técnico sabía lo que seguía tras caer en Navalcarnero. «Me dijeron que el club desaparecería y que si tenía alguna otra oportunidad, que la aprovechase; ahí me fui al Villarrobledo», recuerda Novo. «A día de hoy, aquella experiencia me supone un recuerdo agridulce, por no haber logrado el objetivo del ascenso, pero por otro lado me quedo con la calidad humana y las amistades con algunos directivos y jugadores con los que todavía hoy me encuentro y charlo. Nos quedamos bastante tristes, pero todos tenemos la conciencia tranquila. Todo el mundo puso de su parte para que fuese posible, también la directiva; pero en las eliminatorias puede pasar cualquier cosa. La analicé mucho y no se puede reprochar nada a nadie», sostiene.
En la memoria de Miguel Novo se impone el orgullo a la decepción. «Estoy muy contento de haber sido entrenador durante dos temporadas de un club con una estructura tan seria desde el principio. Fue todo muy profesional y todo se hizo muy bien; se buscaba incluso la promoción desde la cantera al primer equipo, con jugadores y entrenadores como Alberto González o Chus Cañadas, ahora con Lucas Alcaraz. Recuerdo aquella etapa con satisfacción, creo que hice las cosas lo suficientemente bien como para estar dos años; si no, habría estado tres meses porque problemas de dinero no había», comenta con sentido del humor. «Esa clase de asuntos son el pan de cada día en Tercera, pero allí no había ni que acercarse para cobrar», ilustra.
Miguel Novo tiene claro que Diego Martínez sabe «lo importante que es tener paciencia» en una eliminatoria a partido único como la que hoy afrontará el Granada en Navalcarnero. «Ya se saben la lección porque, en este formato de Copa del Rey tan interesante, se han medido antes a equipos de Segunda B y Tercera y se han tomado como debían esos encuentros, aunque con serenidad. Espero que estén en el bombo del viernes. No obstante, a un partido puede ganar cualquiera por la tensión y la igualdad, y más ahora que te pitan un penalti por cualquier contacto», bromea Novo. «Esos detalles decantan la balanza», apunta, más en serio. En una tanda cayó su Granada Atlético.
Miguel Novo tiene mucha admiración por Diego Martínez, al que conoce personalmente desde su paso por el Motril. «Es un tío muy inteligente y pragmático, con los pies en el suelo. Ha escogido muy bien sus pasos y ha sacado el máximo rendimiento a sus equipos. Sus años aquí serán muy recordados», constata Miguel Novo. «Tenemos una relación cordial. La última vez que nos vimos fue en la visita del Atlético de Madrid la temporada pasada. Yo bajaba de Tribuna y nos cruzamos la mirada; vino a saludarme», rememora el entrenador del CF Motril.
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