El capitán Víctor Díaz se gana la soldada en cualquier posición

La situación de Víctor Díaz en pretemporada dio lugar a la preocupación. Empezó el trabajo estival con unos problemas de rodilla y la configuración de la plantilla parecía dejarle sin mucho sitio. Con la llegada de Ricard Sánchez tras su cesión y el sostenimiento de Quini, el lateral diestro parecía vedado para él. Como centrales llegaron Miguel Rubio, Ignasi Miquel y Erick Cabaco, mucha competencia mientras se recuperaba Raúl Torrente. En la izquierda, Jonathan Silva, con Carlos Neva entonces quemando plazos para volver y la opción de que Quini variara el perfil.

Pese a tanta competencia, Víctor Díaz encontró un hueco en la sexta jornada, en el partido contra el Mirandés, cuando Ignasi Miquel recayó de su lesión. El capitán cumplió como zaguero zurdo junto a Miguel Rubio y se sostuvo en la fecha siguiente ante Las Palmas, aunque de lateral diestro por la baja de Ricard, que acudió con la selección española sub-21. Retornó al centro de la zaga con el Huesca (0-0), al lado de Cabaco; y en Ponferrada (0-0), junto a Rubio. Fue el elemento persistente de esa retaguardia hasta la jornada 14, contra el Levante en Los Cármenes, en la que regresó Miguel Rubio.

Estaba en el tapete en la derrota en Oviedo que costó el puesto a Karanka. Con el aterrizaje de Paco López, el valenciano le resituó como líbero en el duelo de Copa en Yecla. El nuevo técnico percibió que podía ser volante tapón también y, desde entonces, le ha alternado como jefe de la retaguardia y vértice bajo en el centro del campo.

Parecía 'beneficiarse' de las lesiones de algunos compañeros. El pasado sábado, Meseguer ya estaba apto, pero López incidió con Víctor Díaz en la medular. Ahora ya hay muchos elementos con el alta, pero habrá que ver qué nuevos roles le reserva el preparador.

En suma, el futbolista sevillano ya lleva 18 encuentros disputados y acaba contrato en junio. No firmó cláusula de renovación por partidos porque siempre ha preferido negociarlo si las partes están conformes. Así fue con Pep Boada y, seguramente, así espera que sea con Nico Rodríguez. El tiempo lo dirá.