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Fabri: «El objetivo era salvarse, pero ese vestuario era veneno e iba a por todo»
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El técnico lucense llevó al equipo de Segunda B a Primera en sólo dos campañas y entró de lleno en la historia rojiblancaFran Rodríguez
Granada
Domingo, 23 de agosto 2020, 00:21
Para hablar hoy de Europa, hubo que hablar hace diez años de Segunda. Y se hacía con una ilusión similar. Si ahora se asalta el viejo continente, antes ya suponía un huracán granadinista el desembarco en el fútbol profesional, aunque antes este era otro. Uno más cercano que representa a la perfección Fabriciano González (Lugo, 1955). El técnico se encontraba hace una década a las puertas de una de las temporadas más trepidantes de la historia del Granada. Al recordar aquella aventura, le brilla la voz.
–Hace diez años se preparaba dirigir al Granada en Segunda.
–Pues sí. Todo lo que diga de Granada es poco. Esa etapa lo ha significado todo para mí en lo futbolístico y en lo personal.
–¿Cómo vivió todo aquello?
–Fueron dos ascensos trepidantes. Quizá el primero hizo más mella en mí por ser la base. Guardo muy buen recuerdo del año en Segunda B. Era todo más cercano. Los aficionados venían a los entrenamientos para charlar con los jugadores y conmigo. Palpabas la ilusión. Pina y Cordero sabían qué medicina dar al equipo para competir en el 'play off' y por eso me buscaron.
–Y luego llegaría un ascenso a Primera inesperado.
–Nadie contaba con ascender, aunque aquel era un gran equipo. Se fue ensamblando durante el primer tercio de campaña, que no fue muy bueno, pero luego se compitió muy bien. Si nos metíamos en 'play off', éramos candidatos al ascenso.
–¿Cómo define a aquel equipo?
–Estaba muy bien trabajado táctica y físicamente, y tenía mucha personalidad. Los jugadores, la afición, la prensa, la ciudad... todos los que formaron parte estaban volcados con aquello.
–Dirigía entonces a una plantilla que quedó para la historia.
–Sí, pero ya había un gran base del equipazo de Segunda B: Mainz, Lucena, Nyom, Dani Benítez, José Juan, Collantes, Tariq que no jugó y luego llegó Ighalo.
–¿Cómo fue trabajar con Pina y Cordero en reforzar ese equipo?
–De ellos no hay mucho que decir, salvo que son de la gente más lista del país en esto del fútbol. Sabían bien lo que queríamos: una mezcla de juventud y veteranía. Intentamos conformar un equipo para consolidarnos en la categoría y competir bien en ella.
–Para ello llegaron Roberto, Geijo, Orellana, Mikel Rico...
–Se fichó gente muy buena. Geijo, que metió muchos goles ese año (24); Orellana, que aun con sus problemas marcaba diferencias en la categoría; Mikel Rico, que ahí sigue jugando; Roberto, que hizo una sensacional temporada y es muy querido en Granada; Siqueira, que vino a ver qué pasaba con él, trabajó mucho con José Alfonso Morcillo y lo hicimos un gran futbolista. No quiero olvidar a los Carlos Calvo, Íñigo López,... Era un gran equipo.
–¿Cómo recuerda aquel verano de 2010, esa pretemporada?
–Fue un verano duro en La Manga del Mar Menor. Había que ensamblar aquello tácticamente y hubo mucho trabajo físico, buscando cohesión para que todo funcionara. Pero tuvimos una gran ventaja: contar con todos los jugadores desde el principio. Orellana sí que llegó a mitad de nuestra estancia allí, pero los demás estaban de inicio y se hizo un trabajo extraordinario.
–Quizá por estar desde julio pueda sentir más suyo aquel equipo de Segunda que el del ascenso en Alcorcón.
–Sí, puede que uno sienta más suyo el equipo cuando lo trabaja desde el principio, pero tengo un recuerdo muy especial de aquel año en Segunda B. Los dos años se trabajó mucho tácticamente, pero cuando llegué en Segunda B el bloque ya estaba hecho. Con el equipo de Segunda B tengo connotaciones especiales.
–Y llega, tras un verano ilusionante, un inicio complicado.
–Empezamos mal y costó muchísimo. Perdimos las tres primeras jornadas. Recuerdo una rajada pública que hice tras perder en Albacete. Era casi para que me hubieran echado y los jugadores se pusieron 'de puntas' conmigo. Pocos saben que esa semana hubo una reunión con Pina y Cordero en los campos de Antonio Sánchez. El 'presi' tuvo un par de cojones y puso los puntos sobre las íes. Habló a los jugadores abiertamente y yo salí muy reforzado. En el fútbol, si pierdes tres partidos te vas fuera. Pero luego vencimos a la Ponferradina, empatamos en Las Palmas, ganamos al Girona, fuimos a Salamanca y ganamos. Empezaba a aflorar el trabajo y cogimos el rodillo.
–Aquel equipo dejó goleadas.
–Me atrevo a decir que ha habido pocos equipos en la historia del Granada y en Segunda que jugaran como aquel. En casa metíamos tres, cuatro, cinco, seis goles. Era un espectáculo verlo.
–Ese Granada también respondía puntuando lejos de casa.
–Sí, porque manejábamos varias maneras de jugar, independientemente de los sistemas. Aquel equipo defendía muy bien y era mortal a la contra. Todos los rivales sabían que éramos contragolpeadores pero a todos les pillábamos. El equipo sabía moverse muy bien con balón y sin él. Cuando íbamos ganando era cuando más jugábamos la pelota. Les decíamos a los contrarios que vinieran a buscarla para empatarnos; aparecían sus espacios y seguíamos haciéndoles goles.
–¿Definiría la victoria ante el Betis como un punto de inflexión?
–Pues no se preparó aquel partido como uno quisiera. Jugamos poco antes en Tenerife un partido aplazado. Ya en Granada, llovió a cántaros y no había campo en el que entrenar. Tuvimos que irnos a un pueblo, no recuerdo cuál, y entrenar en césped artificial compartiendo la primera media hora con el equipo del pueblo. Para colmo, el 'presi' me dijo que nunca había ganado un domingo por la mañana si lo televisaba el 'Plus'.
–Y acabó en un 3-0 rotundo.
–Mantuvimos la puerta a cero en la primera parte. En la segunda el Betis tuvo despistes y los cogimos a la contra. Llegó el primero y luego el segundo y el tercero. Para la afición fue importante. Ese Betis tenía un equipazo: Beñat, Emaná, Rubén Castro... Le metimos un repaso. La confianza desde ahí fue mayor quedando toda una vuelta por delante.
–¿En aquel vestuario sólo se pensaba en la permanencia?
–Teníamos que salvarnos matemáticamente. Ese era el objetivo. Nunca quise meter presión al equipo. Pero de puertas para dentro, en ese vestuario éramos puro veneno -del bueno-. Una pandilla de 'hijos de puta' que iba a por todas y la ilusión era pillar plaza para el 'play off'. Pensamos que, si lo hacíamos, íbamos a ascender. Nos decíamos «somos un equipazo», pero de puertas hacia afuera siempre mantuvimos el discurso por consolidar la categoría. Fuimos listos.
–Sin embargo en marzo no se consiguió ganar, ¿hubo nervios?
–No, el equipo jugaba bien. Quizá hubo más nervios en diciembre cuando perdimos ante el Villarreal B. Luego, el empate en Elche; les habían expulsado uno a ellos al principio, pero hice cambios naturales porque no quería que nos pillaran. Después llegó el partido ante el Recre; nos expulsaron injustamente a Roberto en un penalti que no fue y, con uno menos, lo remontamos.
Fabri bordó con los rojiblancos un 'play off' que dejó momentos de infarto, vibrantes para el espectador neutral e históricos en Pucela, Vigo, Elche y Granada.
–¿Hicieron alguna cábala clasificatoria de cara al 'play off'?
–Ninguna, se siguió jugando igual y todo fue con naturalidad. De todas formas, respetando a las posteriores, ¡qué Segunda era esa! Estaban Betis, Celta, Rayo Vallecano, Valladolid, Elche, Numancia,... Recién descendidos el Xerez y el Tenerife. Y un Barça B que lo veía y me daba miedo. Aquellos eran todos unos equipazos.
–¿Fue la eliminatoria ante el Celta la mejor de la historia del 'play off' de ascenso a Primera?
–¡Qué eliminatoria! Ese equipo daba miedo: estaba ya Iago Aspas con Michu, Roberto Lago, Hugo Mallo... Pero nos fijamos mucho en el factor psicológico.
–¿En qué sentido?
–Bueno, ellos iban a por el ascenso directo y jugar ese partido era ir de arriba hacia abajo. Para nosotros era distinto, embalados hacia arriba como este año el Elche. Salimos vivos de Balaídos con el 1-0 ante aquel equipazo.
–¿Cómo recuerda la vuelta en Los Cármenes?
–El público en Granada fue apoteósico aquel día. Le debemos a la afición media eliminatoria. Nos los comíamos. Además, ¿en qué partido se fallan dos penaltis y aún así se pasa? Cuando fallas dos penaltis, el fútbol te acaba castigando pero no pasó. De hacer el 2-0, se habrían abierto y les metemos cuatro o cinco, seguro. Luego tuvimos la suerte en los penaltis.
–Se ascendió en aquella batalla ante el Elche de José Bordalás.
–Teníamos nuestras armas. Estas eliminatorias son a 180 minutos. No puedes pensar en salir a ganar en casa 3-0 e irte arriba a loco para acabar recibiendo un gol. La puerta a cero era fundamental. Fallamos un penalti dos veces. Ellos pensaban que ya habían ascendido, hicieron la fiesta antes de tiempo. Yo dije que tenían el agua en el prado y que a ver cómo la sacaban. Y la tenían -ríe-. Allí, con un gol ellos tenían que hacernos dos. El equipo lo merecía, supimos competirles bien.
–Con el poso del tiempo, ¿con qué se queda del ascenso?
– Esa felicidad que yo viví y vi en la ciudad no se puede explicar con palabras. Se me acercaba gente de 70 años a decirme que pensaban que morirían sin volver a ver al Granada en Primera. Sentía que les salía del alma ese sentimiento granadinista y me hacían llorar en la calle. También me acuerdo de un buen amigo mío: Luis 'Chikito'. Me hizo sentir en mi casa y me ayudó mucho en Granada.
–¿Qué ocurrió en Primera?
–Todo empezó mal. No teníamos a todos los jugadores en la pretemporada. Muchos llegaron con la Liga empezada, aquella semana que jugábamos en Málaga. Pero el equipo se repuso luego y empezó a sumar. Hay un detalle que me marcó, y no es por excusarme: el 'paragüazo' del Mallorca. De ganar habríamos sumado 23 puntos, y lo íbamos a ganar porque estábamos jugando muy bien. Me jodió mucho. Luego pasó lo que pasó, el 'presi' tomó la decisión y no pasa nada.
–Sigue siendo apreciado aquí.
–Una cosa importante de mi paso por Granada es que fui humilde y abierto. La gente me lo ha reconocido. Al principio me tendrían por un malnacido, siempre enfurruñado, pero me conocieron. Siempre hablo de corazón.
Hubo un tiempo en que Europa quedaba muy lejos aunque se viviera en ella. Quien se atrevía a tener esas locuras en la cabeza las olvidaba en lo que tardaba en cruzar los campos de Antonio Sánchez. Por suerte, el equipo cayó en manos de una persona convencida de que ese equipo que vestía de rojiblanco iba a acabar haciendo grandes cosas. 'De aquellos prados, estos logros'.
–P: ¿Qué le ha parecido el Granada esta campaña?
–R: ¿Qué vas a decir de un Granada recién ascendido que se ha metido en Europa por primera vez en su historia ? Veo un equipo muy competitivo. El cuerpo técnico y el director deportivo han sabido elegir muy bien los actores que necesitaban para llevar a cabo cierto guion futbolístico.
–P: ¿Qué destacaría del equipo?
–R: Tiene talla. Es un equipo de altura. Y muy fuerte a nivel físico, que es una de las cosas más importantes. En el fútbol hay que tener jugadores poderosos con un nivel técnico acorde a la categoría y que tácticamente sean de equipo, que sepan ensamblarse y formen un bloque.
–P: ¿Esperaba ver el escudo del Granada en competición europea algún día?
–R: Rotundamente sí. Sin lugar a dudas. Yo tenía ese convencimiento de que se iban a hacer grandes cosas. Se tardaría más o menos, pero incluso el primer año en Primera la ilusión dentro del vestuario volvía a ser venenosa. Teníamos la intención de estar lo más arriba posible.
–P: Está inmortalizado en la Puerta de los Entrenadores de Los Cármenes.
–R: Es un orgullo. Conseguir esos dos ascensos seguidos fue muy importante. Sinceramente, creo que es lo más grande que ha hecho el Granada a nivel deportivo en su historia. No era como el ascenso de hace un año, con todos mis respetos, que vuelves tras dos años en Segunda. No. En aquel eran muchos años sin estar en Primera y con problemas recientes, bordeando la desaparición. Y, de repente, en dos años pasas de estar en la miseria a Primera. Fue único. Y puso las bases para conseguir otras cosas.
–P: ¿Cuál es su presente?
–R: Estoy bien de salud, pero futbolísticamente estoy jodido y un poco triste. Tenía ciertos caminos abiertos para entrenar fuera pero se han cerrado a raíz de la pandemia. Quiero entrenar.
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