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Es el cuarto verano consecutivo que Lucas Alcaraz no tendrá pretemporada. El entrenador granadino vuelve a esperar alguna propuesta consistente con la que regresar al tajo. Ha rechazado una oferta que le vino de la India y le tientan desde el Golfo Pérsico. Mientras, ... se forma, ve fútbol y sigue al Granada, su equipo, del que se siente orgulloso tras el ascenso. Elogia a Diego Martínez y aconseja seguir por la misma línea.
–¿A qué se dedica un entrenador en paro?
–Estoy bien, tranquilo. Haciendo un máster de gestión deportiva, viendo los aspectos a mejorar en cuestiones futbolísticas y poco más.
–¿Tiene ofertas sobre la mesa?
–En el extranjero, pero hay que medir la balanza, porque una vez que te comprometes fuera te sales del mercado más próximo, pero bueno. Si sigo unos meses así me iré.
–¿Le preocupa salirse de esa rueda que a veces es diabólica?
–Sí. Llevo muchísimos años, pero es cierto que cada temporada surgen 30 entrenadores más y el número de equipos es el mismo. Cada vez es más difícil pero hay que seguir trabajando y esperar el momento.
–¿Qué le ha parecido la temporada del Granada?
–Escrupulosamente regular. Es el mayor halago que se le puede hacer a un equipo de fútbol de Segunda división cuando hablamos de 42 partidos. He ascendido dos veces y en dos me quedé a las puertas –en las que hubiera disputado el 'play off' en caso de existir como ahora–. En esas cuatro campañas siempre tuve malas rachas, cinco, seis o siete partidos sin ganar. El Granada no tuvo esto. Fue un equipo que perdió poco y mantuvo un nivel constante, siendo contundente en todos los aspectos.
–¿Dónde están las claves de este éxito?
–Un poco de todo. Recogió los frutos precedentes. El club se ha ido racionalizando por parte de una propiedad a la que le ha costado un poco adaptarse a las organizaciones deportivas en Europa. Ahora es una entidad más lógica y eficiente. Se firmó a un entrenador y a un cuerpo técnico que han hecho un buen trabajo y en la confección de la plantilla se aprovechó una parte interesante del bloque del curso anterior y se trajeron a jugadores con los que el margen de error se minimizaba porque los conocía el técnico. En los fichajes es importante que el 'producto' que quieres adquirir se parezca a lo que estabas buscando. Aquí, a Granada, siempre han venido muchos futbolistas brillantes pero este año vinieron los adecuados.
–Imagino que se refiere a juntar algo más que nombres o un 'once', sino pensar también en el jugador 'doce', 'trece' o 'catorce'.
–Los complementos. El año anterior, por ejemplo, uno de los jugadores más valorados era Kunde y, para mí, no era complementario con el resto de compañeros. Esta pasada temporada vino San Emeterio y resulta que todos los de alrededor, ya sean los centrales o Montoro, hicieron mejor temporada. Su participación individual fue importante pero también su papel dentro de la estructura del equipo, con rendimiento en lo buscado.
–¿Esa forma de concebir la plantilla se puede trasladar a la Primera división?
–Creo que es el momento de que se traslade esa filosofía. El Granada de Quique Pina ascendió con una base muy buena y, mientras duró, el equipo se salvó con más o menos apuros, de la mano de los Nyom, Mainz, Íñigo, Siqueira, Mikel Rico, Dani Benítez, Ighalo... Estamos ante una base de jugadores quizás menos brillante pero comprometida con el objetivo, muy positiva. Si se acierta, como pasó este año, con los jugadores adecuados en los puestos que faltan y que estos hagan plantilla para que el conjunto se dañe poco cuando haya ausencias será bueno.
–¿Qué opina de Diego Martínez?
–Ha conseguido varias cosas importantes que no son fáciles. Confeccionó, junto a la dirección deportiva, una plantilla adecuada para la categoría, tanto en número como en las prestaciones y los roles que desempeñó cada uno. Logró un rendimiento uniforme a lo largo de la temporada, que es mérito exclusivo suyo y de su cuerpo técnico. Moduló el discurso para que en el equipo, la afición y el entorno calara un mensaje de prudencia y ambición al mismo tiempo, que es lo ideal. Y, en los momentos claves, conquistó los resultados, que al final es la consecuencia de todo esto. Su primer año ha sido de sobresaliente 'cum laude', pero lo difícil es mantenerse. En el Granada se ve que la mano del entrenador está detrás, se percibe claramente.
–Conoce a tres futbolistas de la actual plantilla. Se los enumero para que me hable de ellos. Rui Silva.
–Vino en el mercado de enero en una situación muy difícil para el equipo. Nos dio gran nivel en los entrenamientos. No tuvo la oportunidad de competir porque estaba Ochoa, uno de los pocos que no fue discutido ese año pese a ser el portero. Conmigo Rui tuvo medio año de transición pero ya se le veía que era un acierto. Tampoco pensaba que iba a llegar a este nivel, la verdad, porque para mí ha sido uno de los pilares.
–Fran Rico.
–Es el jugador que más me ha hecho disfrutar entrenando al Granada. Aparte de sus virtudes futbolísticas, tiene una capacidad de comprensión de las ideas del entrenador muy alta. Además, las hace suyas y les sabe dar sus matices.
–Adrián Ramos.
–Su mejor versión fue la del primer año. Lo que pasa es que tuvimos la mala suerte de que cuando estábamos levantando un poco la cabeza, con tres victorias consecutivas en casa con Betis, Alavés y Las Palmas, se lesionó y no dimos con el recambio. Él fue quien nos resucitó al llegar y sus problemas físicos nos terminaron de apagar.
–¿Está al corriente de que pretende denunciar al presidente del Granada por impagos de su contrato vía china?
–Ramos es un buen profesional, que se cuida muchísimo. Lleva una vida ordenada, pero todo lo que le pasó en Granada le vino en contra. Llegó a un equipo que estaba mal, participó en un descenso, pasó un año en Segunda entre lesiones con un equipo que no arrancó... Pero en mi etapa no le pude poner ninguna pega. A partir de ahí, el fútbol moderno está lleno de situaciones extrañas en el tema de contrataciones.
–¿Tiene la sensación de que, a pesar de que el equipo estuvo seis campañas en Primera, su punto culminante llegó en el segundo año, con Nolito, Brahimi, Rico o Siqueira, con usted al frente?
–Añadiría la primera vuelta del tercer año, en el que también estaba, que fue aún más interesante en cuanto a juego. Se perdieron a puntales importantes, pero con Recio, Fran Rico, Piti, Murillo o Brahimi tuvo pasajes de buen fútbol. Sí es cierto que la mezcla de aquellos dos semestres hubiera hecho un equipo para perpetuarlo. El modelo de la propiedad era distinto y se cambiaba mucho de jugadores. Al irme, vinieron Success, Rochina, Peñaranda... Buenos futbolistas, pero con los que no acabó de haber poso porque faltó continuidad.
–El anterior ciclo fue exitoso en cuanto a tiempo de estancia en la élite pero siempre se discutió el modelo. Había talento, aunque no se forjó una base fuerte. ¿Cree que este 'reinicio' puede ser bueno para establecer esto?
–Hay que ser justo. Aquel modelo, que le generó cierta frustración a los aficionados porque entraban y salían tantos jugadores, fue el que nos llevó de Segunda B a Primera cuando Granada era un desierto, al borde de la desaparición. Hay que reconocer que todo aquello trajo unas alegrías inesperadas y un renacer de la hinchada. Quedó ese estigma de que se fueron los buenos, pero se regeneró el club. Ahora, después de aquel caótico primer año, el Granada vuelve a ser un club convencional y en lo deportivo se está acertando. Hay una percepción de esperanza sobre el futuro. A poco que haya suerte el primer año, creo que el equipo se puede estabilizar como otros clubes como Getafe o Leganés.
–Usted ha conocido a John Jiang. Aquí se le ha visto en distintas facetas. ¿Qué impresión tiene de él?
–Llegó muy tarde al club, compartiendo la gestión con otra persona que se quedó por el camino –Pere Guardiola–. Sus primeros seis meses se pueden evaluar poco, porque fueron un lío y se añadieron los malos resultados del equipo, que aumentaron la impresión. Ha sabido ir rectificando y organizando la idea de entidad que quería. A través de un proceso de ensayo y error, o de ensayo y acierto, ha generado el cambio. Lo anterior era muy artificial.
–La Primera es distinta ahora. El tope salarial condiciona y agranda algunas diferencias. También el hecho de que muchos clubes encuentren en Segunda un caladero ideal para fichar.
–El control financiero lo ha trastocado todo. Cuando subí con el Recreativo fuimos los únicos 'quijotes' que se pusieron a pagar su deuda para dejarla a cero, el único equipo de España. Gastamos poco en plantilla y, encima, se hizo una ciudad deportiva. Ahora los equipos compiten con mayor igualdad, por lo que la gestión tiene que ser más imaginativa. Todo el mundo sabe que los jugadores buenos de Segunda pueden jugar en Primera y que no suponen un gasto desorbitado. Por eso hay equipos que se mantienen con limpieza, haciendo las cosas bien. En la época de mi Recre estaban casi todos en concurso de acreedores. Había menos moralidad en lo económico.
–Eso es verdad. Ahora lo que se tiene es lo que se puede gastar.
–El fútbol se ha salvado de muchas maneras. Hubo planes de saneamiento, quitas de Hacienda para todos y ahora el tope salarial. Si no, iría por derroteros peligrosos, con graves endeudamientos.
–Como aficionado sueña con la permanencia del Granada, ¿no?
–Estamos en el típico momento en el que todo el mundo tiene la incertidumbre y la ansiedad de saber cuál va a ser su equipo. El club actuará, estoy seguro, pero tiene que hacerlo con frialdad. Firmar pronto no es firmar bien. Ni firmar caro es acertar. Hay que traer al que hace falta, no al que más luzca o tenga mejor trayectoria. Estamos en una fase de cierta duda pero confío en que la gestión será buena y que se peleará por la salvación con argumentos parecidos a los de los demás. A veces con lo inesperado se logran los objetivos. Hay que pensar dónde estaban José Antonio Martínez, Pozo o San Emeterio antes de venir.
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