Mirar a Venus

El Granada CF parece viajar en un nuevo Apolo. Es su nueva normalidad, orbitar por el espacio. Igual pretende comprobar los niveles de fosfina descubiertos en la atmósfera de Venus y la posible existencia de vida, por si alguna vez tiene que desplazarse a jugar allí.

A este equipo le da igual adversario, campo y lugar, aunque aún está lejos de cumplir la sentencia que promulga el astrofísico Carl Sagán de que «las afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias». Lógico. Esto solo acaba de empezar. Como el descubrimiento de la fosfina en Venus, pero lo cierto es que se avistan signos de mejora en el juego respecto al año anterior.

No obstante, a Diego Martínez le quedan semanas de intenso trabajo. Frente al Deportivo Alavés el equipo bajó a la Tierra durante bastantes minutos y le costó vencer. Lógico también. Y hasta se diría que aconsejable, para aminorar las ínfulas de superioridad que las victorias inoculan en el subconsciente y que a veces son confundidas con la convicción. Pero a este entrenador y a esta plantilla les luce el trabajo. Es una de sus virtudes. Saber superarse es otra. El comienzo de temporada está siendo vertiginoso. Sin tregua. Mañana el Locomotive Tbilisi. El domingo el Atlético en el Wanda. Mejor no pensar.

Y mientras todo esto ocurre se produce un cambio en la presidencia del club. Por sorpresa. Está demostrado que el silencio en determinadas circunstancias suele ser reparador. Incluso hay un proverbio chino que dice: El hombre sabio instruye sin utilizar las palabras.

Es lo que ha hecho estos dos últimos años John Jiang. Salir airoso con su silencio y el excelente trabajo del director general y director deportivo. Pero al igual que está haciendo este equipo, el nuevo presidente y su consejo deben dirigir su mirada hacia lo más alto. Al espacio de la clasificación donde orbitan los equipos consolidados en Primera división. Al planeta Venus, cuando menos.