Simeone alecciona a Thomas entrando al terreno de juego. E. P.

Entrenadores

Cal en los tacos ·

Habrá quien pague sus entradas por la contemplación de la técnica depurada del figura de primer nivel; otros lo seguiremos haciendo por la pura diversión

Martes, 3 de septiembre 2019, 02:26

Están ahí, en la banda, ven más que nadie durante la semana para tenerlo todo bajo control en el partido pero luego no paran de gesticular, de mover los brazos, de dar voces encarcelados en su área técnica. Pienso en los entrenadores y debe ser un oficio difícil e incomprendido, rara vez reconocido aunque a veces surgen excepciones como la de Diego Martínez, a quien ya habrá que ver con viento en contra. Son los empeñados en controlar algo que no puede controlarse, un deporte que existe para que ocurra lo imprevisible. Si el fútbol es «la recuperación semanal de la infancia», como dijo Javier Marías, y no digamos ya de la adolescencia, los entrenadores serían claramente los padres.

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Los imagino llevándose las manos a la cabeza viendo cómo 22 desalmados, de los que cada uno ha elegido a 11, hacen con la pelota justo lo contrario de lo que les habían dicho. Ellos, los entrenadores, tan obsesionados con la perfección y el orden y nosotros, los aficionados, tan desbocados con el caos como quienes apuestan en las carreras de caballos. Habrá quien pague sus entradas por la contemplación de la técnica depurada del figura de primer nivel; otros lo seguiremos haciendo por la pura diversión, por ese carácter primitivo que nunca abandona a un juego que nació para desmadrarse como si fuese Humor Amarillo.

En las primeras jornadas de Liga todos los futbolistas parecen peores, algunos hasta amateurs. El verano no perdona y la precisión requiere un proceso. A veces se culpa a los nuevos modelos de balón. A algunos nos gusta esto por acciones como la de Chernov, el defensa del Rostov que se lanzó de espaldas desde entre las redes para salvar un disparo sin portero. O por jugadas como la del gol de Joselu este pasado fin de semana en Getafe, rozando la parodia y lo imposible también. Habrá quien no vea más que errores impropios de profesionales. Me quedo con ellos. Con el Atleti celebrando su remontada gamberros como si fueran los Peaky Blinders.

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