Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Ricard Sánchez irrumpió al rescate en un partido ganado a golpe de fe. Parecía que el 'virus FIFA' había erradicado el gol ante las ausencias de Myrto Uzuni y Shon Weissman. Braat sobrevivía con holgura y el Oviedo amenazaba con tocar la campana, cumpliendo el ... plan pragmático urdido por Álvaro Cervera. Pero de pronto el Granada dejó de enredarse, miró a su parroquia y reclamó su ayuda. Los Cármenes rugió y ese sonido felino contagió a los de rayas horizontales, que creyeron por fin que era posible asaltar la fortaleza enemiga. Ricard, que ya apareció en el Belmonte, repitió muesca y devolvió al equipo a la zona de ascenso directo gracias a un roce afortunado sobre Sergi Enrich.
Era un encuentro señalado en rojo por muchos motivos. Sin los internacionales y con un rival con el que el Granada había perdido dos veces, en Liga y Copa. El Oviedo se le da fatal y se ejemplificó en una tarde sumida en la cama de pinchos de un faquir, un modelo patentado por su preparador, especialista en fastidiar a los contrarios que presumen de proponer. A los rojiblancos les faltaron determinación y calma en la mayor parte de fases, así como potencial ofensivo. Flojéo Diédhiou y no destelló Bryan, acabando Puertas y Soro en la búsqueda del arco. Ricard libró de preocupaciones.
Granada CF
Raúl Fernández; Ricard Sánchez, Víctor Díaz, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Bodiger (Alberto Perea, m. 46), Pol Lozano (Petrovic, m. 84), Melendo (Meseguer, m. 69); Bryan Zaragoza, José Callejón (Soro, m. 69) y Famara Diédhiou (Antonio Puertas, m. 46).
1
-
0
Real Oviedo
Braat; Luengo, David Costas, Dani Calvo, Juanfran; Luismi, Montoro, Viti, Borja Sánchez (Sergio Enrich, m. 85); Hugo Rama (Moro, m. 85) y Borja Bastón (Manu Vallejo, m. 66).
GOL: 1-0, m. 89: Ricard Sánchez.
ÁRBITRO: Caparrós Hernández (comité valenciano). Amonestó a los locales Bodiger (m. 4) y Ricard Sánchez (m. 45); y a los visitantes Hugo Rama (m. 41) y Borja Bastón (m. 59).
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 33 de LaLiga SmartBank, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante 16.330 espectadores.
Cada entrenador ensueña el partido a su gusto. El ideal de Álvaro Cervera es uno con pocas desventuras, bajo su control absoluto. Orden atrás y llegadas eléctricas, las justas para descargar y marcharse a casa con el saco intacto y con algo dentro.
Advertía Paco López que era un encuentro para la paciencia con la intuida celada de su homólogo. Planteó de salida el sistema habitual, 4-4-2, pero con José Callejón acompañando a Famara Diédhiou arriba y Bryan Zaragoza en la banda izquierda, su costado en los tiempos del filial. No se activó mucho el malagueño en ese lado, rodeado en cuanto recibía, y los rojiblancos se atascaban por el pasillo central, con demasiado tráfico. Los azulones solo dejaban suelto a Bodiger, que comenzó a agobiarse con el balón, con muchas dudas en la circulación.
Víctor Díaz era de los que mantenían la serenidad atrás, habituado a duelos estomagantes como este, y al menos habilitaba en largo con balones al espacio para que Callejón y Diédhiou estiraran el campo, pero ni el motrileño ni el senegalés lograban zafarse de sus marcas y siempre recibían incómodos.
Bryan Zaragoza intentó, desde cierta anarquía, alterar la quietud. Lo buscó por la izquierda, pero pronto Paco López le pidió que abordara desde la derecha, mutando a 4-2-3-1, con Melendo de mediapunta y Callejón en la izquierda. La fórmula inquietó más a los asturianos, expertos en el juego sin balón, a la espera de un gesto de intimidación arriba de Borja Bastón. Viti se escurrió en una ocasión y lanzó alto.
Ante ello, el Granada buscaba desplegarse mejor, pero apenas originó algún córner en el primer tiempo. No le salían las cosas ni por la diestra ni por la zurda. Diédhiou apenas olió remates bajo agobio, cada vez más escaso de energía, entre su falta de ritmo y, probablemente, la poca hidratación al seguir el Ramadán.
Desde el banquillo se otearon los primeros movimientos para calentar. No veía claro el asunto el preparador local, con Bodiger cargado de amarilla y su ariete muy alejado de la zona crítica, apenas válido en peinadas pasajeras. El Granada necesitaba crecer con el balón y encajonar al contrario para entrecerrar la puerta de la incertidumbre. Ambos se quedaron en la caseta para que concursaran Alberto Perea y Antonio Puertas.
El Granada retornó al 4-4-2 inicial, con el manchego en la izquierda y el almeriense de referencia. Melendo se puso a construir junto a Pol, pero seguía en el estanque de pirañas azules, hambrientas. Viti volvió a escurrirse por la derecha y metió un centro que Bastón empalmó ante Raúl, ejemplar de reflejos, con un remate alto posterior del punta mientras le encimaba Víctor Díaz.
Fue uno de esos avisos a menudo fulminantes, pero pasó de largo. Si Bodiger pareció un manojo de nervios hasta su sustitución, a Lozano le dio vértigo liderar la salida y comprometió al equipo en varias situaciones. La tensión se extendía a la grada, donde costaba tolerar tanto imprecisión.
El Oviedo seguía a lo suyo, con Viti hiperactivo, y el Granada no llegaba a cuajar sus aproximaciones, aunque Puertas se ofrecía y Perea trataba de darle sentido a todo. Los rojiblancos variaron de timonel colocando a Meseguer, mientras que Soro se asentó junto a Puertas en vanguardia. Los del Principado tuvieron un poste de Vallejo, que entró unos minutos antes, aunque en probable posición ilegal. En respuesta, Soro retuvo en exceso en una carrera con Bryan aleteando por la banda.
El bloqueo se acentuaba hasta que una llegada salió potable y Puertas pidió el auxilio al público. Los Cármenes despertó de súbito y se lanzó a ayudar a los suyos a poco más de diez minutos para el final. Todos se sintieron ligeros, con más confianza, y Puertas acarició la diana con un cabezazo alto.
Los rojiblancos cercaron al Oviedo e hicieron flotar una serie de saques de esquina. En un rechazo, Ricard se encontró el esférico en la frontal y chutó con fe entre un bosque de piernas del que se vio favorecido gracias a un roce sobre Sergi Enrich, precisamente quien decantó con un taconazo el partido de la primera vuelta que costó el cargo a Aitor Karanka pese a jugar desde la primera parte con un hombre más. Braat ni la vio salir y se la encontró en la red, con el júbilo desatado en el estadio.
El conjunto asturiano acusó el gancho y ya le costó levantar la cabeza. Los rojiblancos elevaron la atención y todo se zanjó a su favor. Subir cuesta horrores y se pudo experimentar. La escalada sigue.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.