El antes y el después del viaje a Chipre
La plazoleta ·
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La plazoleta ·
LaLiga quiso ser ejemplarizante tras una situación insólita, que aisló a gente sana e hiperchequeadaCiertos aficionados del Granada se ponen que trinan cada vez que saltan a la palestra varios casos de covid-19 en otros clubes. Se preguntan por qué no se les aplica la misma consideración de brote que sí hubo con el Granada y se procede ... a aislar a todos aquellos componentes sin anticuerpos. En el recuerdo, lo ocurrido en torno al partido con el Omonia en Nicosia y todas las acciones ordenadas por LaLiga al regreso. Un aislamiento obligatorio que dejó mermada a la expedición que viajó a San Sebastián. Encerrar diez días al grupo tuvo otras consecuencias colaterales en los siguientes partidos. El Fórmula Uno se detuvo y luego costó arrancarlo de nuevo.
Lo de Chipre supuso un antes y un después para los nazaríes, pero también para el fútbol español. Fueron horas terribles para todos los miembros de la entidad rojiblanca, que se sintieron desamparados. De alguna manera, la patronal de clubes aplicó con el Granada una sanción ejemplarizante, en un momento en el que se disparaban los expedientes en varios equipos. Alguien tenía que ser cabeza de turco y el Granada tuvo el infortunio de cumplir los requisitos para pagar el pato. Desde entonces, lo asombroso es que aparecen uno o varios positivos en otras escuadras pero nunca se anuncia un vínculo epidemiológico entre ellos, a pesar de los tramos de convivencia que tendrán, más allá de que entrenar y jugar no se considere contacto estrecho. Es cierto que nadie ha reproducido las circunstancias del Granada con exactitud, pero es llamativo. Sobre todo, con incidencias tan seguidas como las sufridas por el Atlético, por ejemplo.
El Granada tuvo un brote, tal y como está establecido. No sé los demás, porque carezco de tanta información, pero el Granada sí lo tenía. Otra cosa es valorar si a un colectivo hiperchequeado como el de los futbolistas se les debe someter a la misma medida conservadora que con un brote con el ciudadano medio, al que mandan a casa por un contacto estrecho y no le hacen ni pruebas si no presenta síntomas. A los jugadores, y su burbuja, se les hace un test de antígenos a diario y contraste con PCR cuando surge un resultado anómalo. Habría que reflexionar si se les debió enclaustrar cuando se verificó que no hubo más positivos al regreso que dos auxiliares, confinados de inmediato. Todos los demás dieron negativo, pero no les dejaron jugar. No aparecieron nuevos positivos después. A gente sana, quedó claro, no la dejaron competir. Desde entonces, ha habido más infectados en muchos sitios, pero el resto se ha escapado de aparentes contagios. La duda está en si todos realmente están trasladando lo que les ocurre o si en esta historia hubo un primo.
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