![Granada CF | La portería, en buenas manos](https://s3.ppllstatics.com/granadacf/multimedia/201908/02/media/cortadas/porteros-granadacf-kI1G-U80897718001KGC-624x385@Ideal.jpg)
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Para fórmulas secretas, la de la Coca-Cola. En el fútbol está todo o casi todo inventado. Si buscas un estilo reconocible, donde prime la solidez, sin notas altisonantes en el sistema y unísono sobre el campo, necesitas futbolistas comprometidos para la causa. Deportistas ... de brega con el balón y de valores cuando salen de Los Cármenes. Y en este sentido el Granada está acertando, apuntalando desde la base el mástil sólido que debe ser esta campaña.
Tres hombres para la salvaguarda rojiblanca. Rui Silva, el hombre paciente que acabó convirtiéndose en héroe para la afición. Aarón Escandell, un joven que crece con pasos de gigante. Y este año Unai, 'atezaina' de la escuela de Lezama dispuesto a tomar nota de sus dos grandes maestros. O tres, porque esta ecuación no se entiende sin el 'Pescao' Fernández, el técnico que los pone a tono cada día y, dicen ellos mismos, «sufre si nosotros sufrimos, y se divierte si nosotros nos divertimos». Aquí, en Marbella, se descubren cómplices en el vestuario y rivales cuando pisan la hierba. Una sana competencia desde la amistad, como cuentan ellos mismos.
La historia de Rui Silva parece la de un guion de Netflix desde que el Granada hizo un esfuerzo económico por traérselo del Nacional de Madeira mediante el pago de un millón y medio de euros. Internacional con Portugal, llegó con rol de suplente del 'Memo' Ochoa. Aquel era otro Granada, de plantilla absolutamente internacional en Primera, pero que acabó hundiéndose en el descenso.
«Fue complicado», reconoce, por cierto, en un perfecto castellano, «porque llegué al Granada cuando venía jugándolo todo en Portugal y me tocó ir al banquillo, pero tenía que respetarlo porque tenía a un gran portero por delante», dice el portugués, que tras el descenso parecía llamado a ser el portero del año en Segunda. Sin embargo llegó Javi Varas, con galones de titular para Oltra y Portugal, otra situación para la que le tocó respirar hondo, porque a un portero siempre se le pide paciencia. «Tienes que ser muy fuerte mentalmente y por eso yo siempre traté de trabajar esto a nivel personal, busqué el apoyo en mi familia y mis amigos y trabajé todos los días para encontrar una oportunidad. Lo bueno es que estaba preparado cuando me llegó mi oportunidad y la supe aprovechar», recuerda.
Llegó Diego y ahora vive días felices. Hoy, el aficionado lo para, lo felicita. Lo adora. «No me siento un héroe. Ahora la gente me conoce más y eso es muy gratificante», admite, aunque desembaraza. «Creo que lo hemos sido todos. Hicimos una temporada muy buena, fuimos de los equipos más regulares de la categoría y ahí estuvo la clave para el éxito», ataja el de las dieciocho porterías a cero, que se dice pronto.
Dicen de Aarón Escandell que representa el futuro del Granada, pero la paciencia a veces es una premisa enorme para un jugador joven de progreso tan exponencial como el de Carcaixent. Siempre preparado, es de aquellos jugadores a los que les gusta saltar el primero al campo de entrenamiento y abandonarlo sólo cuando sabe que lo ha dejado todo en él. La campaña es larga y sabe que la vida es para los vivos. «Me veo muy reflejado en Rui», avanza, «él venía siendo absoluto con Portugal, jugándolo todo, y tuvo que empezar desde el banquillo». «Por eso tienes que estar muy bien preparado mentalmente y para mí fue muy importante mi familia y sobre todo mi pareja, que es la que más me ayudó», reconoce el guardameta.
Se nota a la legua. La amistad entre estos dos porteros es palpable, más allá de la mera cordialidad en el trabajo. Cuentan que sus parejas «son inseparables» y que les gusta compartir algunos días de descanso en una casa rural. «Al fin y al cabo con Rui tengo una amistad muy buena, una rivalidad sana, que es lo más importante», afirma con el discurso maduro, como el de un veterano, «esperando mi oportunidad, trabajando como el que más para eso».
En esta nueva temporada el objetivo está la permanencia, pero, y ¿la fórmula? «Hay que ir partido a partido». Qué pregunta. «Trabajando como el que más», eso sí. «Y está claro que no va a ser un año tan bonito como el pasado, con tantas victorias, sino que este año vamos a sufrir, pero vamos a intentar ganar los máximos posibles para mantenernos», apunta.
Tiene tablas. Porque no hay que olvidar, que la de Aarón ha sido una progresión exponencial desde aquel Malagueño de Tercera al Granada de Primera, sin apenas pestañear. Y adaptarse a nuevos retos es un acicate continuo. «El cambio se nota mucho, pero sobre todo me quedo con la acogida del vestuario, que ya lo sentí cuando empezaba a entrenar con ellos en Segunda. Ahí noté un crecimiento brutal, sobre todo por estar rodeado de profesionales, en cada entrenamiento», abunda.
La terna la cierra esta temporada Unai Etxebarria, cancerbero de la escuela vasca con las ideas claras. «Estoy aquí para aprender», repite, como un mantra que lo guiará por buena senda. Llega de Lezama, casa que cuida como pocas de quien se atreve a ponerse unos guantes, y dice que poco cambio encontró en la Carretera de Alfacar. «Es un entrenamiento continuo, aprendes de todo, coges hábitos que antes no tenías y notas el nivel simplemente con el ritmo de entrenamiento y el nivel de los compañeros. Eso no quita que, aunque el nivel futbolístico sea mayor, los compañeros aún así te ayuden y estén encima de ti», agradece.
Cuenta el joven león que una de las claves para esa mejora está siendo ese clima sano en el que se habla y se debate el sistema. «Exponemos nuestras opiniones de una forma sana y la verdad es que así da gusto», refleja. Extebarria, un portero listo para «dar el máximo» cada día. «Esta temporada quiero ayudar en todo lo que pueda al club, que ha depositado una confianza muy grande en mí». Así, no puede fallar.
Qué mejor descripción de un mentor puede ofrecer un pupilo. «Si nosotros sufrimos, él sufre. Si nos divertimos, él se divierte. Te hace competir como el que más y no quiere que demos nunca un balón por perdido. Creo que es donde más nos sentimos reflejados con él, que se preocupa por nosotros en todos los sentidos. El 'Pescao' como persona es un diez, pero como entrenador también». Esto exponía ayer Aarón Escandell mientras atendía a IDEAL, inquirido por su entrenador.
Historia viva de los arcos granadinos, Juan Carlos 'el Pescao' Fernández representa a la última hornada de cancerberos clásicos que supieron reciclarse a lo que hoy pide el fútbol. Su modelo de juego pasa por un guardameta que sepa manejarse con los pies. «Tanto Aarón como Rui destacan en esta faceta, ya que nos permite generar superioridades en el juego tanto por dentro como por fuera. Teniendo en cuenta que somos un equipo que pretende presionar alto, es necesario que el portero esté concentrado en defender posibles balones a la espalda de nuestra línea defensiva. Y además destacan por tener un buen juego aéreo, lo que permite al equipo y a nuestra defensa poder defender tanto en estrategia como en centros laterales, más alejado de nuestra portería», explica.
Se le ve cómodo con sus chicos. Cada día, los activa con un golpe de voz y los convence cuando, con un gesto, les dice que lo han dado todo por hoy. Los describe con palabras como fiabilidad y determinación. «Lo han demostrado por la cifra de goles encajados, gracias también a la velocidad gestual y los reflejos, cualidad en la que ambos (Rui y Aarón) destacan especialmente». Sobre Unai, desvela que ya llevaba siguiéndolo desde hace tiempo. «A pesar de su juventud posee una gran experiencia ya que viene con una buena formación y preparación, de un club que destaca por la gran labor que realiza con la cantera».
De hecho, el de Lezama también se ha visto sorprendido por el alto nivel de cuidado a los porteros que ha encontrado aquí. «Vengo de una cantera en la que se trabaja mucho el portero, se hace una preparación especial con nosotros. Y vienes aquí y ves que el nivel es igualmente muy alto, por lo que estoy muy a gusto entrenando con él, porque trabaja todos los aspectos», dice Etxebarría.
Cuenta 'el Pescao' que no puede quedarse con un rasgo. «Lo que más destacaría de ellos es el compañerismo y las ganas de mejorar, la exigencia y autoexigencia que me demuestran en cada entrenamiento. Todo ello es fundamental para su mejora diaria ya que hace que el clima de trabajo sea más fácil para todos», abrocha su preparador.
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