El último gol como profesional de Fede San Emeterio (Cantabria, 1997) dio al Granada su último ascenso a Primera división. Fue en Mallorca y de cabeza, propulsado como los rojiblancos entre la élite desde entonces aun sin ese 'cemento' que hizo kilómetros y kilómetros junto ... a Montoro en el centro del campo. El domingo regresa a un estadio al que siempre tendrá cariño, aunque lo encuentre vacío.
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-¿Qué tal se encuentra?
-Estoy bien, aunque está siendo una Liga rara, diferente, sobre todo por la ausencia de los aficionados en los estadios. No poder contar con la afición, tanto a favor como en contra en las visitas, se nota. Pero estoy muy contento en el equipo y con la ciudad, a la espera de que lleguen los resultados porque estamos haciendo partidos buenos aunque sin materializarse en puntos, que es lo que cuenta.
-Vienen de conseguir un primer triunfo balsámico ante el Athletic que habrá calmado las aguas para el parón.
-Sí, sobre todo por lo externo, más que por el vestuario. Dentro estamos todos convencidos. El equipo lleva un par de años trabajando muy unido y sabemos que los resultados llegarán tarde o temprano. Manteníamos la calma aun estando en descenso y sin ganar. El triunfo contra el Athletic da aire y confianza sobre todo para seguir haciendo lo que veníamos haciendo sin dudar.
-¿Qué le estaba faltando al equipo hasta entonces, además de la fortuna, a su juicio?
-Le estaban sobrando sobre todo errores individuales. Tuvimos ciertos partidos en los que nos perjudicaron mucho. Contra el Athletic estuvimos mucho más solventes tanto en defensa como en ataque, sin complicaciones para minimizar esos errores. Lo conseguimos. Fuimos más compactos que otras veces.
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-Este domingo visitan a un equipo que no hace prisioneros. Usted lo sabe bien.
-El Granada es uno de esos equipos que, más allá de un juego vistoso como otros, prioriza penalizar el error del rival, encontrar su fallo para hacer daño. Contra el Granada hay que estar muy atentos a eso, a las segundas jugadas y a los duelos individuales en los que se hace fuerte. Eso ha centrado la preparación del partido. Sabemos qué equipo nos vamos a encontrar y debemos igualar su intensidad. Será un partido muy competido y trabado.
-Usted fue uno de los héroes del último ascenso a Primera. Su último gol como profesional, de hecho, lo concretó en Mallorca.
-Al pensar en Granada sólo me vienen recuerdos positivos. Fue un gran año culminado con el ascenso, pero me quedo con todo lo vivido en el vestuario y en la ciudad. El ascenso fue el broche porque estaba siendo una temporada espectacular. Fue un año maravilloso. Más que con el gol, me quedo con todo lo que conllevó ese día: una alegría inmensa, la fiesta en el vestuario, las caras de todos los trabajadores que vivían un sueño. Éramos el Granada, pero lo formábamos gente muy humilde dentro de la categoría. Muchos no habíamos jugado en Primera.
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-Diego Martínez, a quien ya conocía, es una de las claves si no la principal.
-Sí, pero además de Diego Martínez, que inocula un gen competitivo muy fuerte como se está viendo, tuvo mucho que ver la política de fichajes. Fuimos gente joven, con muchas ganas de demostrar su hambre en la categoría. Sabíamos que el Granada era un club grande que había estado en Primera y que quería subir, pero no sentimos presión y formamos un grupo espectacular. Nos convertimos en un equipo muy rocoso que plantó cara ante cualquier rival.
-Usted fue una de las bases del Granada presente que se ha clasificado por primera vez en su historia para Europa. ¿En algún momento se le pasó por la cabeza, estando aún en Segunda, la trayectoria que podía tener el equipo en Primera?
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-Bastante tenía con lo que había que hacer en Segunda entonces. Fuimos 'pasito a pasito' y no pensábamos en más. Una vez dejé el club y lo vi desde fuera, y con los fichajes que llegaron, imaginé que podía rendir bien y hacer un buen papel. Fue clave que los nuevos se adaptaran a la filosofía del equipo.
-¿Qué valores reconoce todavía de su etapa?
-Sigue habiendo muchas similitudes, partiendo de lo más evidente, que es que siguen el entrenador y su cuerpo técnico además de varios jugadores clave. La competitividad que transmiten en cada partido, el no dar ningún minuto por malo, les hace ser un equipo muy rocoso y complicado de batir que a la mínima te penaliza. Esa era nuestra fortaleza. Supimos ser un bloque que encajaba muy poco.
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-Confiéseme algo. ¿Sintió alguna vez nostalgia el curso pasado viendo algún partido de sus excompañeros?
-Vi muchos partidos, sí; siguieron muchos compañeros y acababa de irme. Me entraba un punto de nostalgia, quería seguirles y alegrarme por ellos. Les sigo deseando lo mejor. No obstante, ahora juego en un equipo rival y en competencia directa por los mismos objetivos de permanencia.
-Su ausencia fue cubierta con futbolistas como Gonalons, Yangel Herrera, Yan Eteki o Luis Milla ahora. A Montoro no le falta compañía.
-La verdad es que le han rodeado con buenos guardianes. Cuando me fui tenían que traer jugadores pero se reforzaron muy bien. Son jugadores de primer nivel que ya rindieron muy bien el curso pasado. A Eteki por ejemplo le conocía del Sevilla Atlético. Tienen un equipazo.
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-Este inicio de temporada está demostrando que lo del curso pasado no fue un accidente. La dinámica ganadora y competitiva continúa incluso en Europa. ¿Qué progresión ve a este equipo?
-Sí, pero sobre todo porque son muy competitivos, tengan partidos buenos o malos. Luchando en cada uno y con continuidad, yo que les conocía podía esperar que tuvieran estos buenos resultados. El tiempo dirá qué progresión siguen. Ojalá repetir lo del año pasado.
-¿Con qué compañeros mantiene relación de aquella época? ¿Han hablado esta semana?
-No suelo hablar mucho durante la semana de los partidos, lo dejo para el día por no distraerme, pero hablo mucho con Aarón sobre todo y Montoro o Eteki. De aquella época que ya no sigan, también con Álex Martínez o Alejandro Pozo. Esa unión perdura, mantenemos el grupo de Whatsapp de cuando ascendimos. Siempre gusta rememorar los buenos momentos.
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-La pena de su vuelta a Los Cármenes este domingo será la ausencia de público, aunque ya lo hizo el año pasado.
-Está claro. Es una parte importante del tiempo que estuve allí porque me trataron muy bien y tras irme incluso siguieron acordándose de mí. Es una pena que no pueda haber afición. Por ese lado la vuelta es agridulce, pero seguro que será especial igualmente. El año pasado me sentí muy cómodo, como en casa. Es un estadio en el que he jugado muchos partidos. Conozco las medidas del campo. Todo era muy familiar. Pero el Granada es intenso con o sin su afición como viene demostrando, aunque la suya es de las que aprietan.
-No ha renovado aún en Valladolid y desde enero es libre de negociar con cualquier club. Sabe de la estima que le tienen en Granada. ¿Le agradaría volver algún día?
-Sí, en Granada pasé un tiempo muy bueno y es un sitio en el que estuve muy a gusto. La gente me tiene mucho cariño. Pero tengo contrato en Valladolid hasta verano y no sé lo que deparará el futuro. No miro más allá, estoy centrado aquí. Sería un error hacer cábalas.
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