Un héroe en el lado equivocado de la historia

Luís Maximiano no pudo hacer más para que el final fuese distinto. El portero luso completó el mejor primer año que se le ha visto a un guardameta en Granada, sobreponiéndose a la dura comparación con Rui Silva y consagrándose en apenas unos meses como uno de los mejores especialistas de Primera. Todo eso cargando con la losa de custodiar una de las porterías peor defendidas de la categoría, la de un equipo envuelto en la inesperada pelea por el descenso.

Cuando Maximiano aterrizó en Granada, tardó muy poco en dejar constancia del portero que había fichado el club. El dominio del castellano en pocos días y sus actuaciones en los entrenamientos dejaron claro que iba a hacerse con la titularidad en un parpadeo. Y así fue. Ya en su debut, precisamente ante el Betis de su antecesor, hizo paradas de mucho mérito a Fekir y Canales. El equipo no arrancaba con Robert Moreno, pero se permitía el lujo de pelear cada punto por las portentosas exhibiciones del portugués.

Sin duda, su mejor noche llegó solo una semana después del estreno, en el Camp Nou. El gol de Araújo en el descuento no empañó una de las mejores actuaciones individuales que se han visto este año en un nazarí. La afición se fue acostumbrando a que el mejor de los suyos fuese el portero. Mala señal.

Volvió a brillar en Vigo, donde sin embargo vivió su peor noche al hacerse daño en un choque con Duarte, al que lesionó por varios meses. Todo acabó con un estrambótico penalti que, cojo, detuvo Maximiano.

El resto del año ha mantenido el nivel, casi siempre sobresaliente. No se le recuerdan grandes fallos, aunque puede mejorar con el pie. Ha destacado en cada partido, sobre todo ante equipos de la parte alta, acaparando la mirada de muchos ojeadores. Y es que en Granada, España y Portugal ya no se puede dudar del futuro de Maximiano. Está destinado a ganar grandes cosas. El club se le ha grabado en el corazón, pero es un héroe en el lado equivocado de la historia. El portero con más paradas de Primera este año (127) es un lujo que, en Segunda, parece una quimera disfrutar. Él merece mucho más.