¿94 aniversario del Granada?

Siendo justos, tengo que decirles que esta es una cuestión sin respuesta inequívoca, por difícil que les resulte de comprender. Es así, al menos, porque el propio Granada como entidad parecer ser el primero en no estar interesado en despejar la duda.

Diversos periodistas e historiadores como José Luis Entrala, José Luis Ramos o Ramón Ramos (a los que humildemente me sumo), que han dedicado parte de su tiempo libre a investigar está cuestión, han llegado la misma conclusión. No es otra que la de establecer un amplio margen de gestación del club. Es decir, conceder la posibilidad de que el Granada tuviera, realmente, siete años más de edad.

Lógicamente, para establecer esta hipótesis, se han tenido en cuenta documentos y relatos de personas coetáneas a los hechos. Pero en el fondo de todo, creo que el aficionado rojiblanco debe de partir de una cuestión para que comience a dudar de lo que es oficialmente admitido: la eventualidad del peso de los símbolos. Hoy día cantamos a viva voz y ondeamos banderas con la cifra de 1931 y nos resulta impensable que no sea esa la fecha de creación del club por el mero hecho de que, un aspecto tan relevante como debería de ser la fundación del Granada CF, debe de estar documentado de sobra. Sin embargo, lo primero que hay que comprender es que cuando el club se creó ni se podía imaginar el calado que podría tener en la sociedad granadina un siglo después. Con todo esto, simplemente vengo a hacerles ver que el peso de los símbolos es relativo: prácticamente nulo al principio para convertirse en algo legendario –por calibrarlo de alguna manera– con el paso del tiempo.

Entonces llegamos a la siguiente pregunta: ¿y si el Granada hubiera pasado de puntillas por su propio centenario? Esta es mucho más sencilla de responder: no sería sino una más en la larga historia negra de nuestro querido club.