Un ritmo nuevo

Me decidí a teclear el nombre de este emergente artista granadino en el buscador de la aplicación musical cuando leí la noticia de que se haría cargo del cambio de césped de Los Cármenes. Y reconozco que su música me sorprendió. Me esperaba algo más latino, por definir de alguna manera los sonidos del reguetón, pero no tardé en comprender que su ritmo no tenía demasiado que ver con este género musical o, al menos, con el que se imponía en las discotecas cuando yo aún las frecuentaba, hace ya unos cuantos años.

El ritmo que impone Saiko deja a poca gente indiferente, al igual que lo hace la impactante irrupción de su figura en la esfera granadinista. Primero luciendo la horizontal en conciertos multitudinarios por medio mundo, posteriormente poniendo patas arriba e invirtiendo una considerable cantidad de dinero en un estadio cada vez más obsoleto y, por último (al menos por ahora), dando un golpe de efecto al anunciarse como patrocinador principal del club.

Creo que esto es justo lo que necesita ahora mismo el granadinismo. Un granadinismo que se encuentra en un estado profundo de depresión por el último descenso y las innumerables políticas sociales controvertidas ejecutadas por la actual directiva. Y no me refiero a la música de Saiko, puesto que habrá tanto quien la adore como quien la deteste, sino a un ritmo nuevo. Un ritmo fresco e irreverente que haga tambalear una institución que se adivina cansada y aletargada. Quizá sea el de Saiko y el de una nueva generación empresarial granadina.