Contradicciones

Si se observan las alineaciones de la mayoría de los equipos con aspiraciones de ascenso, a menudo repiten en ellas los mismos porteros y defensas. Los cambios suelen producirse de medio campo hacia delante, manteniendo siempre a los mediocentros posicionales. Gorrotxategi, Oriol Rey, Sibo o De la Hoz –que estaba en el mercado de enero–, Chetauya, Alcaraz o Isma Ruiz son claros ejemplos. Se podrían añadir más.

Algo tan sencillo parece complicado de asimilar, pues de esos equipos quizás sea el Granada el único que no ha sido capaz de incorporar a su plantilla ese mediocentro estrictamente defensivo que mantenga la posición y no pulule por el campo como lo hacen a menudo Hongla, Villar o Sergio Ruiz, siendo este el más atento.

Una merma en posición tan importante, propiciada por la dirección deportiva, cuya vía de agua tampoco se ha conseguido sellar con otro componente de la plantilla rojiblanca, pese al esfuerzo encomiable de contracción de un Sergio, que necesita más campo.

Quizás a Escribá le preocupe en exceso tener a todos contentos. Una filosofía que puede debilitar esa cohesión que resulta imprescindible si se pretende ascender. «Si uno quiere jugar todos los días tiene que dedicarse al tenis», sorprendió en la rueda de prensa pospartido. Fue una alegación en defensa propia. Quizás porque antes había reemplazado de nuevo a Rebbach –que no daba muestras de cansancio–, cuando podía haberlo ubicado en banda derecha para sustituir a Stoichkov.

La incógnita es si otros cambios también responden a dicha alegación. Y es que como dijo Bernard Werber, escritor francés, «la contradicción es el motor del pensamiento».