Insólito epílogo del Granada

Haber intentado desviar los débitos deportivos hacia la figura del técnico de Humanes es tan injusto como erróneo, después de lo demostrado por sus dos colegas anteriores y por los gestores de la entidad, responsables estos últimos que continúan tomando decisiones en la superficie sorteando los sótanos del club, después de tan exiguo y pobre balance.

Pero el fútbol no se detiene y un fracaso suele preceder a un nuevo éxito o a otra decepción. Cara o cruz. Y con la moneda suspendida en el aire se inician las gestiones para recomponer este puzle maquiavélico en el que se ha convertido la unidad deportiva granadinista. Comienzan pues los desfiles de entrenadores 'fashion'. Místeres modernos de tabletas y pinganillos. Pasarelas de nombres cuyas últimas hojas de servicios acumulan más destituciones que renovaciones.

Una elección de candidatos que, aunque en fútbol jamás puede predecirse el resultado final de sus trabajos, deberían despertar ilusión en una afición que ha intentado protegerse del desaliento sin conseguirlo, pues ha visto como al final el Granada ha terminado el último de la fila tras la victoria del Almería en el último partido. Adjetivo, último, que lo ha estado persiguiendo durante todo el año. Un presagio consumado que se instaló en el ánimo granadinista a principios de temporada.

Para colmo, el Recreativo también ha terminado colista. Es como si se hubiera dado la vuelta a las dos clasificaciones de la temporada pasada. Un insólito epílogo difícil de asimilar.