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El Granada sigue vivo en la lucha por retornar a Primera gracias a los regalos de sus rivales en Los Cármenes. Lo hizo el equipo ... de Las Palmas obsequiando a los rojiblancos con dos goles en la primera parte. También realizó su donativo el Eibar con un tanto en propia puerta que evitó la primera derrota en casa. La victoria contra el conjunto canario encendió una vela en el mar negro que surca el Granada en el tramo decisivo del curso, navegando hacia Primera con todos los vientos a favor. En ese triunfo se vislumbró raza, casta y genio. Hoy, sin embargo, se ha comprobado que el fútbol castigó en esa victoria al timorato Las Palmas, en ningún caso premió al conjunto granadino.
Los rojiblancos, en su encuentro ante el Eibar, carecieron de aptitud, conceptos, velocidad, fútbol... Con esas deficiencias, lo mínimo que se les puede pedir es actitud, entrega por una afición, un escudo y una historia. El equipo y su técnico, Paco López, cometieron ante el líder muchos errores, pero de todos, sin duda, el más triste fue la recuperación de una de las imágenes que más daño han hecho a este club en los últimos tiempos: tuvo el espíritu del conjunto derrotado de antemano con el Eibar, la pinta descompuesta mostrada en el partido ante el Racing.
En definitiva, durante todo el encuentro frente a los vascos dio una impresión de mediocridad y falta de talante impropio de alguien que está cerca del ascenso directo a Primera. Lo podía haber conseguido, pero en lugar de zanjar la espera y abrir la sala de fiestas a su abnegada afición, se arrastró como si estuviera con la soga al cuello. Dolió el nuevo aplazamiento de alcanzar el liderato (una llama que se va apagando), pero fue más hiriente su patetismo para hallar la mínima respuesta, la forma vulgar de descomponerse sin ofrecer apenas resistencia.
Un equipo que tiene a su afición volcada y apoyándole en cada partido, no puede ni debe permitirse una desfachatez como la del pasado domingo, un absentismo injustificable desde cualquier perspectiva. Ni calor, ni presión, ni ausencias, ni infortunio, ni cuentos chinos... Cualquier intento de amortiguar este desastre puntual sería ponerse en ridículo. Subir puede subir, pero qué rúbrica tan bochornosa sería el ascenso de esa guisa. Para salvar su orgullo deberían redimirse con una victoria en Mendizorroza. Aunque mirado desde el pragmatismo más fundamentalista sería mejor dejarse de romanticismos, porque el Granada nunca ha sido el jardín de las virtudes: más vale subir, aunque sea de rodillas y con la cabeza baja.
Si los rojiblancos quieren mantener intactas sus opciones de ascenso directo deberán ganar al Alavés. Lo primero es lo primero, porque imponerse esta noche en la batalla, salvo que la tierra se vuelva cuadrada, es vencer en la guerra. Lo sabe Paco López y lo han comentado sus propios jugadores. Basta ya de más bochornos.
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