Uzuni, el bastión del gol

El partido ante el Cartagena no tuvo historia. No hubo enemigo y el Granada, a medio gas, superó sin apuros al débil rival, El encuentro no merece un análisis demasiado intenso. No hay que quedarse con el marcador, porque enfrente había un equipo lleno de ingenuidad. El Granada adeuda tanto a su afición que cualquier premio en forma de goleada a un enemigo, por pequeño que sea, es fundamental y por eso es justificable la reacción de la grada tras el tanto del Cartagena, pero sería injusto quedarse solo con eso. Había que ganar y se ganó, para olvidarse de esta Segunda eso es lo que cuenta. Cierto es que a este nivel no se superarán batallas mayores, como la siguiente en Eibar, pero eso es otro cantar y no se puede jugar a adivinos.

De momento, el guion esperado contra el equipo cartagenero ya está cumplido. El partido resultó, pues, un dulce navideño para el Granada que generó muchas dudas en Oviedo. Marcó cuatro tantos y perdonó otros cuantos más, labor en la que Weissman, una vez más, se mostró torpemente efectivo. La tentación puede ser justificar la goleada en las bondades del rival y hay argumentos, porque el Cartagena solo acudió a Los Cármenes con el ánimo de no salir muy descosido.

Ipurua pone fin a un año 2024 convulso. El equipo ha sobrevivido y ahora trata de hacerlo a los múltiples problemas por la gestión nefasta de los dirigentes chinos. En ese panorama, los rojiblancos finalizan el año ante el Eibar. El epílogo, en todo caso, es de victoria casi ineludible. Se diría que la cita es vital por varios motivos. El primero, para acabar el año en zona de promoción de ascenso y no alejarse más de los puestos con billete directo a Primera.