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Rafael Lamelas
Domingo, 6 de noviembre 2022, 18:29
El destino es caprichoso y el proyecto de Aitor Karanka en el Granada zozobró en el mismo lugar que el de José Luis Oltra. El ... técnico vasco se queda al borde de la destitución tras una derrota que concentró todos los traumas de los rojiblancos desde hace varias semanas. En especial, su ya sempiterna falta de gol lejos de Los Cármenes, que se había extendido al hogar también. Jugaron en superioridad numérica durante más de 50 minutos, cuando el marcador permanecía inmaculado, pero por más que sus jugadores lo intentaron, no les llegó para perforar la red del Oviedo, ni con las variantes iniciales ni con los del banquillo, apenas con lanzamientos lejanos, sin coherencia en el área. En una escapada suelta, en la segunda mitad, los azulones cobraron una ventaja que protegieron como la vida misma. Homenajeó a los suyos el Carlos Tartiere, un estadio que fue en su día la tumba de la era de Oltra, el entrenador que intentó el reto de devolver al equipo a Primera tras el anterior descenso. Es probable que también sea donde se firme el epitafio del ciclo de Karanka. Él no falla los tiros a puerta ni yerra los pases, pero sí es el mentor de una plantilla que tiene la confianza por los suelos.
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Karanka se ha esforzado siempre por observar el vaso medio lleno. Atendía a una mejoría de un tiempo a esta parte, destacaba las puertas a cero y se felicitaba por recuperar futbolistas para la causa. El equipo tenía un problema de creación de oportunidades y, sobre todo, un trance con la efectividad frente al marco contrario. Los resultados como anfitrión le fueron extendiendo el crédito al vitoriano, pero el lastre como forastero seguía en cada salida. Se intuía que, a poco que frente a los leales las victorias se apagaran, las preocupaciones se intensificarían en los viajes. En Oviedo, con todo de cara antes del descanso, con el adversario metido en la madriguera con diez, todas las intentonas fueron baldías.
Oviedo
Braat; Lucas, David Costas, Dani Calvo, Aceves; Luismi, Montoro (Mangel, m. 92), Bretones, Hugo Rama; Obeng (Jimmy, m. 46) y Borja Bastón (Sergi Enrich, m. 59).
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Granada
Raúl Fernández; Ricard Sánchez, Miguel Rubio, Víctor Díaz, Carlos Neva; Bodiger (Óscar Melendo, m. 23), Meseguer, Bryan Zaragoza (Uzuni, m. 59), Alberto Perea (Matías Arezo, m. 75), (Jonathan Silva, m. 75); José Callejón (Antonio Puertas, m. 59); y Jorge Molina.
GOL: 0-1, m. 80: Sergi Enrich
ÁRBITRO: Caparrós Hernández (comité valenciano). Roja directa a Aceves (m. 39). Amonestó a los locales Montoro (m. 45) y Obeng (m. 45+6); y a los visitantes Alberto Perea (m. 17) y Víctor Díaz (m. 63).
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 15 de LaLiga SmartBank, disputado en el estadio Carlos Tartiere, ante unos 12.577 espectadores.
Montoro se cobró una particular venganza. Era un foco de atención del encuentro en el bando azulón después de que la nueva directiva no le renovara y él se despidiera a la francesa. Lo curioso es que tenía delante a Meseguer, por rol su sustituto aunque Karanka lo haya mimado poco. Nada más empezar, el centrocampista valenciano le soltó una patada de perro viejo a su reemplazo que no recibió castigo de colores, pero pudo ir del ámbar al colorado perfectamente. Siguió firme y trabajador hasta el final, cuando la grada le pudo aplaudir en su cambio. También los pocos rojiblancos que acudieron.
No estaba la medular del Granada para recibir muchos golpes en las vértebras sin Sergio Ruiz y Petrovic en la convocatoria. Bodiger, al que el entrenador ha exprimido hasta la cáscara, no pudo más y tuvo que dejar su sitio a Óscar Melendo, ocupando el catalán las funciones de catalizador que le dieron cartel en las categorías inferiores del Espanyol. Tampoco logró escribir con renglones rectos esta vez.
Era un partido de vigor y pierna dura, con el Oviedo apostando por el modelo más directo en lo ofensivo, el 'cerverismo' de quien maneja ahora su banquillo. Con ello, Obeng ocasionó un roto y en un balón cruzado y con varias prolongaciones de cabeza tras un córner David Costas encontró el palo en el remate final.
El veteranísimo ataque rojiblanco no terminaba de conectar. Por las bandas, mejor Perea con movimientos técnicos y sin estridencias que el brío de Bryan, diluido y bien controlado por Aceves. Pudo meter un buen centro el malagueño que no acertó a rematar bien Molina. Fue mejor la que se armó por la izquierda, con Perea colocando un balón a lo Guti y Melendo irrumpiendo hasta dejar la bola atrás para que Jorge Molina se equivocara de palo de golf.
Iba el Granada bajando el esférico al verde y tratándolo mejor, cuando se encontró con una opción de contragolpe para que Callejón se quitara los grilletes. Aceves cuerpeó con él y le derribó, justo cuando el motrileño pedía pista de despegue hacia el área. Era una acción similar a una matinal en Primera que le costó la roja a Cabrera frente a Morata. La penitencia para el mexicano fue la misma, una expulsión que diezmó al Oviedo, todavía más amurallado. En la falta, Callejón volvió a calzarse las botas italianas y el marco escupió su lanzamiento, que luego se topó Miguel Rubio sin posibilidad de orientación a la red.
Montoro siguió caliente, repartiendo estopa, como en una pugna con Melendo, al borde del descanso. Cervera recuperó entonces las dos líneas de cuatro sacrificando a Obeng. El Granada se instaló en campo rival tras la reanudación, aunque superar la frondosa arboleda le costó trabajo. Lo intentó con tiros lejanos de Miguel Rubio y Perea que alejó Braat. Karanka alteró mecanismos al filo de la hora de partido con Puertas y Uzuni. Desaparecieron Bryan y Callejón, con el albanés acompañando a Molina en el área ajena, pero seguían sin encontrar la manera de superar la última atalaya de los asturianos. Cada avance organizado de los nazaríes se consumía en los últimos metros.
Puertas fue el siguiente en intentarlo, de nuevo desde el exterior de los aposentos de Braat. De nuevo el almeriense procuró algo centelleante en una subida a la carrera, pero la zaga local continuó rebañando. Si no, sobresalía Braat, como en un cañonazo de Perea, que no es de correr, pero tiene clase y mala uva con la derecha.
La desesperación se extendía una vez más, nueve partidos de quince sin marcar. Karanka ultimó renovando la banda izquierda. Quitó a Neva y Perea, metió a Silva y Arezo, lo que sirvió para que Uzuni se escorara en la zurda, pero lo que pasó fue la peor de las pesadillas. En una acción aislada, el Oviedo sí lo vio claro. Un centro desde la derecha que Enrich, que sí fue revulsivo, ajustó de espuela a la red para provocar el colapso de los nazaríes. Una vez más, mandíbula de cristal de los rojiblancos, que no pudieron con Braat y dejaron a su preparador a los pies de los caballos. Al albur de la directiva, que ve que la zona noble se aleja sin remedio y que algo tendrá que hacer en consecuencia.
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