Lección... ¿aprendida?

Granada merecía tener por primera vez al fútbol y al baloncesto en la máxima categoría. Es una ciudad con mucha tradición en ambos deportes. Nunca ha ocurrido y hubiera sido la felicidad completa. A los chicos del Covirán, que apoyaron a los rojiblancos, hay que felicitarlos por su ascenso a la ACB, a los del Granada CF, no tanto. Si acaso a Karanka, el hombre ha hecho mucho en poco tiempo. El resto no estuvo a la altura, habrá que regañarles, no por bajar, sino por esperar al último momento, como al alumno que estudia la noche previa al examen, da igual que apruebe o no. 'Lo' del básquet es distinto, era para celebrarlo; en el Granada, no lo merecían ni en caso de salvación.

Recuerdo cuando el Oximesa logró la permanencia en la Casilla. Aquel día remontó un 0-2, la primera vez que se conseguía en la máxima división del deporte de la canasta. Eduardo Clavero, alero, me dijo: «¡Pon una foto mía gigante, grande, muy grande, que ocupe toda la página!», estaba desatado y eufórico. Su compañero Luis Álvarez, el capitán, base y hoy juez de profesión, estuvo más sereno y comedido. Admitió que se podía haber evitado llegar a ese instante límite, eliminado tanto sufrimiento a los aficionados, no estar con el corazón en un puño, en vilo, y que no había motivo ninguno para alegrías desmedidas.

Aquí, en la casa rojiblanca, nadie fue capaz de convencer a Diego Martínez para que se quedara, ni con argumentos ni con refuerzos. También se prescindió de Monterrubio y vinieron Patricia Rodríguez y Pep Boada, esto nos recordó al hermano de Guardiola. En vez de Samper vino Collado, menos mal. El Granada jugó muy mal toda la temporada, fue un coladero y tuvo suerte con los resultados. Se va de Primera tras una gestión de recursos pésima. Aquel entrenador de márketing (Rober Moreno) debió irse mucho antes. Bueno, mejor no haber venido. Esperemos que aprendan la lección.