Leopold Fray's Day

Al regreso del descanso el mediocampo se evaporó, a la pareja de centrales se le abrieron grietas por doquier, los laterales acusaron el desgaste físico y no hubo señales de vida en el ataque nazarí. El Alavés mutó de caniche a rotweiller y se lanzó al cuello del Granada. El Santo de Alpandeire se apareció en el topillo que impidió a Moya marcar a placer, en los guantes de Maximiano y en las botas de Arias, por citar tres milagros concretos de los 17 que se pudieron contabilizar. La afición tampoco acompañó cuando su equipo más necesitaba el calor de su aliento, en una noche que se fue enfriando y que sólo salvó de la congelación la postrera combustión del 2 a 1. Una remontada tan inesperada como que el entrenador había retirado casi toda la carga ofensiva con 1 a 0, dejando a Soro y a Suárez aislados arriba. Ya pasó en Bilbao cuando se privó de minutos a Puertas y al extremo maño.

Los tres puntos deberían generar la calma y la confianza necesaria para analizar, detectar y corregir qué pasó de una mitad a otra. Qué Granada se verá en Cádiz dentro de nueve días: si el doctor Jekyll de los iniciales 45 minutos o el señor Hyde de los últimos. Y por supuesto: oración, cirio, exvoto y peregrinación a Fray Leopoldo.