Tsitaishvili, rodeado de adversarios. Ramón L. Pérez
La crónica

El Levante frena en seco al Granada

Los granotas cortan la racha de triunfos de los rojiblancos, víctimas de dos despistes fatales en el primer tiempo, para después estrellarse una y otra vez con la protección visitante

Rafael Lamelas

Granada

Domingo, 27 de octubre 2024, 23:07

El Levante frenó en seco al Granada en Los Cármenes. Se acabó la racha inmaculada del Granada de Fran Escribá en la conclusión del primer ciclo con tres partidos del curso, que ha sido agotador. No hubo un quinto triunfo consecutivo, víctimas los rojiblancos de ... dos despistes fatales en el primer tiempo, para después estrellarse una y otra vez con el sistema de protección de los granotas. Solo Ricard pudo quebrarlo, pero ya está.

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Los locales toleraron demasiado a un contrincante tan reputado. Una ventaja de 0-2 es una concesión enorme para un adversario que se mueve como pocos con el luminoso a favor; encima, su retaguardia funcionó como una máquina casi perfecta. Andrés Fernández apenas tuvo una parada de mucho mérito. Lo demás, acabó siempre alejándose de sus palos.

Granada CF

Mariño; Ricard Sánchez (Rubén Sánchez, m. 71), Miguel Rubio, Oscart Naassei, Brau; Martin Hongla, Gonzalo Villar (Manu Trigueros, m. 71), Tsitaishvili (Reinier, m. 46), Pablo Sáenz (Corbeanu, m. 83); Lucas Boyé (Siren Diao, m. 87) y Myrto Uzuni.

1

-

2

Levante UD

Andrés Fernández; Andrés García, Elgezabal, Dela, Marcos Navarro (Xavi Grande, m. 92); Kochorashvili, Oriol Rey, Carlos Álvarez (Fabricio, m. 72), Pablo Martínez (Sergio Lozano, m. 72); Morales (Óscar Clemente, m. 82) e Iván Romero (Espí, m. 92).

  • GOLES:

  • 0-1, m. 18: Kochorashvili; 0-2, m. 31: Pablo Martínez; 1-2, m. 58: Ricard Sánchez.

  • ÁRBITRO: Palencia Caballero (comité vasco). Amonestó al local Hongla (m. 52); y a ninguno entre los visitantes.

  • INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 12 de LaLiga Hypermotion, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante 12.781 espectadores.

Escribá buscó en Oscar a su particular Cubarsí. Del central se reconocía su velocidad y su desparpajo con el balón, pero quedaba el chequeo con delanteros del nivel de la categoría. Magnífico en el corte y en varios traslados en largo, el chico pareció llevar 100 partidos y no uno con el primer equipo. Ha levantado el brazo en circunstancias complejas. Seguro que contará más en adelante.

En lo demás, más o menos lo previsto en el plan original del técnico, aunque al principio faltó mucha profundidad y el resultado le derivara a rescatar el rombo , ya con 0-2 en el marcador. Tampoco sirvió el giro del sistema para inquietar a un Levante que sobrevivió con su ventaja a buen recaudo.

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El equipo empezó asentándose, con una carrera prodigiosa de Oscar con Iván Romero. En situaciones de carrera es difícil escapar del joven ghanés. Los rojiblancos atacaron con reiteración por la derecha, sobre todo en las botas de Ricard, no siempre fino para conectar. En el primer centro, sí remató Boyé, pero tan incomodado que le salió fatal, sencillo para Andrés Fernández.

De Calero se reconoce que hace conjuntos de piel dura y que es un entusiasta del laboratorio para el balón parado. En cada córner se inhalaba la sensación de que algo tramaban. Sus piezas mantenían un orden prusiano en defensa, pero se deslizaban por los espacios libres con soltura, como si no le costara al Levante desarmarse y armarse. En un movimiento sorpresivo, Óscar Rey puso un envío para su compañero en la medular, Kochorashivili, que este mandó al cuerpo de Mariño. Primer aviso.

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Más clara fue la oportunidad siguiente del Granada, con Uzuni lanzando una diagonal ante la que Andrés Fernández sacó una mano prodigiosa. Parecía un entremés antes de arrancar el banquete, pero los granotas aprovecharon una flaqueza local para marcar. Carlos Álvarez amagó con sacar en corto desde la esquina, pero en realidad se la dio rápido a 'Kocho', que ajustó abajo el chut. El georgiano golpeó con astucia.

Su paisano en el otro lado no percutía apenas, con regates poco trascendentes y malos envíos al área. Escriba le trató de acomodar en el vértice alto cuando acudió al diamante en el centro, pero tampoco funcionó y en el descanso dejó su sitio a Reinier, que tampoco le mejoro.

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El Granada pasó por un momento de crisis con el 0-1, pese a que el público redobló sus ánimos. Ricard continuó taladrando sin premio y Villar probó tanto desde la frontal como desde el rincón, pero no llegó el gol olímpico.

Deambulaban en el alambre los nazaríes, con un Levante osado en Los Cármenes. En un movimiento envolvente, entrando y saliendo Morales del fuera de juego, el artillero vio entrar a Pablo Martínez, que superó en el duelo a Mariño y sembró de dudas el ambiente. Apenas superada la media hora, 0-2.

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El Granada no se quebró, pero Villar no tenía el día y los de arriba tampoco respondían bien. Hongla quiso levantar el ánimo con sus arrancadas, pero todo moría con balones que silbaban ante Andrés Fernández, pero sin hacer peligrar su integridad. Por contra, cada aterrizaje del Levante era como un trueno. El joven Oscar apuró en cada despeje. Luego tuvo un error menor que fue subsanado.

Reinier saltó tras el intermedio, por el centro, detrás de los puntas, pero los golpeos de la reanudación fueron levantinistas, sobre todo en un remate del menudo Carlos Álvarez que atajó con buena colocación Mariño. El Granada seguía obtuso, poco profundo, menos intenso que su rival.

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Con un cabeceo, Reinier intentó recortar diferencias, pero no es su mejor suerte. Iba a ser Ricard, catalizador ofensivo desde el lateral, el que quitaría nudos al enredo. Percutió y tocó hacia Villar, que se encontró con la resistencia de Andrés, pero el exrojiblanco dejó el esférico sin dueño y Ricard lo usó como munición para el 1-2.

Boyé tuvo en su testa el empate, tras una rosca de Villar, ya con el Levante en modo conservador, con un ojo en el reloj. Mariño interrumpió de milagro una contra que buscó finalizar Iván Romero, tras un riesgo de Hongla.

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Saltaron Rubén Sánchez y Manu Trigueros. El Granada tendió a empotrar al Levante, sobre todo con la energía del lateral, pero los granotas parecían inabordables. Escribá acudió a Corbeanu y Siren Diao, invocando la épica ante la ineficacia en ataque. Nada brotó, como si la pólvora se hubiera humedecido con las lluvias previas. En algún momento tenían que llegar las turbulencias. Un tropiezo del que aprender que cualquier relajo en Segunda supone quedarse sin blanca ante el más pintado.

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