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Fran Rodríguez
Granada
Viernes, 20 de noviembre 2020, 02:02
Luis Suárez tendrá este domingo frente a sí una camiseta blanquivioleta que le traerá irremediablemente buenos recuerdos. Defendió durante una temporada el escudo del Valladolid en su conjunto filial, el Promesas. Allí, tras un inicio muy complicado en Segunda B, logró explotar en el goleador que no terminó de ser un año antes en el entonces aún Granada B. Los once goles y la salvación que logró para los vallisoletanos le abrieron las puertas de una nueva cesión. Esta vez sí, un salto de categoría; al Nástic de Tarragona.
En la quinta jornada, el Valladolid Promesas estaba al fondo de la tabla y el club destituyó a Carlos Pérez, poniendo el futuro en manos de Miguel Rivera. «Cuando llegamos, él estaba como los demás compañeros, superado por la situación, pero él tenía la imperiosa necesidad de triunfar y eso jugó a su favor», explica el técnico a IDEAL. «Sólo teníamos que marcarle el camino, se le apoyó mucho. Hubo un partido en que generamos muchas ocasiones pero él no las finalizaba. En el descanso pensó que le íbamos a cambiar, pero le mantuvimos e hizo dos goles. Fue quitarle la espoleta a esa bomba deportiva que luego no hizo más que crecer», anota Rivera.
Los jóvenes blanquivioletas fueron remontando la mala marcha inicial, apoyados en las cualidades cada vez más perceptibles en el delantero colombiano. «La velocidad, las ganas, inteligencia para situarse en el área o romper al espacio. Era y es muy completo», refiere el técnico sobre Suárez. En aquel plantel había otros grandes proyectos de futuro, como el central Mohammed Salisu, objeto de un cuantioso traspaso este mismo verano, al igual que Luis Suárez.
El 6 de mayo de 2018, el filial del Valladolid se jugaba la permanencia a una carta ante la Gimnástica Segoviana. «Se colocó entre los centrales, se ubicó para hacer un gran gol que era media salvación», refresca Rivera sobre aquel 0-1 que dio carpetazo a un año complicado, pero que al delantero colombiano le abrió las puertas de Segunda. De hecho, una semana antes ya había ido convocado con el primer equipo del Valladolid a Oviedo, donde no jugó. Ese verano, alertados por los 11 goles y la voracidad de aquel ariete obsesionado con el gol, el Nástic le dio la primera oportunidad de su carrera en el fútbol profesional. Devoró el Nou Estadi y La Romareda y ahora quiere hacerlo con Los Cármenes, estrenándose en Liga ante un rival al que conoce bien.
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