La maldición de Boyé fuera

De nada valió la gallardía de Boyé, a quien no le tembló el pulso en el Heliodoro Rodríguez López pasada la media hora como no le tembló ya contra el Sporting en Los Cármenes aunque fallara un primer intento para luego acertar con la repetición. Marcó además con dos dedos de la mano derecha entablillados y desangrándose por el codo izquierdo, como si hubiera aplastado con él un bote de kétchup, algo que pasó afortunadamente desapercibido tanto para el árbitro de campo como para los de la sala VOR de Las Rozas.

Boyé amplió sus fronteras con ese octavo gol en Liga tras quedarse en siete durante sus tres temporadas en Primera con el Elche, aunque en la 2020/21 sumase otro bingo en la Copa del Rey. Ni tan siquiera alcanzó esa cifra con el Granada en la pasada. De cara al presente curso, en Segunda, el argentino sabía que tenía que batir ese reto y alcanzar los dos dígitos. Con la debacle en Tenerife, sin embargo, a los rojiblancos les hará falta algo más que eso incluso para seguir aspirando al ascenso.

Referencia del ataque en solitario por segunda jornada consecutiva debido al desplazamiento de Stoichkov a la banda derecha, con Tsitaishvili ya en el banquillo tras volver de Georgia, Boyé volvió a recibir más apoyo de Abde Rebbach por la izquierda pese al desgaste de su compañero gaditano en defensa mientras estuvieron sobre el campo. El argelino salió muy participativo tras sus desaires a Fran Escribá, y respondió provocando el penalti que permitió al Granada adelantarse al gol que le anularon por el saque de esquina que a Sergio Ruiz se le fue por línea de fondo. Con todo, luego le faltó finura para ampliar la ventaja antes del descanso tras un envío desde su casa de Mariño.

Sacrificado una vez más, Stoichkov trató de aparecer en ataque por donde suele generar peligro pero los trayectos de la banda al área se le hicieron demasiado largos. No llegó de cabeza a un centro de Rebbach desde la izquierda nada más empezar y le faltó veneno luego tras una recuperación de Manu Trigueros sobre la frontal del área. Al centrocampista terminó brindándole un envío desde línea de fondo con la colaboración de Boyé que tuvo que repeler Edgar Badia. Al poco de reanudarse el juego tras el descanso, desaprovechó bajo el larguero un balón muerto tras un disparo del otro fichaje invernal procedente del Alavés que repelió un futbolista del Tenerife en el área.

Nadie podía prever por entonces que Yann Bodiger aplicaría a la tercera la ley del 'ex', señalándose el escudo para celebrarlo incluso. Boyé tiró de repertorio para asistir a Gonzalo Villar primero y para fabricarse su propia ocasión después, pero al murciano se le fue largo un disparo cruzado y él se topó con el pecho de Edgar Badía. Lo peor, sin embargo, estaba por llegar. Sin Manu Lama al corregirse un penalti pero con el castigo inmediato de Luismi Cruz ya sin Stoichkov ni Rebbach, los rojiblancos se quedaron mudos pese a los heroicos esfuerzos del argentino maldito.